Inmigración

El Gobierno húngaro espera terminar la valla con Serbia en noviembre

El Gobierno húngaro espera terminar la valla con Serbia en noviembre

El Gobierno de Hungría espera completar antes de noviembre una valla de cuatro metros de alto en su frontera con Serbia para detener el flujo de inmigrantes ilegales, según informó Antal Rogan, diputado del partido gobernante Fidesz.

Hungría forma parte de la zona Schengen de la Unión Europea en la que los ciudadanos pueden viajar de un país a otro sin necesidad de visado, por lo que resulta atractiva para aquellos inmigrantes que desean cruzar a Europa desde los Balcanes. En lo que va de 2015 se han registrado más de 80.000 entradas frente a los 43.000 del año anterior. La mayoría de ellos son pobres o vienen de países en guerra como Siria, Afganistán o Irak.

La cifra de quienes intentan alcanzar Europa a través de Hungría podría ir de los 200.000 a los 300.000 este año, declaró Rogan en una entrevista publicada este viernes por el diario Maygar Hirlap y recogida por Europa Press. "Por tanto, está más que justificado completar la verja a lo largo de la frontera serbo-húngara tan pronto como sea posible, para noviembre", añadió el diputado.

Los refugiados perdidos de la ruta de los Balcanes

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El tema ha sido altamente politizado, entre otras cosas por el cartel publicitario que ha levantado el Gobierno pidiendo a los inmigrantes que respeten las leyes húngaras, y avivando el temor entre los ciudadanos a que los extranjeros les arrebaten el trabajo. "Puede haber debates sobre esto, pero personalmente creo que no hay mejor solución", afirmó Rogan. La construcción de los 175 kilómetros de valla –que ha despertado quejas en Serbia y la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)– comenzó a principios de julio.

Rogan recordó otros ejemplos, como la valla en la frontera entre Estados Unidos y México o la de Bulgaria. Según el político del Fidesz, la verja podría reducir la entrada de inmigrantes a una séptima parte de los niveles actuales. Los refugios en Hungría y Austria están saturados, y en junio la Policía de Budapest usó gas lacrimógeno para reprimir a los cientos de inmigrantes que luchaban entre sí y se lanzaban piedras en un campamento en la ciudad de Debrecen, en el este del país.

El Parlamento húngaro también ha aprobado una legislación –desafiando las críticas de la ONU– que reduce el tiempo para realizar peticiones de asilo y que rechaza automáticamente las solicitudes de los inmigrantes que ha pasado a través de terceros países que consideran seguros y en los que no han pedido asilo.

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