Es un récord histórico y un hito en la lucha contra el cambio climático: nunca antes la electricidad producida en Francia había emitido tan poco CO2 como hoy. En 2024, los electrones venían descarbonizados en un 95%, uno de los niveles más bajos del mundo. “El crecimiento de la producción renovable, sumado a la producción nuclear, contribuye conjuntamente a la descarbonización de la producción eléctrica francesa”, explica RTE, el gestor de las redes eléctricas.
Sin embargo, la Asamblea Nacional debate una moratoria sobre los nuevos proyectos eólicos y solares, tras la adopción de una enmienda con tintes climatoescépticos en el proyecto de ley Gremillet sobre el modelo energético. “La energía nuclear y las centrales hidroeléctricas por sí solas no podían lograr este resultado, y gracias a la energía solar y eólica estamos alcanzando un nivel de descarbonización nunca antes visto”, analiza Cédric Philibert, investigador asociado del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (Ifri) y autor de Éoliennes, pourquoi tant de haine? (Eólicas, ¿por qué tanto odio?, 2023).
Aunque no se apruebe, esta propuesta puede llegar a dejar huella, agravando el descrédito que sufren las energías renovables en Francia. “Los representantes nacionales, que tanto han reclamado su derecho a fijar las orientaciones de la política energética, ejercen esa representación con total irresponsabilidad”, considera Yves Marignac, portavoz de négaWatt, asociación experta en escenarios de transición energética. “Esto es bastante lamentable si se tiene en cuenta que Francia es, sin duda, el país donde más ricos en enseñanzas convergentes son los escenarios y análisis sobre las prioridades de actuación en materia energética, en consonancia con los retos climáticos, de soberanía, competitividad y justicia social. Por ejemplo: se puede descarbonizar con o sin energía nuclear, pero no se pueden alcanzar estos objetivos sin las energías renovables.”
Las energías renovables son objeto de ataques cada vez más virulentos por parte de la derecha y la extrema derecha, pero no solo por ellos, pues una parte del bando ecologista también las ha tomado como blanco: solicitud de una “moratoria” sobre la energía eólica formulada por el exdiputado de Los Republicanos (LR) Julien Aubert en un “Libro Verde” en febrero de 2020, seguida de una propuesta de ley para “razonar su propuesta”, ataques contra los mástiles que “desfiguran los territorios” durante la votación de la "ley del clima" de 2021, recrudecimiento de las críticas durante la campaña presidencial de 2022, y vuelta a lo mismo durante las elecciones legislativas de 2024. Repasamos las desinformaciones más difundidas y las críticas que han dado en el blanco en Francia, mientras en el resto del mundo las energías renovables están en pleno auge.
El bulo de la factura de 300.000 millones
Uno de los argumentos más contundentes contra las energías renovables esgrimidos por la Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) es que el desarrollo futuro de la energía solar y eólica supondrá un coste total para el Estado de 300.000 millones de euros. Una cifra impactante que apareció en la portada del Journal du Dimanche el 21 de junio.
Esos 300.000 millones provienen de un curioso cálculo de RN, que se basa en un escenario de apoyo público a las energías renovables del Comité de Gestión de Cargas de Servicio Público de la Electricidad (CGCSPE). Este organismo ha calculado que los gastos del Estado para apoyar las energías denominadas verdes, ante los bajos precios de la energía en los mercados, ascenderían a 100.000 millones de euros en el periodo 2024-2060.
“A esta suma, RN ha añadido el precio total del desarrollo de la red eléctrica de aquí a 2040, avanzado por los dos gestores RTE y Enedis, estimado en un total de unos 200.000 millones de euros. Pero esas cantidades también tienen en cuenta, entre otras cosas, la renovación de las líneas existentes y el refuerzo de la red para el nuevo programa nuclear”, detalla para Mediapart Bastien Cuq, responsable de energía de Réseau Action Climat.
