Zohran Mamdani, el candidato que desafía el miedo de los demócratas a su propia izquierda

Es socialista, musulmán, extranjero y Donald Trump lo odia con todas sus fuerzas. Pero también es una estrella de las redes sociales que va a convertirse en alcalde de Nueva York en unos días, el 4 de noviembre, de acuerdo con lo que reflejan todas las encuestas. En un momento de incertidumbre para el progresismo estadounidense después de la incuestionable victoria de Donald Trump el año pasado, un completo desconocido hasta hace apenas cuatro meses ha conseguido entusiasmar a los neoyorquinos, sobre todo a los jóvenes. Y aún así, Zohran Mamdani no ha logrado que su propia formación, el Partido Demócrata, lo respalde: siguen tratándolo como a un apestado, como si no fuese el político de moda de todo Estados Unidos. 

La congresista Alexandria Ocasio-Cortez, una de las poquísimas demócratas que lo apoya, ha asegurado esta semana que no lo entiende. En unas declaraciones a los medios en la puerta del Capitolio, la representante ha dicho que creía que las primarias de un partido servían para dejar atrás las diferencias mediante las urnas, para elegir a un candidato al que apoyar todos y hasta el final. A Ocasio-Cortez le gustaría que estuviese pasando eso con Mamdani –especialmente en un momento en el que el partido se encuentra descabezado, perdido tras la derrota de Kamala Harris–, y cree que sus compañeros deberían haber hecho un esfuerzo por conocer al joven ugandés.

Este viernes, las últimas encuestas daban a Mamdani 18 puntos de ventaja sobre su principal competidor, el también demócrata y exgobernador de Nueva York Andrew Cuomo, que tuvo que dejar el cargo por un escándalo sexual. El socialista ganaría con el 47% de los votos y Cuomo registraría el 29%; les seguiría Curtis Sliwa, del Partido Republicano, con un 16% de las papeletas. Ningún sondeo de los últimos dos meses ha dado a Mamdani menos de once puntos de ventaja sobre Cuomo, y algunos lo han situado hasta 24 por encima.

Pero por el momento, apenas un puñado de demócratas han manifestado su apoyo al probable próximo alcalde de Nueva York. Entre los pesos pesados del partido, solo lo ha respaldado in extremis el líder de la minoría demócrata en el Congreso, Hakeem Jeffries, este mismo viernes. Tras resistirse durante meses, Jeffries ha admitido que mantiene "áreas de desacuerdo" con Mamdani, pero que su compañero ha ganado unas primarias "libres y justas" y que hay que unirse contra la amenaza "existencial" que supone Trump. Hasta ahora, Jeffries era uno de los representantes por el estado de Nueva York que rechazaba hablar sobre Mamdani. El líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, y Kirsten Gillibrand siguen rehusando hacerlo. Sin embargo, aún podrían cambiar de opinión, como también ha sido el caso de la gobernadora del estado de Nueva York, Kathy Hochul, quien se posicionó a favor del candidato el mes pasado y después de meses de silencio.

Entre quienes sí lo han apoyado desde el principio están Ocasio-Cortez, el senador Bernie Sanders –que repetidamente aparece en las encuestas como el político mejor valorado del país–, la senadora Elizabeth Warren y los representantes Pramila Jayapal, de origen indio, y Adriano Espaillat, que presume de haber llegado a Estados Unidos como inmigrante sin papeles.

Porque las propuestas de Mamdani, de 34 años, apelan a la clase trabajadora y a gravar a los más ricos. El candidato presume de que tanto su origen (nació en Uganda, sus padres son indios y llegó a Estados Unidos con siete años) como su formación (fue al instituto en el Bronx y cursó un grado en Estudios Africanos en la universidad, en Maine) y su experiencia laboral (trabajó como agente antidesahucios, ha sido activista por la causa Palestina y después fue elegido miembro de la Asamblea de Nueva York, la cámara de representantes estatal) le han permitido hacerse muy bien a la idea de los problemas de su vecinos, y asegura que va a ponerlos por delante.

De ahí que hable de sanidad y educación públicas para los menores de cinco años, de controlar los precios del alquiler y de crear supermercados públicos que aligeren el coste de la vida a los neoyorquinos, así como que proponga que el autobús sea gratuito en la ciudad. Son medidas que planea costear aumentando los impuestos a los residentes más ricos de Nueva York y a las empresas más grandes. Y para muchos están demasiado a la izquierda. Algunos integrantes del Partido Demócrata temen que si se mueven hacia el progresismo podrían generar una base aún mayor de votantes para Donald Trump y el Partido Republicano. Otros piensan al revés.

“El liderazgo democrático está muy, muy desfasado. Tienen que aprender la lección, pero tengo mis dudas sobre si lo harán”, ha dicho Sanders, un hombre que nunca se ha unido pero sí se ha aliado con el Partido Demócrata y a quien Mamdani se refiere como el político que más ha influido en su carrera. Para él, el joven es el futuro de la formación y sus líderes deberían estar “entusiasmados” por él y sus perspectivas de éxito, y si no lo hacen están revelando lo desconectados que están de los votantes y de la clase trabajadora a la que Mamdani aspira a defender. 

