La antiabortista Roberta Metsola se perfila como nueva presidenta del Parlamento Europeo

Roberta Metsola, en una sesión plenaria del Parlamento, en Estrasburgo.

Ludovic Lamant (Mediapart)

Estrasburgo —

Mientras las feministas polacas siguen saliendo a las calles contra la casi prohibición del aborto en el país, el escenario que se perfila entre las paredes del Parlamento Europeo puede darles vértigo. Tras la decisión de los socialdemócratas el martes por la noche de no presentar a un candidato alternativo, Roberta Metsola, una conservadora maltesa de 42 años, es la clara favorita en la votación de mediados de enero para renovar la Presidencia del Parlamento Europeo.

Eurodiputada especializada en asuntos de migración, esta diplomada del prestigioso Colegio de Brujas trabajó como asesora jurídica de Catherine Ashton, exjefa de la diplomacia de la UE, antes de lograr un escaño en el Parlamento en 2013.

Pero es otra particularidad de su currículum la que estos días llama la atención: la diputada del Partido Nacionalista Maltés ha votado sistemáticamente en contra de los textos que garantizan el derecho al aborto.

Por ejemplo, en junio de 2021 rechazó un informe que hacía del aborto un derecho humano. En septiembre se abstuvo de votar un texto que proponía reconocer la violencia contra las mujeres como un tipo específico de delito en la UE. Estas posiciones contrastan con la línea mayoritaria del Parlamento en estos temas desde hace tiempo.

“No entiendo cómo, 40 años después de Simone Veil [presidenta del Parlamento Europeo de 1979 a 1982], podemos aceptar a una presidenta del Parlamento contraria al aborto. El símbolo es desastroso”, opina Manon Aubry (LFI), que codirige el grupo de la Izquierda.

“Es una señal política imposible de aceptar, supone un retroceso en estos asuntos en Europa”, añade David Cormand, eurodiputado de EELV. “La señal política enviada es muy problemática, lo digo como eurodiputada, como mujer”, insiste Aurore Lalucq (PS).

Salvo sorpresa de última hora –en la que siguen creyendo los eurodiputados de todos los partidos–, Roberta Metsola se presentará el 17 de enero frente a otros dos candidatos, Kosma Złotowski, polaco del partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS), y la española de IU Sira Rego. Ninguno de estos dos nombres tiene posibilidades de reunir una mayoría, más allá del apoyo de los miembros de sus grupos (64 y 39 votos respectivamente).

Hasta hace poco, la vida interna del Parlamento parecía encarrilada, tras el acuerdo de “gran coalición” alcanzado en 2019 entre los tres primeros grupos (la derecha del PPE, los socialdemócratas del S&D y los liberales de Renovar Europa) para el reparto de puestos. Entre los tres suman 432 votos de 705. La primera mitad del mandato correspondió a David Sassoli, socialdemócrata italiano del PD, mientras que la segunda mitad correspondió a Manfred Weber, conservador bávaro de la CSU.

Pero Weber sorprendió a todos al anunciar que mantendría su actual cargo de líder de la derecha alemana en el Parlamento, que espera compaginar con el de presidente del partido PPE –que actualmente ostenta el polaco Donald Tusk– a partir de abril de 2022. La retirada de Weber ha reabierto las posibilidades y ha lanzado la hipótesis, por parte del S&D, de conservar la presidencia durante otros dos años y medio.

En una reunión de eurodiputados socialdemócratas celebrada en noviembre, se acordó el escenario de una prórroga del mandato de David Sassoli. El eurodiputado holandés Frans Timmermans, un peso pesado de la Comisión Europea, apoyó el plan. A la presidenta del grupo, la española Iratxe García, se le pidió que explorara las mayorías alternativas, que incluirían los votos de los liberales, Los Verdes y la Izquierda Unida. Los socialdemócratas saben que la dinámica electoral está de su lado, con el éxito del SPD en Alemania en septiembre, y del Partido Democrático italiano en las últimas elecciones municipales.

Si bien el PPE está ahora representado por sólo ocho de los 27 Estados en la mesa del Consejo, sigue ß en el reparto de cargos institucionales en Europa, con las presidencias de la Comisión (Ursula von der Leyen), el BCE (Christine Lagarde) y el Eurogrupo (el irlandés Paschal Donohoe). A ello se sumaría el del Parlamento a partir de enero, cuando el del Consejo, institución que organiza las cumbres europeas, pase a manos de un liberal, el belga Charles Michel.

Este reparto parece todavía más desequilibrado a favor del PPE dado que el partido acaba de verse salpicado por un escándalo de fraude en otra institución que dirige en Luxemburgo, el Tribunal de Cuentas Europeo, tal y como documenta Libération, un asunto que plantea la cuestión de la ausencia de contrapoderes a la hegemonía del PPE en la maquinaria europea.

De vuelta de Roma, donde firmó un “tratado del Quirinal” con Mario Draghi, Emmanuel Macron también parecía bien dispuesto a la idea de mantener a David Sassoli (en contra de lo que sugería Politico, al asegurar que el jefe de Estado apoyaba a Metsola).

“Sassoli parecía tener todas las papeletas hace unos días, excepto el hecho de que no es una mujer. Y luego, nada”, dice una fuente parlamentaria. Iratxe García, que en su día también fue considerada como una posible candidata de consenso, anunció el martes por la noche que su grupo no presentaría una alternativa a Metsola, al afirmar que ni los liberales ni Los Verdes parecían muy decididos.

“Deberíamos haber nombrado a alguien. Pero no estoy seguro de que desde nuestras filas hayamos conseguido elaborar una estrategia muy segura”, ironiza Paul Tang, socialdemócrata holandés.