El economista y director de investigación del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS), Philippe Quirion, coincide en eso: “Hay que tener en cuenta la diferencia entre el precio de compra de la electricidad en los mercados y el precio de la electricidad tras las ayudas públicas del Estado. En 2020, el precio de la energía era muy bajo, lo que llevo a que, ese año, los gastos de servicio público para apoyar la energía eólica ascendieran a 9.000 millones de euros para el Estado. Pero desde la guerra en Ucrania, este precio se ha disparado. Así, en 2023, el precio de compra de la electricidad eólica propuesto por el Estado era inferior al precio de mercado, lo que le supuso un beneficio de 4.000 millones de euros.”
La moratoria, ¿una idea de Jancovici?
A finales de noviembre de 2023, Jean-Marc Jancovici, presidente de Shift Project [un think tank francés fundado en 2010 con sede en París, dedicado a impulsar la transición hacia una economía descarbonizada] y autor del cómic Le Monde sans fin (El mundo sin fin), del que se han vendido más de un millón de ejemplares, fue recibido en la prestigiosa escuela de ingeniería CentraleSupélec.
Al ser preguntado sobre las energías renovables, declaró: “Moratoria es una palabra que utilicé en un comentario […] y dije que sí, efectivamente, que estaría a favor de una moratoria. Lo que quería decir es que estaría a favor de dar un paso atrás […] y detener todos los proyectos durante seis meses para reflexionar, creo que vale la pena”. Y aclara que eso no significa que esté a favor de una suspensión indefinida.
Suspender todos los proyectos durante un semestre, ¿qué es eso sino una moratoria? Esas palabras no pasaron desapercibidas para RN. El 22 de junio, Jean-Philippe Tanguy, diputado de esa formación, se sintió con derecho a citar a Jancovici en France Inter. ¿Ha contribuido el ingeniero más mediático de Francia a dar credibilidad a la idea de una moratoria sobre las energías renovables? Preguntado por Mediapart, Jancovici respondió: “Reconozco que ese día, esa palabra fue más allá de lo que pensaba”, y añadió que “esa palabra, que data de hace unos años, no se ha vuelto a utilizar después y nunca ha sido el tema principal de un post o un artículo”: “No he sugerido la enmienda que se acaba de aprobar y, para que quede muy claro, deseo que esta enmienda sea suprimida en la próxima votación”.
En su cómic, Jean-Marc Jancovici “no deja de decir que las energías renovables son un retroceso de dos siglos, una idea descabellada, porque los aerogeneradores de hoy en día no tienen nada que ver con los molinos de antaño”, critica Stéphane His, presidente de la asociación Energías Renovables para Todos. “También compara las energías renovables con ‘esclavos energéticos’, lo cual no es una comparación baladí. Todo eso no tiene ningún sentido”, aunque ha tenido un eco considerable.
“No me siento responsable de la aprobación de esta moratoria. Nunca ha sido una propuesta visible y repetida por mi parte”, responde el ingeniero. “Subrayar que ninguna forma de energía es perfecta no equivale a desear un paro en seco de la actividad. He rechazado sistemáticamente las solicitudes de conferencias ‘antieólicas’ o ‘antisolares’ que me han hecho asociaciones locales que querían que les ayudara a luchar contra proyectos locales. Recuerdo que la primera razón por la que se aprobó esta moratoria fue la ausencia de los diputados contrarios a la misma... Si hubieran estado presentes en el hemiciclo, su pregunta no hubiera tenido lugar”.
Angustia por los paisajes desfigurados
La obsesión contra las energías renovables de RN y de figuras destacadas de la derecha, como Xavier Bertrand en Hauts-de-France, se basa en un discurso que critica los aerogeneradores, cuyas palas y mástiles desfiguran los hermosos paisajes de Francia. Fue precisamente durante los debates sobre la "ley del clima" de 2021 cuando Marine Le Pen comenzó a criticar la “ecología punitiva sin fronteras”, asegurando que “los globalistas imponen los aerogeneradores” a los franceses. Durante la campaña de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2022, Le Pen pidió el desmantelamiento de los aerogeneradores que causan “perturbaciones anormales en el paisaje”.