“Si miras las dinámicas de esta campaña, por un lado están las personas mayores votando a Andrew Cuomo, los multimillonarios poniendo millones de dólares en Cuomo, y todo el establishment y los políticos apoyando a Cuomo. Y perdió. Así que o aprendes la lección y dices ‘mmmm, este otro tipo, Mamdani, ha entusiasmado a la gente’, o… bueno, para mí es bastante obvio. Pero ellos probablemente están más dispuestos a hundirse con el Titanic que a moverse en una dirección diferente”, ha opinado Sanders en una entrevista con Politico.

Junto con Ocasio-Cortez, Sanders lleva todo el año organizando mítines a lo largo y ancho del país que han dado mucho que hablar por su gran seguimiento, y ahora trata de subrayar que ellos van a seguir apoyando a los candidatos progresistas que están emergiendo en Estados Unidos, porque está convencido de que solo llevando nueva sangre al partido podrán vencer a Trump. En esa línea, no deja de decir que el futuro del Partido Demócrata está en seguir una senda progresista y en conectar con ese público del que se ha desconectado. “Somos el país más rico de la historia. No hay excusa para que la gente no tenga acceso a viviendas asequibles, a un transporte de buena calidad, asequible y decente, un transporte gratuito”, insiste. 

La deriva judía

Las razones por las que muchos demócratas prefieren que no los relacionen con Mamdani son muchas. Por un lado, el partido no se considera socialista. En una entrevista en 2019, la exportavoz de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi lo dejó claro al asegurar que el socialismo de Ocasio-Cortez y Sanders “no es la opinión del Partido Demócrata”. Por otro, el terror que Mamdani y su anunciada subida de impuestos está provocando en Wall Street no ayuda a que algunos miembros del partido se unan a su causa. Para muchos, su propuesta de aumentar el impuesto a las empresas del 7,5% al 11%, así como la idea de que todos aquellos que ingresan más de un millón de dólares al año tengan que pagar el 2% a un impuesto redistributivo es inaceptable. 

No son pocos los que han dicho que no van a apoyar a nadie en las elecciones a la alcaldía de Nueva York como manera de justificar su silencio. Es el caso del senador Cory Booker, quien empezó a dar que hablar como posible futuro líder demócrata tras romper en marzo el récord del discurso más largo jamás dado en el Senado –habló 25 horas seguidas–. Sin embargo, Booker sí se ha posicionado en el pasado a favor de candidatos a la alcaldía de Nueva York, como en 2009, cuando apoyó al multimillonario Michael Bloomberg, que concurría como independiente. En esta ocasión, Bloomberg ha apoyado al rival de Mamdani, Cuomo.

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Pero, sin duda, otro motivo fundamental para no respaldarlo públicamente es el apoyo de Mamdani a la causa palestina. Este martes, The New York Times publicó una columna que se titulaba "Por qué Mamdani aterroriza a los judíos como yo". El texto defendía que el candidato es antisionista –aunque no antisemita– porque no apoya el derecho a existir del Estado de Israel y porque ha llamado al boicot del país (en mitad del genocidio). Y lamentaba que apoye a los palestinos y no critique “la persecución de los kurdos en Turquía o de los gays en su Uganda natal”, algo que considera fruto de la “indiferencia” de Mamdani hacia los judíos.

El Partido Demócrata lleva demostrando desde hace mucho tiempo que no quiere incomodar a sus votantes judíos. Lo hizo especialmente durante la campaña electoral del año pasado y, en concreto, durante la convención que tenía como objetivo nombrar primero a Joe Biden y finalmente, a Kamala Harris, como la candidata de la formación a las elecciones presidenciales de noviembre: no permitió que se hablase de Palestina. El cambio de posición en las encuestas, que demuestran que los estadounidenses creen que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza, no les ha hecho virar de opinión.

Mamdani también ha dicho explícitamente que cuando él sea alcalde Nueva York arrestará a Netanyahu si pone un pie en la ciudad. En septiembre, Trump impidió que palestinos entrasen a EEUU con motivo de la Asamblea General de la ONU, pero sí permitió que pasase Netanyahu. “Esta es una ciudad donde nuestros valores están alineados con las leyes internacionales, y es el momento de que nuestros actos también lo estén”, ha dicho Mamdani.

Es socialista, musulmán, extranjero y Donald Trump lo odia con todas sus fuerzas. Pero también es una estrella de las redes sociales que va a convertirse en alcalde de Nueva York en unos días, el 4 de noviembre, de acuerdo con lo que reflejan todas las encuestas. En un momento de incertidumbre para el progresismo estadounidense después de la incuestionable victoria de Donald Trump el año pasado, un completo desconocido hasta hace apenas cuatro meses ha conseguido entusiasmar a los neoyorquinos, sobre todo a los jóvenes. Y aún así, Zohran Mamdani no ha logrado que su propia formación, el Partido Demócrata, lo respalde: siguen tratándolo como a un apestado, como si no fuese el político de moda de todo Estados Unidos.