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'Corona-news': El poder destructor del covid-19, la recuperación que no llega y el amor confinado

Dos personas rezan en un cementerio de Nueva York (Estados Unidos).

infoLibre resume semanalmente las informaciones más interesantes sobre el covid-19 publicadas en la prensa internacional. Esta es nuestra selección de hoy.

El poder destructor del covid-19 (The Washington Post)

El coronavirus no es "una gripe", está ya claro para la mayoría, pero tampoco es un agente infeccioso que solo ataca al sistema respiratorio. El virus provoca una enfermedad muy peligrosa que se manifiesta en el cuerpo humano de múltiples maneras, y los investigadores aún están descubriendo cómo ataca y qué órganos se ven afectados. The Washington Post recoge en un reportaje los últimos descubrimientos de los doctores sobre su enemigo. "A menudo ataca los pulmones, pero también puede atacar desde el cerebro hasta los dedos de los pies. Muchos médicos se centran en tratar las reacciones inflamatorias que desencadena y su capacidad para causar coágulos sanguíneos, incluso mientras están luchando para ayudar a los pacientes a respirar".

La Organización Mundial de la Salud ya ha recogido más de 16.000 informes científicos sobre el covid-19. Pero aún no es suficiente. Aún no se sabe cómo es posible que un virus de la misma familia que otros que ocasionan simples resfriados es capaz de manifestarse de tantas maneras distintas. Los síntomas son demasiado amplios: erupción violeta en la punta de los pies, debilitamiento del músculo cardiaco y arritmias peligrosas, coagulación inesperada de la sangre o daño a los pulmones… sumados a una respuesta hiperactiva del sistema inmunitario, que en muchas ocasiones termina complicándolo todo. "Nuestra hipótesis es que covid-19 comienza como un virus respiratorio y mata como un virus cardiovascular", afirma Mandeep Mehra, profesor de Medicina en Harvard. Pero probablemente se necesiten años para saber cómo funciona exactamente el causante de la pandemia que tiene a medio mundo de rodillas.

La recuperación que no llega (The New York Times)

Algunos síntomas del coronavirus pueden durar mucho más tiempo que la presencia del agente infeccioso en el cuerpo. En el norte de Italia, explica The New York Times, el tema de conversación en las calles está virando a cómo algunos pacientes siguen, meses después de contagiarse, con dolores y cansancio, aunque aparecen en las cifras oficiales de recuperados. El país alpino, uno de los primeros en enfrentarse a la pandemia, está ahora a la vanguardia a la hora de detectar y analizar a pacientes que llevan muchos meses sufriendo las consecuencias de la enfermedad.

"Muchos italianos se han familiarizado dolorosamente con la forma en que la infección puede persistir durante semanas, los síntomas pueden persistir durante semanas más y la recuperación completa puede demorar aún más, si alguna vez llega", explica el reportaje. Muchos italianos volvieron al trabajo con la seguridad de estar inmunizados y se encontraron con la desagradable noticia de que el cuerpo no les respondía. Los estudios, como se ha explicado en la pieza seleccionada anterior, están reportando daños hepáticos, neurológicos y cardiovasculares. Algunos efectos secundarios podrían, incluso, ser de por vida. Algunos afectados están describiendo cómo, cuando pasa lo peor de la enfermedad, tienen días en los que sienten un abrumador cansancio y una sensación de "huesos rotos". Muchos necesitan volver al trabajo cuanto antes y no pueden. Otros, simplemente, quieren volver a estar bien.

"Deja algo dentro de ti", explica una afectada sobre el virus. "Y nunca vuelves a ser como antes".

El amor confinado (The Economist)

Lo normal sería esperar que, en una época de incertidumbre y confinamiento, las visitas a las aplicaciones de contactos descendieran. Pero en muchos países han aumentado, según lo recogido por The Economist. Y sus gestores están descubriendo nuevas rutinas sorprendentes. Ante la imposibilidad de quedar en persona, la duración de conversaciones en plataformas como Tinder está aumentando un 30%. Los interlocutores invierten más tiempo en conocerse, y eso, explican los expertos consultados por el periódico, puede repercutir en relaciones más duraderas y emocionalmente intensas, más profundas que las del sexo casual.

El aislamiento está mejorando las vidas emocionales de los millennials, al menos de los pacientes que trata, asegura el psicólogo radicado en Manhattan Merav Gur. Los que sentían antes de la pandemia la necesidad de mantener sexo casual ahora no la tienen. Y los que estaban acostumbrados a ir de flor en flor ahora invierten más tiempo en abrirse ante sus potenciales parejas y en escuchar a sus interlocutores. Incluso los que antes lamentaban la frialdad de este tipo de aplicaciones han notado que ahora las personas con las que hablan son más amables y responden mejor que antes. También se ha registrado que los usuarios son más proclives a practicar videoconferencias, incluso con quien acaban de conocer en línea. Antes, su uso estaba prácticamente reservado a relaciones a distancia o contactos profesionales.