Se han barajado varias explicaciones internamente: la neumonía que sufrió David Sassoli a principios de otoño, el Covid de Iratxe García a principios de diciembre... Sobre todo, dos fuentes aseguran que Iratxe García, muy cercana a Pedro Sánchez, no ha hecho realmente el esfuerzo de construir esa mayoría alternativa.

En parte, porque este acuerdo a tres bandas (PPE, S&D y Renovar Europa), que tiene la ventaja de la máxima estabilidad, gusta en Madrid, donde el gobierno de coalición ya es muy cuestionado. En parte, porque los socialistas españoles aún no han digerido la gestión de David Sassoli en el caso de Carles Puigdemont, provocando el disgusto de parte de la clase política madrileña.

Internamente, el grupo está dividido. Están los partidarios de David Sassoli (la mayoría de los demócratas italianos), los defensores del respeto a la palabra dada en 2019 a la derecha del PPE (y por tanto dispuestos a votar a Metsola, pase lo que pase) y finalmente los que se niegan a votar a Metsola, por sus posiciones sobre el aborto (entre ellos buena parte de la delegación francesa, que no pesa en los debates, son 6 de 145).

Según nuestras informaciones, los socialdemócratas, tras haber renunciado a desafiar a Roberta Metsola, han obtenido dos vicepresidencias adicionales, y esperan tener voz y voto en la sustitución de Klaus Welle, secretario general del Parlamento, un conservador alemán en el cargo desde... 2009.

“No hay discusiones políticas de fondo, sólo hay acuerdos de pasillo sobre quién ocupará cada puesto, entre el PPE, el S&D, Renovar Europa y también Los Verdes”, critica Manon Aubry.

El asunto Metsola no sólo incomoda a los socialdemócratas. Otros grupos que no han presentado un candidato en esta fase tienen que tomar una posición y están divididos. Es el caso de Renovar Europa, que ahora lidera Stéphane Séjourné, próximo a Emmanuel Macron y que sabe que el asunto puede convertirse en una polémica en las primeras semanas de la presidencia francesa del Consejo de la UE (Macron se dirigirá a los eurodiputados en Estrasburgo el 19 de enero, dos días después de la elección del futuro presidente del hemiciclo).

“Quiero que la situación se resuelva cuanto antes, para que tengamos visibilidad política cuanto antes”, apunta Stéphane Séjourné. Se está negociando con el PPE, oficialmente sobre el fondo de las cuestiones primero. Los miembros elegidos de la mayoría presidencial esperan obtener un acuerdo lo más amplio posible sobre las listas transnacionales para las elecciones europeas de 2024. A cambio, algunos de ellos podrían votar a Metsola.

Renovar Europa quiere mantener el acuerdo de los tres grupos, que es sinónimo de estabilidad, y evitar una crisis política al inicio de la presidencia francesa. En su rueda de prensa del 9 de diciembre, Emmanuel Macron, preguntado por Roberta Metsola, advirtió: “Corresponde a los diputados elegir a su presidente/presidenta. Espero que lo hagan con espíritu de coherencia y con lealtad a las batallas que les corresponden”. Al frente de la delegación francesa del LREM, Valérie Hayer se muestra prudente: “En este momento no he tomado una decisión. Veremos quiénes son los candidatos”.

En la reunión con Renovar Europa, Roberta Metsola tuvo que dar explicaciones sobre la cuestión, asegurando que, en caso de ser elegida, sabría distinguir entre sus posiciones personales, en el marco del debate nacional maltés, y sus declaraciones como presidenta del Parlamento, preocupada por reflejar la línea mayoritaria de la Cámara. Una posición que parece haber convencido a algunos.

En cuanto a Los Verdes, la delegación francesa se abstendrá, en el mejor de los casos, sobre Roberta Metsola. David Cormand quiere creer que todavía es posible una “iniciativa” para cambiar las cosas: “El grupo de Los Verdes debe tomar la iniciativa de invitar al S&D, a Renovar Europa y a la Izquierda para decir: tenemos hasta enero, ¿qué hacemos? ¿Dejamos, por primera vez en la historia de la UE, al PPE en minoría?”.

Pero los eurodiputados ecologistas de otros Estados miembros, especialmente de Alemania, parecen estar a la defensiva. Algunos no descartan votar al candidato del PPE en esta fase, si obtienen garantías sobre los puntos del programa (derechos de la mujer, diversidad en el Parlamento, etc.).

En una rueda de prensa celebrada el martes, los dos copresidentes, Philippe Lamberts y Ska Keller, no cerraron explícitamente la puerta a nada: votar a Metsola si da suficientes garantías sobre el fondo, abstenerse o presentar un candidato ecologista...

“Corresponde a los tres grupos que acordaron en 2019 decidir qué quieren hacer. Pero no se puede pedir a Los Verdes que formen una coalición que no existe sobre el papel, o que se comprometan con un pacto con el que no tenemos nada que ver”, dijo Lamberts.

Internamente, las diferentes sensibilidades expresadas por Los Verdes apuntan a la elección estratégica que le espera al grupo tras las elecciones de 2024: unirse o no formalmente a una coalición de cuatro bloques con el PPE, el S&D y Renovar Europa. Para Los Verdes, la polémica de Metsola es un ensayo general.

Consciente de las tensiones que se manifiestan –pero sin duda también muy contento con la baza que acaba de jugar a sus socios políticos del hemiciclo, que vuelven a estar divididos–, el conservador Manfred Weber se ha sentido obligado a tratar de calmar los ánimos esta semana: “No sería prudente abrir un conflicto entre partidos políticos en el plano europeo. Mantengamos esta mayoría constructiva y proeuropea [...] hasta 2024”. Para los que todavía quieren demostrar que Weber está equivocado, el tiempo se acaba.

Traducción: Mariola Moreno

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