Racista, negacionista, homófobo... Jean-Marie Le Pen no era un provocador sino un maestro del odio

Ceremonia en memoria de Jean-Marie Le Pen en la iglesia de Val-de-Grace en París, Francia, el 16 de enero de 2025.

Youmni Kezzouf (Mediapart)

En los últimos años, hablarle a un diputado de la Agrupación Nacional (RN) de Jean-Marie Le Pen ha sido un ejercicio peligroso. Los que sentían mayor admiración por el fundador del Frente Nacional (FN) relegaban al pasado a esta figura molesta, argumentando que sus posturas racistas, antisemitas, homófobas, serófobas o negacionistas del Holocausto no eran más que provocaciones de otra época.

Otros se tomaron la libertad de ir más lejos, incluso afirmando haberse manifestado contra su presencia en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2002, y repitiendo a quien quisiera escucharles que “nunca se habrían unido al FN de Jean-Marie Le Pen”. Pero la actitud ha cambiado radicalmente desde la muerte de Le Pen, el 7 de enero.

Jordan Bardella (actual presidente de RN, ndt), que en 2023 dijo que “no creía” que Jean-Marie Le Pen fuera antisemita, ha rendido homenaje a un “tribuno del pueblo” que “siempre había servido a Francia”, y muchos parlamentarios del partido alabaron la supuesta clarividencia del padre de Marine Le Pen, afirmando que había “denunciado antes que nadie el camino que estaba tomando Francia”.

En Sud Radio, Louis Aliot, vicepresidente de RN y ex yerno de Jean-Marie Le Pen, repitió que “nunca había pensado” que él fuera antisemita. Y en las columnas de JDNews, Marine Le Pen expresó su pesar por la expulsión de su padre del partido tras sus repetidos comentarios negando el Holocausto. “Nunca me perdonaré esa decisión”, dijo.

En 1963, tras una primera carrera política como diputado poujadista, Jean-Marie Le Pen creó Serp, una compañía discográfica cuyo catálogo incluía discursos colaboracionistas e himnos nacionales. También editó cánticos del III Reich en un disco en el que afirmaba que el nazismo era “un poderoso movimiento de masas, popular y democrático en su conjunto, que triunfó tras consultas electorales regulares, circunstancias que generalmente se olvidan”. En 1968, su publicación le valió una condena por apología de crímenes de guerra, confirmada por el Tribunal de Casación en 1971.

Unos años más tarde, Jean-Marie Le Pen co-funda el FN, para dotar al minúsculo grupo Ordre nouveau de una estructura política más presentable que aglutine a las distintas corrientes de la extrema derecha francesa. Se le unieron Roger Holeindre, activista de la OAS encarcelado tras crear un maquis para luchar contra el abandono de la Argelia francesa, François Brigneau, ex colaboracionista y miembro de la Milice, y Pierre Bousquet, oficial de las Waffen-SS.

Antisemita y negacionista del Holocausto

A lo largo de su carrera política, el fundador del FN siguió haciendo declaraciones antisemitas y negacionistas que le costaron numerosas condenas judiciales. En 1985, Jean-Marie Le Pen fue recibido triunfalmente en la fiesta de su partido y arremetió contra cuatro periodistas judíos: “Dedico vuestra acogida en particular a Jean-François Kahn, Jean Daniel, Ivan Levaï y Elkabbach”, dijo desde la tribuna. Fue condenado por los tribunales por antisemitismo insidioso, y boicoteado por Europe 1, cuyos empleados habían sido objeto de ataques personales.

En 1987, como invitado en RTL, dijo que las cámaras de gas eran sólo “un detalle menor en la historia de la Segunda Guerra Mundial”, añadiendo que “no es una verdad probada que todo el mundo deba creer”. Esas declaraciones negacionistas provocaron un escándalo y le valieron otra condena judicial por negar un crimen contra la humanidad, aunque las repetiría en varias ocasiones a lo largo de su vida política. Diez años más tarde, Le Pen repitió esa frase en una rueda de prensa en Alemania con Franz Schönhuber, ex oficial de las Waffen-SS.

En 2009, Jean-Marie Le Pen volvió a repetir la frase en el Parlamento Europeo, afirmando que era “obvio” que “las cámaras de gas son sólo un detalle de la historia”. En 2015, en el plató de BFMTV, persistió, diciendo que no se arrepentía “de nada”: “Lo que dije correspondía a mi pensamiento, las cámaras de gas son un detalle de la historia de la guerra, mantengo mis palabras, creo que es la verdad y no debería escandalizar a nadie”. En la misma entrevista, “reta a cualquiera a citar una frase antisemita en su vida política”.

Ya en 1988, en la universidad de verano de su movimiento en Cap-d'Agde (Hérault), Jean-Marie Le Pen provocó indignación al llamar al ministro Michel Durafour “señor Durafour crematorio” (juego de palabras que enlaza “four”, horno, con crematorio, ndt). Un año después, en el diario católico tradicionalista Présent, denunció la “internacional judía” y su “espíritu antinacional”. En 2011, al traspasar la presidencia del FN a su hija Marine, se refirió a la paliza propinada a un periodista por el servicio de seguridad del partido : “Dijo que le habían expulsado por ser judío. Pues yo diría que no se le notaba ni en el carné de prensa ni en la nariz”.