"Donde se levantan los bloqueos, las antiguas formas están volviendo". En China o en Irán los restaurantes se llenan de reservas para dos y en los parques no es difícil encontrar a parejas acarameladas. Muchos, probablemente, se hayan conocido durante el confinamiento. Hay experiencias que Internet no puede reemplazar.

Trump, vacunas y cooperación (The Guardian)

La búsqueda y la distribución de una vacuna contra el coronavirus ocupará los titulares de la prensa nacional e internacional durante mucho tiempo. En el pasado corona-news ya explicábamos todas las barreras que hay que sortear. Pero hay otra amenaza que no mencionaba aquel artículo y que sí desgrana este de The Guardian: la falta de cooperación internacional. Estados Unidos, con la administración Trump a la cabeza, se está desmarcando de los esfuerzos conjuntos para encontrar cuanto antes el remedio y poder aplicarlo a toda la población que lo necesite.

El país norteamericano no envió representación a una cumbre virtual que juntó a Reino Unido, China, Canadá, Turquía, Arabia Saudí, Japón, numerosos países africanos, la Unión Europea y la Organización Mundial de la Salud. Por ahora, parece que pretenden hacer la guerra por su cuenta, lo que tiene poco sentido en una pandemia global. "Presenta un desafío global por excelencia, dicen los expertos. Incluso una buena vacuna podría no conferir inmunidad a largo plazo, lo que significa que el virus no será derrotado en ningún lado hasta que sea derrotado en todas partes", explica el reportaje.

Pese a la actitud de su Gobierno, los laboratorios que están trabajando en suelo estadounidense, algunos de ellos de los más avanzados del mundo y que podrían encontrar la fórmula antes que nadie, sí que están cooperando con sus colegas en otras partes del mundo, del mismo modo que la acción climática sigue avanzando en Estados Unidos a pesar del negacionismo de Trump. Y con respecto al objetivo de alcanzar la vacuna en 18 meses, los virólogos consultados aseguran que es posible, pero con mucha cautela: la ciencia suele fallar, y los científicos detrás de ella también.

El inesperado liderazgo de Australia (The New York Times)

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Los gobernantes de los países considerados "desarrollados" se están moviendo para investigar y entender el origen de la pandemia y si se pudo haber contenido mejor para evitar tantas muertes y dolor. Pero China está a la defensiva y los Estados Unidos parecen más concentrados en criticar a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en solucionar su crisis interna que en liderar un esfuerzo real. Por lo que ha surgido una cabeza visible inesperada: Australia, cuyo Ejecutivo está manteniendo conversaciones con otros países para intentar articular una coalición que supere la cerrazón del gigante asiático, recoge The New York Times.

"Solo queremos saber qué sucedió para que no vuelva a suceder", dijo el pasado viernes el primer ministro australiano, Scott Morrison, describiendo sus conversaciones con otras naciones. Ha surgido un grupo de trabajo con un elenco rotativo de líderes que intenta superar las "bravuconadas" de Washington y Pekín. Están Austria, Dinamarca, Grecia, Israel, Singapur y Nueva Zelanda. Australia también está hablando con India, Japón, Corea del Sur y Vietnam. Sin embargo, el papel referente del país oceánico puede verse debilitado por dos vías. Por un lado, su dependencia económica de China, que ya ha amenazado con restricciones y vetos comerciales si sus vecinos del sur se entrometen demasiado. Y por otro lado, afirman los analistas, la tendencia del gabinete de Morrison por intentar agradar continuamente a Trump, lo que le resta independencia. El tiempo dirá si los obstáculos no son definitivos.

Bonus track: este reportaje del Der Spiegel sobre los trabajadores migrantes en las monarquías petroleras del Golfo Pérsico. La práctica esclavitud no es precisamente un buen punto de partida para afrontar una pandemia. Esta dura crónica en The Washington Post de una enferma de covid-19, que, por ahora, no está logrando superar la enfermedad. Por si alguien sigue prefiriendo infravalorar la amenaza. Y este análisis histórico de Politico: la lucha contra el coronavirus no es como la II Guerra Mundial (una comparación muy de moda en Estados Unidos), entre otros factores porque por entonces tasar a los ricos no estaba mal visto. Al revés.

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