“El discurso antieólico de RN se ha estructurado en gran medida a partir de 2021 en torno a la destrucción del paisaje, afirmando que preservarlo es ecologista. Pero eso es olvidar que el cambio climático ya está transformando nuestros paisajes bajo los efectos de las sequías o las inundaciones”, analiza Bastien Cuq.
Esa crítica paradójica de las energías renovables en nombre de la ecología divide el espacio político mucho más allá de la extrema derecha. “Muchas de las críticas contra la energía eólica y solar se hacen en nombre del medio ambiente: paisaje degradado, aves masacradas, hormigón, acero...”, señala Cédric Philibert, quien dice haberse “quedado pasmado” al descubrir “el flojo apoyo de los Verdes” durante los debates en el Parlamento sobre la ley de aceleración de las energías renovables.
A nivel local, algunos proyectos de parques eólicos son criticados por su impacto en especies protegidas, como los murciélagos. En el sur de Francia, especialmente en Languedoc-Rosellón, donde la energía eólica se ha desarrollado en contra de la protección del medio ambiente desde la década de 2010, RN ha sabido aprovechar en los últimos años el resentimiento contra esas infraestructuras. “En esta zona se observa una gran capacidad de infiltración de cuadros intermedios por parte de RN. Por ejemplo, la asociación Vent de colère, que cuenta entre sus administradores con personas cercanas a la extrema derecha y que se dedica a litigios, agrupa ahora a muchas asociaciones de vecinos que luchan contra los parques eólicos que industrializan los paisajes naturales”, señala Olivier Gourbinot, jurista de France Nature Environnement (Francia, Naturaleza, Medio Ambiente, FNE).
¿Intermitentes y, por lo tanto, poco fiables?
Una buena forma de identificar a los detractores de las energías renovables en las redes sociales es que esas personas tienden a utilizar la abreviatura EnRi, que significa “energías renovables intermitentes”. Dependientes del viento o del sol, los aerogeneradores y los paneles solares alternan, por definición, secuencias de producción y de calma total. Ese es su punto débil en comparación con las centrales nucleares, de gas y de carbón, que, en teoría, una vez puestas en marcha, funcionan hasta que se agota el combustible.
Para Hélène Gassin, presidenta de négaWatt, “la producción solar y eólica es ampliamente previsible gracias a las previsiones meteorológicas y a la evaluación de las necesidades”: picos de calefacción en caso de ola de frío, salidas masivas de trenes de alta velocidad durante las vacaciones escolares, etc. Este trabajo en Francia lo realiza RTE, el gestor de redes, en colaboración con Météo-France. “En una red eléctrica, lo que importa es el equilibrio permanente entre el consumo y la producción”, dice la experta. “Nunca estamos a salvo de imprevistos, pero no es nada nuevo ni insuperable.”
En CNews, en los perfiles de ingenieros en LinkedIn o en la red X, el reciente episodio de apagón en España se ha convertido en un juicio contra la energía eólica y solar, acusadas de haber provocado la caída de la red eléctrica. En realidad, las causas fueron múltiples, según un informe gubernamental.
Las curvas de producción de la energía solar y eólica son bastante complementarias: el viento sopla más por la noche y en invierno, mientras que el sol brilla durante el día y en verano, explican los especialistas. Se necesita una diversidad de fuentes en función de los territorios y una importante capacidad de almacenamiento de energía.
En 2021, por primera vez en el mundo, la producción combinada de energía solar y eólica superó a la nuclear, según señala el World Nuclear Industry Status Report. En 2023, las instalaciones solares y eólicas produjeron un 50% más que las centrales nucleares. El uso de baterías de almacenamiento es cada vez más frecuente. Así, en California, el almacenamiento en baterías cubre en ocasiones más del 20% de la demanda de electricidad en horas punta, lo que supone una contribución del orden de 7 gigavatios, equivalente a siete grandes reactores nucleares.
