Mickey Mouse contra la huelga: Disneyland Paris quiere despedir a los empleados que la iniciaron

Celebración del 30 aniversario de Disneyland Paris

Yunnes Abzouz (Mediapart)

En el país de Mickey Mouse y los cuentos de hadas, una huelga puede acabar en despidos. Desde mayo de este año, Disneyland París se ha visto afectado por una importante huelga, que culminó en el inicio del mes de junio con la movilización de más de mil trabajadores, que marcharon por el parque para exigir un aumento salarial de 200 euros y mejores condiciones de trabajo.

Este movimiento sin precedentes fue instigado por un pequeño comité formado por personal de mantenimiento de las atracciones, que luego recibió el apoyo de sindicatos representativos, entre ellos Unsa y CGT. A principios de julio, con la llegada del verano y la sustitución de muchos empleados por temporeros, los sindicatos decidieron suspender la huelga.

Cuando la tormenta social parecía haberse calmado en el parque temático, el 25 de julio se informó a cinco huelguistas, entre ellos dos delegados sindicales, de que habían sido convocados a una cita previa al despido. Cuatro de ellos fueron recibidos por los responsables de recursos humanos del parque, mientras que el quinto se encontraba de vacaciones. No han sido suspendidos, sino liberados de sus obligaciones laborales, por lo que siguen cobrando. Según nuestra información y la de BFMTV, todos los cargos que se les imputan están relacionados con su participación en la huelga.

 

En esas convocatorias, la dirección de Disneyland París acusó en particular a los empleados huelguistas de haber obstaculizado el espectáculo del 6 de junio, que debía poner el broche final a la jornada de los visitantes "con una apoteosis de música, efectos especiales y pirotecnia". Se les acusa de "ocupar indebidamente las instalaciones" y, con ello, impedir que el parque temático "preste sus servicios", causando un perjuicio financiero estimado por Disneyland en 80.000 euros.

"Interrumpir el buen funcionamiento del parque para que la dirección se tome en serio nuestras reivindicaciones es el sentido mismo de una huelga", dice un delegado de Unsa. Cabe señalar que antes de cada jornada de movilización, el parque advertía a los visitantes del riesgo de cancelación de espectáculos y desfiles, ofreciéndoles la posibilidad de aplazar su estancia gratuitamente.

“Los expedientes abiertos a nuestros compañeros son un grave ataque al derecho de huelga, y no tienen otro objetivo que castigar a los empleados por ejercer su derecho constitucional", añade el delegado sindical. “El objetivo de Disney es amedrentar a los trabajadores por todos los medios y disuadirles de volver a la huelga en septiembre.”

Contactada en varias ocasiones por Mediapart, la dirección de Disneyland París no ha querido hacer ningún comentario sobre el procedimiento en curso, justificando su decisión por el deseo de "preservar los derechos de los empleados y los de la empresa".

Disney alega daños a la imagen del parque

Disneyland París no digiere las repercusiones negativas de la huelga sobre su imagen. Según nuestra información, la dirección alega que "la cancelación de los espectáculos fue ampliamente difundida en la prensa y en las redes sociales", generando numerosos comentarios y "dañando la imagen de la empresa". Para la dirección del parque, no hay duda de que los trabajadores en huelga tenían "la intención de perjudicar a su empleador" al "provocar deliberadamente una mala experiencia a los visitantes".

Además, uno de los cinco empleados que se enfrentan al despido está acusado de comportamiento violento durante la huelga del 3 de junio. Ese día, Disney había encargado la vigilancia de la movilización a una empresa de seguridad externa. La empresa acusa al empleado de haber empujado a los guardias de seguridad que impedían a los huelguistas entrar en el parque temático secundario "con el fin de crear una brecha en el dispositivo de seguridad".

Esa actitud, según Disney, contribuyó a poner en peligro a los clientes y empleados del parque, hasta el punto de "escandalizar a algunos visitantes que fueron atendidos por el servicio de primeros auxilios". El parque afirma disponer de imágenes que prueban estas acusaciones, pero se niega a facilitarlas por el momento.

Uno de los trabajadores afectados dice que "los expedientes están vacíos: han copiado y pegado las mismas reivindicaciones para los cinco". Lamenta la actitud de Disney, que "no ha encontrado otra respuesta a las reivindicaciones de los empleados que reprimir el movimiento social". Cuenta, con cierta amargura, que Disney le trató como a un "criminal" durante la convocatoria "me recibieron unos cuarenta guardias de seguridad en un edificio donde no había ningún empleado. Me hicieron sentirme como un peligro para la empresa".

 

Disney también consultó los mensajes privados del principal grupo de discusión de los empleados en huelga.

El trabajador, cuya situación aún no se ha decidido definitivamente, cree que la dirección de Disney está "intentando cortar cabezas para desalentar el movimiento". "A este paso, apenas unos cien trabajadores decidirán volver a la huelga en septiembre", lamenta.

En su afán por conocer los movimientos reivindicativos de sus equipos, Disney también consultó los mensajes privados del principal grupo de discusión de los huelguistas, utilizando una herramienta informática que no pertenece a la empresa.

La dirección del parque llegó a utilizar esos fragmentos de conversaciones interceptadas para acusar a uno de los empleados en huelga de "mensajes especialmente contundentes incitando a la violencia". Disney parece ser consciente del carácter privado de estos intercambios, ya que la propia empresa los califica de "conversaciones entre manifestantes".

Según un miembro de la magistratura de trabajo, estos procedimientos "tienen muy pocas posibilidades de ser validados por un tribunal, si los despidos siguen adelante, porque la ley protege el derecho de huelga". La única razón válida para despedir a un trabajador en huelga es una falta grave, definida por el Código Laboral como una falta "de tal gravedad que haga imposible la permanencia del trabajador en la empresa durante el periodo de preaviso y que sea cometida con intención de perjudicar al empresario".

El procedimiento para despedir a un representante sindical es aún más restrictivo, ya que debe haber autorizaciones administrativas y ser aprobado por un inspector de trabajo. Parece poco probable que Disney obtenga esa luz verde para los dos sindicalistas.

“Aunque Disney tenga pocas posibilidades de ganar en la magistratura de trabajo, la empresa está dispuesta a pagar indemnizaciones importantes", afirma un delegado sindical. Para ellos, es el precio a pagar para poner fin al movimiento social.”

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Varios políticos locales y nacionales de la izquierda, entre ellos los diputados insumisos (LFI) por Seine-et-Marne Ersilia Soudais y Maxime Laisney, así como la consejera regional Julie Garnier, del mismo partido. han prestado su apoyo a los huelguistas expedientados. En una carta dirigida a la presidenta de Disneyland París, los políticos aseguran estar "atentos para que el derecho constitucional se aplique correctamente en Disneyland París, y para que nada ilegal interfiera en este derecho, aunque sólo sea mediante presiones ocultas o amenazas".

 

Traducción de Miguel López

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