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'Corona-news': el muro de las lamentaciones chino, la redención del pangolín y la relajación de los alemanes

Li Wenliang.

infoLibre resume semanalmente las informaciones más interesantes sobre el covid-19 publicadas en la prensa internacional. Esta es nuestra selección de hoy.

El muro de las lamentaciones chino (the New York Times)

The New York Times se hace eco de una noticia curiosa y emocionante a partes iguales, acompañada de un gran trabajo multimedia que se puede consultar aquí (el periódico estadounidense ofrece sus noticias sobre el coronavirus en abierto durante la crisis sanitaria). El doctor Li Wenliang falleció a los 34 años de edad en Wuhan: fue noticia, además de por ser uno de los primeros muertos por covid-19 a una edad temprana, por haber sido uno de los que primero dio la voz de alarma sobre el azote de una "neumonía de origen desconocido" en la ciudad china. El Gobierno del gigante asiático lo silenció. Los ciudadanos del país le rinden tributo a diario de una sorprendente manera.

La última publicación de Wenliang en Weibo, "el equivalente aproximado a Twitter de China", es del 1 de febrero. Anunciaba que había contraído el covid-19. Cinco días después falleció. Desde entonces, miles de chinos responden a diario a su mensaje. Sin discutir entre ellos ni polemizar. Simplemente, comparten sus pensamientos, su rutina, se mandan palabras de ánimo o le desean un buen tránsito en el más allá. Algunos creen en la reencarnación y le desean que haya adoptado el cuerpo "de un bebé guapo".

Wenliang se ha convertido para muchos chinos en un héroe, un mártir, una persona normal y corriente que dio su vida contra el coronavirus y que fue víctima de la censura y la represión de su Gobierno. Y a través de su último mensaje, los ciudadanos hacen visible que el doctor sigue muy presente en su memoria. Algunos lo llaman "el muro de las lamentaciones chino". "Puede ser el lugar más amable en un Internet chino a menudo polarizador y combativo. Las personas escriben sus pensamientos y se van. Cuando se responden entre sí, dejan abrazos digitales y aliento. Lloré mientras leía los comentarios. Encontré la experiencia catártica", explica el periodista de TheNew York Times.

La redención del pangolín (The Guardian)

Diversos estudios recogidos por The Guardian apuntan a que, al contrario de lo que se ha publicado, el pangolín podría no ser el animal del cual saltó el SARS-Cov2 a los humanos. Hay cierto consenso en que es "probable" que el virus se originara en murciélagos, pero el camino que siguió hasta el homo sapiens es aún incierto. Hay dudas, incluso, sobre el papel del famoso mercado de Wuhan en el que se comercializaban animales vivos.

El pangolín, según un estudio chino citado por el periódico británico, ha sido descartado como intermediario, porque las muestras de virus similares tomados de pangolines carecían de una cadena de aminoácidos que se ve en el virus que ahora circula en humanos. Otros investigadores son más cautos y no descartan que este animal, el mamífero más comercializado ilegalmente en el mundo, fuera el culpable, pero señalan que otras muchas especies cumplen los mismos requisitos para haber funcionado de paso entre el murciélago y el humano: gatos, búfalos, vacas, cabras, ovejas o palomas.

Con respecto al mercado de Wuhan, las dudas se asientan sobre el análisis de los primeros 41 pacientes de covid-19 publicado en la revista médica The Lancet. 27 de ellos tenían "exposición directa" al lugar: pero el primer caso conocido de la enfermedad no. "Esta podría ser otra razón para dudar de la historia establecida", afirma el periodista, aunque la mayoría de los expertos consultados mantienen que lo más probable sigue siendo que el brote surgiera en dicho espacio.

Los alemanes se relajan (Der Spiegel)

Google está analizando los datos anónimos de movilidad de millones de ciudadanos de todo el mundo para ofrecer información sobre cómo se están aplicando las restricciones que están aplicando los Gobiernos. En España, refleja, los movimientos de los ciudadanos han caído bruscamente y no se han detectado incidencias significativas. Pero el caso de Alemania, donde la empresa Teralytics se ha encargado de un estudio similar, arroja una conclusión preocupante: los germanos se han relajado y cada vez salen más de casa, sobre todo en el este del país, como recoge Der Spiegel. Desde que se decretó el confinamiento total, los registros de movilidad cayeron bruscamente, pero en los últimos días de marzo se detectó un cambio de tendencia que se ha confirmado durante la Semana Santa.

A finales de marzo, el descenso en la movilidad de los alemanes era del 37% comparado con las mismas jornadas del pasado año. La bajada era del 40% cuando se impuso el confinamiento más duro. Pero la cifra se redujo hasta el 27% en el pasado sábado y llegó al 22% el Domingo de Resurrección, un día que fue especialmente soleado en Alemania. El cambio es aún más significativo en regiones del este que registran cifras menores al 20%. Según los expertos consultados por Der Spiegel, el clima tuvo que ver, pero también el cansancio de los ciudadanos ante un confinamiento que se alarga más de lo que tenían previsto.

Muchos alemanes creen que, siempre que se mantengan las distancias de seguridad adecuadas, no hay problema con salir de casa. En Alemania, de hecho, está permitido salir a hacer deporte o a pasear, incluso en parejas. Pero el rotativo germano recuerda estudios epidemiológicos que advierten que esta relajación puede "destruir" la contención del virus lograda hasta ahora.

La situación de los indocumentados en Estados Unidos (The New Yorker)

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El coronavirus es cuestión de clase: los sectores más vulnerables y pauperizados de la sociedad son los que más sufren tanto el impacto directo del agente infeccioso como las consecuencias de las medidas de restricción y confinamiento que se están tomando en medio mundo. En ese sentido, la revista estadounidense The New Yorker ha publicado un videorreportaje en el que relata cómo afrontan la reclusión los indocumentados de Estados Unidos, sujetos a varios impedimentos: no pueden permitirse el lujo de quedarse en casa porque necesitan trabajar, pero al no tener papeles no tienen derecho a seguro médico.

La situación, relata la revista, es difícil para los diez millones de indocumentados que habitan el país norteamericano. Muchos de ellos llevan más de diez años en EEUU, pero aún no tienen papeles. Durante la crisis, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas ha prometido que se abstendrán de llevar a cabo operaciones cerca de centros médicos, pero ellos siguen teniendo miedo a ser identificados y deportados. Un temor que ha existido siempre y al que ahora se le suma la incertidumbre y la amenaza de la enfermedad.

El vídeo relata el día a día durante la crisis sanitaria de E.C., que llegó a Nueva Jersey desde Guatemala hace años. "Si está afectado por la enfermedad, la pregunta para él no será cuándo buscar atención médica, sino si buscarla: tendrá que sopesar cuidadosamente los riesgos de quiebra económica, deportación o ser detenido y separado de su familia".

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