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Los jóvenes hacen posible la resurrección del Sinn Féin en Irlanda

Mary Lou McDonald, presidenta del Sinn Féin.

Junto a la carretera, dos niños tratan de descolgar un cartel electoral. Se lo llevan un poco más lejos para jugar con él. En las calles aledañas, sólo las pancartas con el rostro de Thomas Gould (Sinn Féinn) permanecen colgadas en señal de victoria.

Este hombre, que peina canas, se impuso en la circunscripción norte de Cork, al sur del país, en las elecciones generales del 9 de febrero. “En este barrio obrero de Gurranabraher, el Partido Republicano obtuvo buenos resultados”, apunta James Curtis, de 23 años.

El joven simpatizante del Sinn Féin, de pelo oscuro y con gafas, hizo campaña en Cork. Estaba lejos de esperar semejante terremoto republicano. El partido de izquierdas obtuvo 37 escaños en el Parlamento, 14 más que en 2016.

Desde entonces, las negociaciones para formar un Gobierno siguen su curso; los dos partidos rivales de centro, Fianna Fáil y Fine Gael, que tradicionalmente comparten el poder en Dublín, descartan por el momento negociar con los nacionalistas. ¿Las razones? Su pasado y las políticas económicas demasiado izquierdistas para ellos.

El grupo liderado por Mary Lou McDonald logró dos escaños en Cork, algo inédito. Aquí, el Sinn Féin nunca movilizó a la masas, a pesar de la reputación republicana de la ciudad. Marcada por la Guerra de la Independencia (1919-1921), la ciudad irlandesa fue escenario de las atrocidades cometidas por el Ejército británico, que incendió el centro de la ciudad en 1920.

James Curtis se unió al Ogra Shinn Féin –el ala juvenil del partido– en enero de 2019. Aunque siempre se ha identificado con las formaciones de izquierda, su interés por el nacionalismo ha ido a más. “Cuando hablamos de nacionalismo, pensamos en el presidente húngaro Viktor Orbán, pero en Irlanda es más bien un nacionalismo cívico”, justifica.

Y no es el único que se ha visto seducido. En las últimas elecciones, el 31% de los jóvenes de 18 a 24 años votaron por el antiguo brazo político del IRA (Ejército Republicano Irlandés). “Cada vez hay menos gente que considere el partido como tóxico”, argumenta Curtis.

Durante el conflicto de Irlanda del Norte (1968-1998), el Sinn Féin apoyó a los paramilitares republicanos, hasta convertirse en su ala política. Durante 30 años, los republicanos nacionalistas se opusieron a los leales protestantes hasta que se firmaron los Acuerdos del Viernes Santo (1998).

Este pasado turbulento le ha valido el rechaza de un sector del electorado irlandés, en particular de las personas mayores. “Mi madre nunca habría imaginado que votaría por el Sinn Féin, pero con la crisis económica, ya no se veía apoyando al Fianna Fáil (centro-izquierda)”, explica Curtis.

La generación postconflicto parece estar más cómoda con este legado. El estudiante es categórico: el Sinn Féin ya no tiene ningún vínculo con los paramilitares republicanos. “Por supuesto, el partido da cabida a antiguos miembros del IRA, pero está surgiendo una nueva generación”, defiende el activista.

A su lado, una joven pelirroja asiente con la cabeza: “Me molesta que se siga asociando nuestro partido con la violencia”, se queja Saoirse Hannah, de 22 años. Desde 2016, la estudiante ha estado haciendo campaña por el único partido que admira: “El Sinn Féin y ningún otro”.

Sus ojos azules, que lleva pintados con purpurina, se fijan durante un momento en James Curtis, en señal de aprobación. “Mi abuelo participó en el Alzamiento de Pascua en 1916, era un mensajero”, cuenta la joven cuyo nombre significa libertad en gaélico.

Entre las grandes figuras que Saoirse Hannah admira se encuentra, por supuesto, Gerry Adams, antiguo líder del Sinn Féin: “Es importante separar al hombre de su trabajo. Lo que ha hecho por el partido y por la paz en Irlanda del Norte sigue siendo notable”. En 2018, Mary Lou McDonald sucedió al hombre cuya proximidad al IRA ha sido muy criticada.