En 2014, en su vídeo “diario”, propuso hacer “una hornada la próxima vez” con artistas opuestos al FN, entre ellos el cantante Patrick Bruel, de origen judío sefardí. Por no hablar de las numerosas veces que ha aparecido con los antisemitas Dieudonné y Alain Soral, con quien celebró su 87 cumpleaños en 2015. En 2021, Jean-Marie Le Pen volvió a participar en el “baile de las quenelles de Dieudonné con Bruno Gollnisch, y en 2022, participó en la cena petainista del Parti de la France, junto al escritor antisemita Hervé Ryssen.

En 2005, en una entrevista concedida al semanario negacionista Rivarol, el fundador del FN sostenía que en Francia “la ocupación alemana no fue particularmente inhumana”, refiriéndose simplemente a algunos “abusos”. Se trata de una relectura de la Ocupación y del régimen de Vichy que ha repetido en varias ocasiones, considerando en 2014 que “por supuesto, Vichy era excusable” o afirmando en 2015, en la misma revista, que “nunca había considerado al mariscal Pétain un traidor”.

Racista, homófobo y serófobo

Además de sus numerosas expresiones antisemitas y negacionistas, Jean-Marie Le Pen también ha hecho comentarios racistas, islamófobos y homófobos a lo largo de sus sesenta años en política. Ya en 1984, en el plató de L'Heure de vérité de Antenne 2, expresó su preocupación por “la hegemonía resultante de la explosión demográfica del Tercer Mundo y, en particular, del mundo islámico-árabe, que penetra actualmente en nuestro país y lo coloniza progresivamente”. Doce años después, durante la universidad de verano del partido, afirmó: “Creo en la desigualdad de las razas, claro que sí, toda la historia lo demuestra, no tienen la misma capacidad ni el mismo nivel de evolución histórica”.

En 2003 fue condenado por incitación al odio tras hacer comentarios sobre los musulmanes: dijo que “el día que no tengamos 5 millones, sino 25 millones de musulmanes en Francia, ellos mandarán”. En un documental de 2010, también dijo sobre su traslado a las afueras de París: “He comprado una casa en el campo para que mis hijos, que vivían en el distrito XV, puedan ver vacas en lugar de árabes”.

Unos años más tarde, Jean-Marie Le Pen dijo sobre la crisis demográfica en África: “Monseñor Ébola resolverá eso en tres meses”, antes de proseguir, en una entrevista a Rivarol, sobre la necesidad de llegar a un acuerdo “con Rusia para salvar la Europa del norte y el mundo blanco”. Al mismo tiempo, hizo una serie de declaraciones que ilustraban su antigitanismo, considerando en 2012 que, “como los pájaros”, los gitanos “vuelan naturalmente”, comentarios por los que fue condenado una vez más. Un año más tarde, en el diario Nice-Matin, describió la “presencia urticante y digamos... maloliente” de los gitanos en esa ciudad de la Costa Azul.

A lo largo de su carrera, el presidente fundador también ha repetido comentarios homófobos y serofóbicos, afirmando ya en 1984 que “la homosexualidad es evidentemente una anomalía biológica y social”. Tres años más tarde, en RTL, lanzó un violento ataque contra los seropositivos, acusándoles de amenazar a la nación: “Los enfermos de sida, al respirar el virus por todos sus poros, amenazan el equilibrio de la nación. Los sidosos contagian a través del sudor, la saliva y el contacto. Son una especie de leprosos.”

En 1997, durante un viaje a Mantes-la-Jolie (Yvelines) en el marco de una campaña legislativa en la que era candidata su hija Marie-Caroline , el presidente del FN se enzarzó en una pelea con militantes de izquierda y agredió a la candidata socialista y alcaldesa del municipio vecino, Annette Peulvast-Bergeal. Unos minutos más tarde, rodeado de cámaras, gritó a un activista: “Te voy a hacer correr, ya verás, el pelirrojo ese de ahí, maricón!” En 2016, en un vídeo de Le Figaro, dijo que los homosexuales eran “como la sal en la sopa: si hay demasiada, no se puede tomar”.

A principios del mismo año, comparó la homosexualidad con la pedofilia: “Creo que la pedofilia, que ha encontrado sus cartas de nobleza... prohibidas, pero así todo, en la exaltación de la homosexualidad, pone en tela de juicio todas las profesiones que tratan con niños y jóvenes”. Un año después, lamentó que en el homenaje a Xavier Jugelé, policía asesinado por un terrorista en los Campos Elíseos de París, “se rindiera homenaje más al homosexual que al policía”.

Acérrimo antiabortista, Jean-Marie Le Pen también ha hecho públicamente alarde de su sexismo a lo largo de su vida política. En 1988, explicó que era “cristiano y, por tanto, por principios, contrario al aborto”. En 1996, refiriéndose a las mujeres, declaró a Le Parisien que “la afirmación de que vuestro cuerpo os pertenece es bastante ridícula”, y añadió: “Pertenece a la vida y también, en parte, a la nación”. Unos años más tarde, explicó a un periodista que no cocinaba porque tenía “una esposa y una criada”, antes de explicar que “en nuestra tradición nacional y familiar, son las mujeres las que cuidan de las hijas, no los hombres”.

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En 2011, cuando Marine Le Pen se convirtió en presidenta del FN, habló de esa pesada herencia política, diciendo: “Como con la historia de mi país, tomo toda la historia de mi partido y lo asumo todo.” Catorce años más tarde, se arrepiente de su decisión de excluir a su padre del partido, a pesar de la basura que nunca dejó de verter en el debate público.

 

Traducción de Miguel López

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