Entrevista con A. Bernabeu, abogada de las víctimas

“La condena de Ríos Montt es vital porque ayuda a ampliar el derecho internacional”

La premio Nobel Rigoberta Menchú se abraza a una víctima al conocer la condena.

Lucía El Asri

Almudena Bernabeu atiende a infoLibre desde San Francisco (Estados Unidos), donde reside. Allí es temprano, pero a esa hora Ríos Montt, el genocida guatemalteco, ya está en la cárcel. Y eso lo cambia todo. Para el equipo jurídico del que Bernabé forma parte significa la culminación de años de esfuerzo para conseguir que se haga justicia. 

Pregunta: ¿Qué significa esta sentencia para el derecho internacional?

Respuesta: La sentencia es vital porque ayuda a ampliar el derecho internacional y de derechos humanos, si tenemos en cuenta que ha tenido lugar en su tribunal nacional. Guatemala ha utilizado a su propio tribunal para juzgar a su propio dictador, esto es, sin duda, algo histórico. 

P.: ¿Hay otros procesos abiertos contra genocidas en otros países a los que pueda servir de guía?

R.: En la región hay muchos procesos abiertos a militares y políticos por procesos de conflicto interno. En unos países más que en otros, y con jueces más valientes que otros, pero nadie tenía tanta importancia genocida como Ríos Montt. La población de Guatemala ha estado siempre muy reprimida. Es complicado encontrar un caso tan similar, aunque puedan encontrarse situaciones parecidas en otras partes del mundo. Es cierto que hay esfuerzos para procesar a otras cúpulas militares de otros países, pero no a este nivel.

P.: ¿Qué cree que ha hecho posible esta victoria en particular? ¿Las pruebas? ¿Un cambio en la perspectiva de la justicia?

R.: Un poco de todo. Este trabajo ha sido desarrollado por un gran equipo formado por mucha gente en varios países. Pero el valor principal lo han dado las propias víctimas y sus representantes que desde 1999 buscan justicia. En 2006, un equipo de abogados trabajó para presentar al nº1 de la Audiencia Nacional de Madrid pruebas que probaran el delito de genocidio que tuvo lugar en Guatemala entre 1982 y 1983. Después del trabajo realizado en España, el caso pudo llevarse a Guatemala gracias a la aparición fundamental de la fiscal Claudia Paz y Paz. Con su aperturismo, se hizo posible que se hiciera un auto de procesamiento el 26 de enero de 2013, y desde entonces hasta el día de hoy hemos seguido luchando para que se hiciera justicia.

P.: ¿Deben resolverse estos asuntos con las justicia de cada país o sería mejor una corte internacional?

R.: Yo creo que ambos casos, las dos son compatibles y complementarias. Es necesaria una corte penal internacional que pueda entrar a investigar y profundizar en el caso, y de hecho yo espero que se ahonde en la investigación de los crímenes perpetrados en Guatemala. Es necesario que siga existiendo una justicia universal, gracias a la cual nosotros pudimos llevar el caso a España. Algo así es importante cuando los propios tribunales, los tribunales nacionales no son capaces o no quieren estudiar un caso. Si no hubiera sido por el trabajo que se hizo desde España, creo que no hubiéramos conseguido nada a estas alturas.

P.: ¿De quién es el triunfo tras la condena de Ríos Montt?

R.: De la gente guatemalteca, de las víctimas. Es un triunfo para el futuro de Guatemala y de las nuevas generaciones, y se debe a la resistencia y fuerza de un pueblo.

P.: ¿Cree que ha llegado tarde?

R.: El momento nunca es perfecto, en un mundo ideal la gente no mataría a sus hermanos. Han sido años de muchos obstáculos, de jueces que dilataban los procesos y el tiempo. No hay un momento adecuado, a veces tienen que pasar muchos años para que la gente deje de sentir miedo y luche, puesto que hay mucha represión, intimidación, y las amenazas son reales. Pero en el fondo, quieres la justicia, da igual cuándo tenga que llegar.

P.: ¿Las víctimas y los familiares de las víctimas pueden estar satisfechos del resultado de su lucha durante todos estos años?

R.: Están celebrando, orgullosos. Ellos fueron quienes se organizaron y tuvieron el valor de lucha y la fuerza suficiente como para que 38 personas fueran a España a testificar, aun cuando muchos de ellos nunca habían salido de sus aldeas. Ellos no lo dudaron, era su obligación testificar a favor de la justicia, y es algo que he visto en pocos sitios.

P.: ¿Cree que esta condena puede abrir el camino para que se juzgue a otros políticos y militares implicados en cuestiones similares en América Latina? ¿Algún ejemplo?

El Constitucional de Guatemala anula la condena al exdictador Ríos Montt

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R.: Yo espero que sirva de estímulo a otros países, pero Guatemala es muy pobre, es un país muy pequeño. Es por ello que lo que acaba de pasar en Guatemala tenga tanta importancia. Es un país donde el poder ha estado unido durante muchos años a la mala Iglesia y al Ejército. El Salvador, nuestro vecino, tiene más posibilidades de hacer este tipo de actos y, sin embargo, se niega, o no ha habido jueces y fiscales valientes. Si hay alguna lección que sacar, es esta. Otros países de la región deben hacerlo, es una lección pendiente, puede ser un buen ejemplo para todos.

P.: Estados Unidos de alguna forma hizo oídos sordos a los crímenes que se estaban cometiendo en Guatemala, puesto que no impidió que Israel, por ejemplo, vendiera armas al país, ¿Cree que Estados Unidos debería tener algún tipo de responsabilidad en los crímenes que tuvieron lugar en Guatemala? ¿E Israel? ¿Y el resto de la comunidad internacional?

R.: Sin duda Estados Unidos no solo permitió que esto ocurriera en Guatemala o El Salvador, sino que tenía importantes intereses económicos, especialmente relacionados con las bananeras y cañas de azúcar. Pero lo más importante es que Estados Unidos en Guatemala orquestó un golpe de estado que, como en Chile, acabó en la década de los cuarenta con alguien que había sido elegido por el pueblo (en el caso de Guatemala, EEUU colaboró para derrocar a Jacobo Árbenz). Fue la primera acción directa de Estados Unidos. Estados Unidos le debe una gran lección de responsabilidad al mundo, y de hecho, tiene una gran deuda con el pueblo americano. No hay hipocresía de la sociedad americana, pero los poderes políticos nunca han querido que la justicia de los otros pueblos se lleve a los tribunales. Yo no sería muy crítica con la comunidad internacional, porque sí que ha habido interés para ayudar a Guatemala. Lo que ocurre es que se trata de un país muy complejo, con una sociedad destruida por el conflicto, y crimen organizado, y narcotráfico. Todas estas circunstancias hacen más compleja su situación.

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