Con un padre cercano al Sinn Féin, Saoirse Hannah ha vivido la cultura republicana desde niña. Pero no es el caso de la mayoría de los jóvenes que, según ella, “no conocen la historia de nuestro país”. La irlandesa está horrorizada con que algunos “piensen que Irlanda del Norte es sólo un pedazo del Reino Unido cuando sus seis condados son parte de la isla de Irlanda”.

El tema de la reunificación de Irlanda se escribe con letras rojas en la agenda del Sinn Féin. ¿Su objetivo? La celebración de un referéndum sobre una Irlanda unida en los próximos cinco años.

“Deseo de todo corazón la reunificación, sería beneficiosa en todos los sentidos”, espeta Cliodhna Ni Hearcain, de 21 años. Para justificar sus ideas, la joven republicana toma prestadas las palabras del revolucionario irlandés Michael Collins. Collins creía que el tratado de 1922 que proclamaba la independencia del país “era un paso hacia una Irlanda unificada”.

Parte de la familia de Cliodhna Ni Hearcain es de Derry, en Irlanda del Norte. “Mi padre murió hace cinco años pero habría votado por el Sinn Féin”, dice.

Cuando se le pide que explique el auge del Sinn Féin, Cliodhna Ni Hearcain no lo duda: “Una cosa es segura, no ha sido un voto de protesta”. Durante los últimos diez años, dos grandes crisis han asolado el país, la sanitaria y la de la vivienda.

El portavoz del Sinn Féin, Eoin O'Broin, ha prometido 6.500 millones de euros para la construcción de viviendas sociales. “El Sinn Féin es el único partido que quiere congelar el precio de los alquileres”, se felicita Cliodhna Ni Hearcain. “Me di cuenta de que nunca podría pagar una casa si formaciones como Fianna Fáil o Fine Gael llegaban al gobierno”.

En Cork, muchos estudiantes todavía viven con sus padres para ahorrar dinero. “En estas elecciones, la crisis de la vivienda ha sido el tema número uno para los menores de 25 años”, aclara Tom Redmond, de 20 años.

El joven tardó varias semanas en encontrar un apartamento en Cork. Tom Redmond responsabiliza al Fine Gael, dirigido por Leo Varadkar, de esta crisis: “Tras la recesión de 2008, el Fine Gael sacrificó el centro de la ciudad para regalárselo a las grandes multinacionales. El Gobierno quería ganar dinero rápidamente a expensas del buen funcionamiento de la sociedad”.

Tom Redmond votó por Los Verdes y dejó al Sinn Féin en el tercer lugar (en Irlanda, los votantes tienen que ordenar a los candidatos según su preferencia). “En la mesa no se habla de política. Vengo de una familia que tradicionalmente vota al Fianna Fáil. Mi padre es granjero, así que odia a Los Verdes”, sonríe el joven de pelo rubio.

La crisis en el sector sanitario es la primera de sus preocupaciones. Cuando era más joven, Tom Redmond pasó mucho tiempo en los hospitales: “Se me rompían las rodillas continuamente”. Entonces, la familia del joven vivía en Wexford, en el sur del país. “Esperábamos horas en el pasillo para que el médico nos atendiese durante cinco minutos. Era frustrante”, cuenta, rememorando que se trataba de un “hospital con poco personal”.

Para Redmond, los asuntos sociales siguen siendo más importantes que el controvertido pasado del Sinn Féin. “Cada partido tiene su propia historia... Hoy es una gran oportunidad para que el Sinn Féin avance”, dijo.

Sin embargo, Redmond no esconde su decepción cuando escucha a los candidatos republicanos entonar cánticos rebeldes justo después de su victoria. “El partido había prometido cambiar, pero sus miembros están actuando exactamente como la oposición había dicho”, señala Redmond, que sentencia: “Espero que el Sinn Féin haya madurado”.

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Traducción: Mariola Moreno

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