Cambio climático

Una iniciativa histórica contra el cambio climático

Jade Lindgaard (Mediapart)

Acabar con las dilatorias negociaciones sobre el clima. Pasar, por fin, a la acción y forzar a los Estados y a la industria a dejar las energías fósiles bajo el suelo. Este es el mensaje de una iniciativa 'Para poner fin a los crímenes climáticos' lanzada por un centenar de personalidades internacionales. Mediapart publica en primicia las bases de esta campaña.

Es la primera vez que numerosas figuras intelectuales y militantes de primer nivel se unen para denunciar un "crimen contra la humanidad": el cambio climático. Entre estas personalidades aparece el arzobispo Desmond Tutu, la periodista Naomi Klein, la científica y activista Vandana Shiva, los expertos en clima Claude Lorius y Valérie Masson-Delmotte, los escritores Patrick Chamoiseau y Erri de Luca, el agro-ecólogo Pierre Rabhi, el paisajista Gilles Clément, e incluso Leonardo Boff, uno de los líderes de la teología de la liberación.

También apoyan esta campaña los sociólogos Dominique Méda y Saskia Sassen, los antropólogos Philippe Descola, David Graeber y Eduardo Viveiros de Castro, los filósofos Jean-Pierre Dupuy, Michael Hardt, Clive Hamilton y Catherine Larrère, los economistas Joan Martinez Alier, Jean Gadrey, Gaël Giraud, Susan George y Serge Latouche, la estilista Vivienne Westwood, así como Pablo Solon y Yeb Saño, ex negociadores del clima para Bolivia y Filipinas (los nombres de los primeros cien firmantes aparecen en esta tribuna, donde también es posible unirse a la iniciativa). El texto nace de una iniciativa conjunta del historiador y editor Christophe Bonneuil, el movimiento Attac y 350.org.

"Para actuar, pensar, amar, cuidar, crear, producir, contemplar, luchar", escriben, "para florecer como sociedad, como individuos y ciudadanos, debemos actuar para cambiarlo todo". Para ello es necesario  "forzar" a multinacionales y gobiernos a "prescindir" de los beneficios que obtienen de la extracción de reservas de carbón, gas, petróleo o de la agricultura industrial. "Reafirmamos nuestra determinación para dejar los fósiles bajo el suelo", remarcan, llamando a "una insurrección" por el clima.

Lo que distingue a esta campaña de aquella publicada a mediados de junio por una alianza inédita de movimientos sociales y sindicatos –"El desafío de los pueblos por el clima"–, es que, esta vez, el texto está dirigido a la industria de hidrocarburos (carbón, petróleo, gas) y rompe con el tradicional reparto de roles entre los actores: el Estado por un lado y los representantes de la sociedad civil por otro.

Ante el anunciado fracaso de la conferencia del clima en París (la COP 21) para limitar el aumento de la temperatura media a +2 °C, los firmantes de esta iniciativa apuestan por poner en marcha, a través de nuestros propios medios, las transformaciones necesarias de nuestro modo de producción y consumo. Se trata de una ruptura con el sistema económico dominante. También es el rechazo a la idea de someterse a los políticos y altos funcionarios responsables, en principio, de establecer medidas en función de sus propios intereses. "No esperaremos a que los Estados actúen", escriben los firmantes, "la esclavitud y el apartheid no desaparecieron porque los Estados decidieran abolirlos, sino por las movilizaciones masivas que no les dejaron elección".

¿Por qué Mediapart se une a esta campaña contra el crimen climático? Porque consideramos que la COP 21 no será más que un espacio de acción secundario contra el desarreglo del clima. Los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero presentados hasta la fecha por los Estados (China, Europa, Japón, Estados Unidos, etc.) no son suficientes y empujan al mundo a un desfiladero donde el calentamiento superará de manera importante los 2°C. Estas contribuciones nacionales no figurarán, sin duda, en el texto final del acuerdo de París. En el mejor de los casos, aparecerán en los anexos, sin provocar ninguna presión y sin obligar a los Estados a cumplir sus recomendaciones.

Por otro lado, un eventual acuerdo en París no pondría en marcha las medidas necesarias para luchar contra los focos de estas emisiones de gas invernadero: transporte, calefacción, extracción fósiles, deforestación, agricultura industrial y la mundialización de la economía. En el mejor de los escenarios, tratará de combatir sus efectos: la liberación de CO2 y de metano. Tras años de fracasos, las negociaciones sobre el clima tienen poca fuerza. La batalla por el clima se libra fuera de las salas de reunión de la ONU.

En estas condiciones, para actuar contra el calentamiento global, hace falta más que nunca explotar la burbuja de la indiferencia y entorpecer la inercia que rodea el debate. Para lograr este objetivo es imprescindible trabajar en la representación social. Hay que despegarse de la agenda institucional, acercarse al terreno, no conformarse con los discursos y las declaraciones de intenciones. Reintroducir la justa perspectiva histórica. Prestar atención a las voces disidentes del relato oficial. _____________

Texto traducido por Irene Casado Sánchez

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