Independencia y abundancia: el “pensamiento mágico” de la energía nuclear
Este es el nuevo argumento de los detractores de las energías renovables: que no son compatibles con la energía nuclear. Habría que elegir entre los aerogeneradores y los paneles solares, por un lado, y el átomo, por otro. Esta oposición nace de la diferencia, hoy evidente, entre las previsiones sobre la cantidad de electricidad necesaria para hacer funcionar el país y la realidad de lo que se consume.
En 2022, durante la campaña presidencial, Macron anunció la reactivación de la energía nuclear y un fuerte aumento de la energía fotovoltaica y eólica marina. Era el “todo al mismo tiempo” en materia de energía. “Pero era un pensamiento mágico: no se puede hacer desaparecer el consumo eléctrico con un chasquido de dedos”, analiza Yves Marignac, portavoz de négaWatt. “Hay que invertir en redes, en equipos, eso afecta a la cadena de suministro, por lo que los precios de la electricidad suben y, por lo tanto, es más difícil llevar a los hogares y las empresas a la electrificación.”
Resultado: el consumo de electricidad no ha aumentado en Francia. “La industria nuclear comenzó entonces a decir que, en realidad, no se necesitaban más energías renovables. Eso reabrió el debate y reactivó el mito de que la energía nuclear debía seguir siendo el pilar de nuestro mix energético. Y con la guerra en Ucrania y la consiguiente crisis energética, asistimos a la reactivación de un imaginario retrógrado, que se remonta a De Gaulle, en el que la energía nuclear es sinónimo de poder, seguridad y abundancia.”
RN encarna a la perfección esa evolución ideológica. Tras mantener durante mucho tiempo la ambigüedad sobre su programa energético, cuenta ahora con diputados que atacan cada vez más frontalmente las energías renovables en nombre de la energía nuclear, como el diputado por Meuse Maxime Amblard.
“RN asocia ahora la energía nuclear a una retórica de poder, al fantasma de la grandeza pasada de Francia”, explica Bastien Cuq, de Réseau Action Climat. “La energía atómica es también un reto civilizatorio, porque para tener un Occidente fuerte se necesita energía abundante. Incluso si eso supone ir más allá y pedir más reactores nuevos de los que prevé el programa ya muy pro nuclear de Emmanuel Macron”.
Pero el economista Philippe Quirion sitúa esos argumentos en una perspectiva temporal: “Se necesitan quince años para construir una central, lo que significa que no podremos reducir el precio de la electricidad ni nuestras emisiones de gases de efecto invernadero antes de 2040. Mientras tanto, debemos desarrollar las energías renovables y ahorrar energía. Cuando RN pide una moratoria sobre las energías renovables, o bien le importa un comino el clima, o bien no ha estudiado el tema”.
El auge de las energías renovables en el mundo
En octubre de 2024, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) estimó en su informe anual sobre energías renovables que éstas van en camino de satisfacer casi la mitad de la demanda mundial de electricidad a finales de esta década.
Y en marzo, la AIE destacó que las instalaciones de energía renovable en todo el mundo alcanzaron un nivel récord con 700 GW instalados en 2024, de los cuales casi el 80% corresponde a energía fotovoltaica.
Ver másEl ascenso de las energías renovables es ya imparable
El think tank Ember acaba de publicar un estudio en el que se afirma que el coste combinado del almacenamiento de energía solar y las baterías es ahora tan bajo que las ciudades de las regiones con suficiente insolación pueden abastecerse de electricidad las 24 horas del día y los 365 días del año casi exclusivamente gracias al sol.
Traducción de Miguel López
Es un récord histórico y un hito en la lucha contra el cambio climático: nunca antes la electricidad producida en Francia había emitido tan poco CO2 como hoy. En 2024, los electrones venían descarbonizados en un 95%, uno de los niveles más bajos del mundo. “El crecimiento de la producción renovable, sumado a la producción nuclear, contribuye conjuntamente a la descarbonización de la producción eléctrica francesa”, explica RTE, el gestor de las redes eléctricas.