Es uno de los secretos mejor guardados de la guerra de Rusia en Ucrania: su número de muertos. Hay muchas razones para pensar que es muy elevado: la extensión del frente (1.200 kilómetros), el número de soldados desplegados (alrededor de 1,5 millones en total), la naturaleza de los combates —en particular, unidades de infantería rusas lanzadas en oleadas contra las posiciones enemigas— y, por último, las víctimas civiles causadas por los ataques rusos contra las grandes ciudades ucranianas.
Sigue siendo no obstante difícil obtener una cifra precisa. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha registrado hasta la fecha 14.383 civiles ucranianos muertos por el ejército ruso. Pero la inmensa mayoría de los muertos son militares fallecidos en combate. