Los negocios del primo de Isabel II con dos empresarios rusos vinculados al oligarca Boris Rotenberg

Ilustración del príncipe Miguel de Kent, Maxim Viktorov (izquierda) y Sergey Markov.

Tom Stocks, Will Jordan, Graham Stack (OCCRP), Ben Cowdock

El príncipe Miguel de Kent goza desde hace tiempo de cierta celebridad en Rusia. Con un parecido familiar con su pariente lejano Nicolás II, el último zar de Rusia, el príncipe se hizo con un culto entre los monárquicos nostálgicos, que lo colmaban de regalos y lo paseaban en aviones privados.

A lo largo de los años, el primo de la reina Isabel II ha prestado su nombre a todo tipo de entidades, desde organizaciones benéficas rusas para la educación hasta promotores inmobiliarios. Sus credenciales reales supuestamente le dieron acceso al círculo íntimo del presidente Vladimir Putin, contactos que, según The Sunday Times, ofreció vender al mejor postor.

El príncipe Miguel negó en su día tener una relación especial con Putin. Pero ahora se sabe que dos de sus socios han trabajado con asiduidad para oligarcas que figuran entre los amigos más íntimos del presidente ruso desde la infancia.

El príncipe y Sergey Markov, antiguo diplomático y legislador soviético que fue director de la fundación benéfica del príncipe y de varias empresas participadas por él, empezaron a hacer negocios en 2005. Más tarde, el príncipe se asoció con otro empresario ruso, Maxim Viktorov, que en 2012 era asesor del ministro de Defensa del país.

Los tres tomaron participaciones en RemitRadar Ltd., una empresa tecnológica del Reino Unido que prometía enormes beneficios ofreciendo a los trabajadores inmigrantes ofertas de seguros y formas ventajosas de enviar dinero a su país. Tras ser nombrado embajador mundial de la empresa, el príncipe Miguel utilizó su nombre para darla a conocer, al tiempo que actuaba como lobista ante los gobiernos de Oriente Medio y movía los hilos en el Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido. A pesar del sello real de aprobación, RemitRadar no logró despegar.

Una masiva filtración de miles de correos electrónicos y documentos, obtenida por IStories y OCCRP, ha revelado cómo Viktorov y Markov ayudaron al multimillonario Boris Rotenberg, amigo de la infancia de Putin, a sortear los problemas financieros, legales y de reputación causados por las sanciones occidentales. Los correos electrónicos, bautizados como los Rotenber Files (Archivos Rotenberg), revelan que los dos hombres ayudaron a Rotenberg a eludir las sanciones al mismo tiempo que el príncipe Miguel hacía gala de sus credenciales reales para conseguir negocios para sus intereses comunes. Los documentos no sugieren que el príncipe Miguel estuviera involucrado o supiera de ningún esfuerzo para ayudar a Rotenberg a eludir las sanciones. [Puedes leer aquí todas las informaciones de los Rotenberg Files]

En la época en que el príncipe Miguel se convirtió en embajador de RemitRadar, Markov y Viktorov contrataron abogados para descongelar las cuentas de Rotenberg. Unos meses más tarde, cuando el príncipe británico representaba a RemitRadar ante Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, los rusos organizaron una reunión secreta con Rotenberg y el director de un banco luxemburgués en Mónaco.

Dame Margaret Hodge, diputada británica y presidenta del grupo parlamentario Anticorrupción, critica al príncipe por conservar acciones en una empresa junto a Markov y Viktorov en un momento en el que el gobierno del Reino Unido está desalentando los negocios con Rusia tras su invasión de Ucrania.

"La idea de que [el príncipe Miguel] pueda actuar de una manera contraria a la política exterior británica y al enfoque del gobierno del Reino Unido es totalmente reprobable", dijo Hodge, en declaraciones a los periodistas.

"Debería ser un ejemplo de buenas prácticas. Tiene un deber, su estatus le convierte en representante de Gran Bretaña", concluyó. El príncipe Miguel de Kent es miembro de la familia real.

En respuesta a preguntas de The Times, medio colaborador en esta investigación, Markov negó ser socio de Rotenberg, afirmó que sólo se había reunido con él una vez y aseguró que nunca había recibido dinero de él ni había hecho negocios con él.

"Como angloparlante ayudé a otras personas hace varios años con algunas comunicaciones relacionadas con el deseo del señor Rotenberg de buscar asesoramiento jurídico o explorar relaciones bancarias en la UE", indicó Markov en un correo electrónico.

Viktorov no respondió directamente a las preguntas sobre su relación con el príncipe Miguel o sus inversiones junto a él. Pero señaló que ni él ni ninguna de sus empresas han violado nunca ninguna ley, "en particular, la legislación sobre sanciones de Estados Unidos y la UE". Calificó de "erróneas" las conclusiones de los periodistas.

Tras la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia el año pasado, la UE y el Reino Unido se unieron a las sanciones anteriores de Estados Unidos contra Rotenberg, y el príncipe Miguel se distanció públicamente del Kremlin. Pero sigue siendo accionista de RemitRadar junto a Markov y Viktorov.

El príncipe Miguel declinó hacer comentarios para este artículo. Nick Chance, secretario privado del miembro de la realeza, habló con los periodistas en una entrevista, pero dejó sin responder diversas preguntas.

Embajador Real

El príncipe Miguel irrumpió en la escena rusa en 2004, cuando realizó una gira relámpago por el país como patrocinador de la Cámara de Comercio Ruso-Británica. Los medios de la época describieron cómo el príncipe se fue de fiesta a una mansión y fue "colmado de regalos", incluida una fábrica en Siberia.

Su amigo, el marqués de Reading, le describió como "embajador oficioso de Su Majestad en Rusia".

En junio de aquel año se creó la Fundación Príncipe Miguel de Kent, sin ánimo de lucro, para apoyar programas culturales y educativos en Rusia, respaldada por dos empresas propiedad de los multimillonarios Vladimir Evtushenkov y Dmitry Pumpyansky, ambos sancionados el año pasado como parte de un paquete de medidas del Reino Unido contra los oligarcas rusos tras la invasión de Ucrania.

Dos meses después, Markov fue nombrado director de la fundación.

Para entonces, ya había hecho una larga carrera diplomática. Tras licenciarse en el Instituto de Relaciones Exteriores del Ministerio de Defensa, Markov ocupó puestos en varios países latinoamericanos en los años ochenta y principios de los noventa. En 2012 fue elegido diputado local en el centro de Moscú por el partido conservador Una Rusia Justa, con una campaña anticorrupción que apuntaba directamente al gobierno de Putin.

Sin embargo, mientras Markov estaba en el cargo, según muestran los correos electrónicos, también actuaba para Rotenberg, que ganó miles de millones con contratos estatales gracias a sus vínculos con el presidente.

Nick Chance, el secretario privado, dijo que el príncipe Miguel era mecenas de la Orquesta Nacional Rusa, dirigida entonces por Markov. "Se conocieron por un amor mutuo a la música", declaró a OCCRP.

Las fotos de la página web de la fundación mostraban al príncipe Miguel y a Markov asistiendo a una ceremonia de entrega de una campana de ocho toneladas a un monasterio de la histórica ciudad rusa de Kostromá y reuniéndose con dignatarios en el centro cultural Casa Pushkin de San Petersburgo.

"El nombre [del príncipe] era el principal activo de la Fundación Príncipe Miguel", indicó a OCCRP Evgeniy Aksenov, antiguo empleado de la entidad. Markov apoyó al príncipe cuando visitó Rusia y a menudo le acompañó a reuniones, añadió.

Markov y el príncipe pronto se convirtieron en estrechos socios comerciales. En 2005, los registros públicos muestran que el príncipe Miguel creó una empresa inmobiliaria llamada Arts House con Markov como director.

No está claro cuándo se conocieron, pero Markov y Viktorov, un abogado que hizo el servicio militar con el KGB ruso a principios de los 90, se cruzaron en la fundación del príncipe, donde Viktorov fue miembro del consejo desde 2006, y también en Arts House. La fundación y la empresa de Viktorov pagaron hasta 660.000 dólares (casi 605.000 euros al cambio actual) por la mayoría de las acciones de Arts House, según sugieren los planes de negocio, correos electrónicos y documentos judiciales filtrados.

El príncipe Miguel, Markov y Viktorov tenían planes ambiciosos: Viktorov invirtió en Arts House justo cuando ésta se planteaba construir una sala de conciertos y un complejo hotelero de 150 millones de dólares y 2.300 plazas en el centro de Moscú, aunque finalmente nunca se construyó por falta de fondos.

En la misma época en que Arts House planificaba su sala de conciertos, el príncipe Miguel y Markov se convirtieron en copropietarios de otra empresa rusa de inversión y gestión inmobiliaria llamada New International School of Prince Michael of Kent. El proyecto tampoco llegó a despegar.

En 2011, la consultora del príncipe Miguel, Cantium Services, facturó a Legal Intelligence Group, de Viktorov, 2.500 dólares por trabajos de "consultoría general". Una cadena de correos electrónicos de 2018 muestra a Markov discutiendo un acuerdo, con Chance en copia, que en un momento dado podía hacer ganar a Cantium más de un millón de libras esterlinas (1,17 millones de euros) en "comisiones de estructuración y éxito" por la venta de un fondo en el que participaban Viktorov y Markov. No hay confirmación de que la operación se llevara a cabo. Chance y Markov no respondieron a las preguntas planteadas al respecto.

Privilegio excepcional

El trío también es copropietario de RemitRadar, una empresa tecnológica registrada en el Reino Unido. Markov y el príncipe Miguel se convirtieron en accionistas en 2016, adquiriendo el cinco y el uno por ciento de la compañía, respectivamente (el secretario privado del príncipe Miguel, Chance, también adquirió una participación del uno por ciento). La Fundación de Programas de Inversión, registrada en Rusia y dirigida por Viktorov y su familia, se hizo con otro cinco por ciento dos años después. La empresa de Viktorov, Legal Intelligence Group Limited, también adquirió acciones en 2021.

La empresa tenía otros muchos accionistas, pero Markov se convirtió en consejero delegado y la dirigió.

El objetivo de RemitRadar era proporcionar una plataforma para que las compañías de seguros y las organizaciones de transferencia de dinero llegaran a miles de millones de nuevos clientes, incluidos cientos de millones de trabajadores migrantes. A cambio de compartir sus datos personales, estas personas tendrían acceso a mejores ofertas en remesas e incluso a pólizas de seguro gratuitas.

En un vídeo promocional, el príncipe describió su trabajo para RemitRadar como un impulso a la "inclusión financiera de los trabajadores inmigrantes", pero no habló públicamente de su participación accionarial.

El príncipe Miguel pronto se puso a trabajar utilizando sus contactos para promover el negocio de RemitRadar, tanto públicamente como, según muestran los correos electrónicos filtrados, utilizando sus contactos reales.

A finales de 2017, su fundación organizó un acto de presentación de RemitRadar en Moscú en el que él y Markov participaron como ponentes. Según un memorando interno, la Fundación Príncipe Miguel de Kent estaba incluso facultada para firmar acuerdos con socios en nombre de RemitRadar y así lo hizo, incluso con una filial del banco estatal ruso VTB.

Entre bastidores, el príncipe Miguel también cabildeaba a las monarquías de Oriente Próximo en favor de RemitRadar. Una carta del embajador de Arabia Saudí en el Reino Unido acogía con satisfacción sus propuestas y elogiaba "los esfuerzos de Su Alteza Real por mejorar las circunstancias de las comunidades de trabajadores extranjeros".

Los documentos de la filtración indican que la oficina del príncipe Miguel también se puso en contacto con el príncipe heredero de Abu Dhabi, cuyo subsecretario dijo que su propuesta merecía "más estudio". No está claro qué propuso exactamente el príncipe Miguel, pero los planes de negocio, que aparecen en la filtración, muestran que los Emiratos Árabes Unidos se convirtieron en un mercado prioritario para RemitRadar, con Markov planeando dirigirse a 400.000 trabajadores inmigrantes al mes en el país.

Los documentos muestran que el personal del príncipe movió hilos en el Reino Unido para permitir que Viktorov se uniera al príncipe Miguel y Markov como accionista de RemitRadar. A finales de 2018, el secretario privado del príncipe Miguel se puso en contacto con un alto diplomático del Reino Unido en Moscú, pidiendo que se acelerara la solicitud de visado de Viktorov para que pudiera asistir a una reunión del consejo para finalizar su inversión en la compañía.

"Cualquier cosa que pudiera hacer... se lo agradecería enormemente", escribió Nick Chance en un correo electrónico al diplomático el 26 de noviembre.

Respondiendo el mismo día, el diplomático dijo que había "estado en contacto con el equipo de visados". Dos días después, según muestran los correos electrónicos, Viktorov compró un billete de avión de Moscú a Londres.

Fue en esa reunión del consejo de administración, celebrada en un club privado del lujoso barrio londinense de Mayfair, cuando Viktorov entró en RemitRadar, adquiriendo una participación del cinco por ciento por 111.000 euros a través de Investment Programs Foundation, la fundación dirigida por Viktorov.

"Es total y absolutamente inapropiado que cualquier miembro de la familia real abuse de su posición para intentar acceder o acelerar un visado. Es utilizar su plataforma y su poder para hacer un favor a un amigo. Ofende a la propia integridad y reputación sobre la que se construye y relaciona Gran Bretaña", declaró la diputada británica Hodge a OCCRP.

RemitRadar declaró que "lleva a cabo la diligencia debida con todas las personas y empresas que están asociadas" con ella, y que "no tiene conocimiento de que se haya producido ninguna presión indebida o cabildeo" sobre el visado expedido a Viktorov.

Chance no respondió a las preguntas sobre su papel en el contacto con el diplomático británico en Moscú.

El Departamento de Comercio y Empresa del Reino Unido aseguró que "cuando existe un claro interés nacional, como el apoyo a la inversión interna, se pueden acelerar las solicitudes de visado. El solicitante recurrió a nuestro Servicio de Visados Prioritarios, y su solicitud se tramitó en el plazo habitual de cinco días laborables".

En un ejemplo de la burbuja alrededor de las empresas fintech, Goldman Sachs estimó que RemitRadar valdría 200 millones de dólares en 2018, cifra que crecería a 318 millones de dólares en 2023. En una conferencia de las Naciones Unidas sobre migración en 2018, Markov presumió de que la compañía ofrecía "una solución integral y beneficiosa que funciona para todos, en todas partes."

Pero poco después, las cosas se vinieron abajo.

Un informe de 2019 incluido en la filtración, titulado ¿Dónde ha ido mal?, Markov detalló cómo la relación de RemitRadar con su socio de seguros en Rusia se había roto después de que no lograra llegar a acuerdos con las empresas de transferencia de dinero.

Aksenov, que también trabajó en RemitRadar, explicó a OCCRP que la empresa atrajo inicialmente a varios miles de trabajadores migrantes de Asia Central, pero no pudo conseguir financiación suficiente para continuar. Chance explicó a OCCRP que RemitRadar "nunca llegó a despegar" tras la retirada de uno de sus cofundadores y el azote de la pandemia de Covid-19.

"La empresa se paró en seco", explica.

Chance estaba en el proceso de vender sus acciones, indicó, mientras que Markov y Viktorov están "considerando qué hacer a continuación con la empresa".

Un misterioso socio comercial ruso

Después de que Putin ordenara una invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, el príncipe Miguel dijo que devolvería la Orden de la Amistad que le había entregado el presidente en 2009 y dimitió como patrón de la Cámara de Comercio Ruso-Británica. La página web de la Fundación Príncipe Miguel de Kent, antaño repleta de fotos sonrientes del príncipe y de sus iniciativas benéficas en Rusia, ya no está en internet.

Pero el miembro de la realeza británica no ha cortado del todo los lazos con sus socios rusos.

El príncipe Miguel y Markov siguen siendo accionistas de RemitRadar. La fundación de Viktorov y el Legal Intelligence Group, registrado en el Reino Unido, también siguen teniendo acciones en la empresa. Y a pesar del aparente fracaso empresarial de RemitRadar, consiguió atraer a otro socio comercial ruso. En 2021, un fondo de inversión cerrado ruso llamado Consul compró alrededor del 4 por ciento de RemitRadar.

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Consul, que se creó aproximadamente un año antes de la inversión, está gestionado por la empresa rusa de gestión de activos de Viktorov, Evocorp, pero su verdadero dueño es un misterio: en Rusia, las organizaciones como Consul, denominadas ZPIF, no están obligadas a inscribirse en el registro estatal de personas jurídicas ni a revelar públicamente quién es su propietario.

Las actas filtradas de una reunión celebrada en junio de 2017 en el Banco Central de Rusia enumeran 13 ZPIF gestionadas por Evocorp, todas ellas propiedad de los hermanos Rotenberg o vinculadas a ellos.

Markov declaró a The Times que "ni Boris Rotenberg ni los miembros de la familia Rotenberg tienen participación alguna en RemitRadar, directa o indirectamente".

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