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Lula lanza su campaña presidencial para desalojar a Bolsonaro: “Brasil debe volver a ser un país normal”

Lula da Silva, en un acto a principios de este mes de mayo.

Jean-Mathieu Albertini (Mediapart)

São Paulo (Brasil) —

“Brasil debe volver a ser un país normal”. Frente a un Gobierno que va de crisis en crisis, esta pequeña frase de Lula resume el discurso que pronunció el pasado sábado ante 4.000 seguidores. En São Paulo, Lula no se declaró oficialmente candidato para evitar problemas con la ley electoral, que le prohíbe hacerlo hasta finales de julio, pero nadie se llamó a engaños: este 7 de mayo marcó el verdadero inicio de su campaña.

El Partido de los Trabajadores (PT) ha apostado fuerte para lanzar una verdadera dinámica cinco meses antes de la primera vuelta. Antes del discurso, instó a la movilización general, invitando incluso a sus simpatizantes a reunir a familiares, amigos o vecinos para asistir al acto desde los cuatro rincones del país. La ceremonia fue transmitida en directo por todos los canales de noticias. En el escenario, Lula se presenta más conciliador que nunca, instando a la unidad y buscando acercarse al centro todo lo posible. “Es obligatorio”, explica Alberto Cantalice, miembro de la dirección nacional del partido. “El votante de izquierdas ya está con Lula, tenemos que  ir a buscar a los del centro”.

De ahí la presencia en su candidatura de Geraldo Alckmin como vicepresidente, un hombre de derechas y antiguo adversario acérrimo, que se enfrentó a él en las elecciones presidenciales de 2006. Esta alianza hizo que algunos simpatizantes apretaran inicialmente los dientes, pero “todo ha vuelto a su cauce”, asegura Alberto Cantalice. Como prueba de ello, el discurso de Geraldo Alckmin fue aplaudido una quincena de veces en la sala, mientras que en 2002, otro de los vicepresidentes de Lula, con un perfil similar, había recibido fuertes abucheos.

Encargado de atraer a los votantes de la derecha moderada, de tranquilizar a los empresarios y de hablar con el mundo de la agroindustria, el vicepresidente fue el gran ausente de la jornada. Diagnosticado con Covid-19 la víspera, se limitó a aparecer en un vídeo grabado. Imposible la foto y el símbolo. No obstante, Lula puede contar con la mayor coalición que ha logrado reunir bajo su nombre desde 1994. Entre los socios históricos y los recién llegados, siete partidos componen el frente “Vamos juntos Brasil”. Y los estrategas del partido siguen esperando atraer a nuevos aliados.

A veces tosiendo, a veces recomponiéndose , Lula recitó su texto sin la elocuencia y la improvisación que le caracterizan. Esta vez no había margen de error, tenía que tranquilizar y mostrarse lo más presidencial posible. El mes de abril estuvo marcado por las tensiones internas para crear un equipo de comunicación y el PT quiso evitar cualquier nueva sorpresa, después de una serie de polémicas salidas de tono de Lula en las últimas semanas.

El último estallido estuvo relacionado con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky. En una entrevista con The Times publicada el 4 de mayo, dijo que “este tipo es tan responsable de la guerra como Putin”. Y añadió: “Quería la guerra. Si no lo quisiera, habría negociado un poco más”.

Esta sucesión de meteduras de pata ha indignado a algunos aliados, que lamentan un clima de improvisación, y ha preocupado incluso a sus allegados. Según el sitio web The Intercept, sus asesores le sugirieron que se tomara un pequeño descanso el miércoles, para preparar mejor el lanzamiento de su candidatura y evitar nuevos sobresaltos innecesarios.

Contrapunto a Jair Bolsonaro

Un poco incómodo, Alberto Cantalice intenta minimizar estos episodios. “Se disculpó en algunos puntos, pero este tipo de deslices ocurren cuando se habla mucho. Era un momento de alianzas, el equipo de campaña aún se estaba formando. Ahora puede concentrarse en su campaña”. En el seno del partido, se afirma que todo irá mejor después del 7 de mayo.

De momento, estas declaraciones problemáticas no afectan realmente a su popularidad, asegura el periodista Bernardo Mello Franco. Pero ante un candidato que parece dispuesto a todo para mantenerse en el poder, “Lula no debe abusar del derecho a equivocarse”.

De modo que, el expresidente, más cortés, desarrolló su discurso: Amazonia, derechos de los indígenas, poder adquisitivo, sanidad y pandemia, educación, colectivo LGBTQI+, racismo, cultura, democracia, gobernanza... En todos los temas, Lula situó como contrapunto a Jair Bolsonaro, a quien evitó nombrar directamente, presentando sus políticas pasadas como un programa, sin proponer nada muy concreto. “Más que promesas, presento el inmenso legado de nuestros gobiernos. Hemos cambiado este país, ¡podemos hacerlo de nuevo!”.

No se desvió de la estrategia del partido, que consiste en jugar con el contraste entre el recuerdo nostálgico de los buenos años de los dos mandatos de Lula y la crisis económica y social que atraviesa el país bajo el caótico mandato de un presidente especialmente turbulento. Al final del discurso, el equipo del PT llegó a tocar la icónica canción de 1989, lanzada durante la primera campaña de Lula, “Sem medo de ser feliz”.

“Esta estrategia, de momento, funciona, pero no es suficiente”, admite Alberto Cantalice. “Tenemos que hablar del futuro, para llegar sobre todo a los jóvenes. ¡No vamos a convencerles hablando de una época en la que no habían nacido!”.

Porque, enfrente, Jair Bolsonaro es un presidente debilitado pero un candidato fuerte. En campaña casi permanente desde su elección, puede contar con una base fiel y una presencia masiva en las redes sociales, muy superior a la de Lula. Para Carolina Botelho, profesora de la Universidad Estatal de Río de Janeiro, “el PT ha aprendido de los errores de la última campaña. No debemos dejar que Jair Bolsonaro imponga su agenda y reaccionar a sus provocaciones. Lula ya es conocido en todo el país y debe presentar sus temas de campaña. Todavía hay tiempo para conquistar más espacio en internet”.

La investigadora también recuerda que si bien las redes sociales son esenciales, el partido puede contar con alianzas locales en todo el país, que son fundamentales para una campaña sobre el terreno eficaz, especialmente para llegar a los muchos brasileños que no tienen acceso a internet.

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En lo que promete ser una campaña dura, Lula instó a sus partidarios a resistir las provocaciones y a “ganar esta batalla por la democracia con sonrisas, afecto, amor, paz y armonía”. Antes de concluir, dijo: “Prepárense, porque vamos a empezar a recorrer este país”. Tiene previsto hacerlo esta misma semana, en Minas Gerais, uno de los estados más decisivos en las próximas elecciones.

Traducción: Mariola Moreno

Leer el texto en francés:

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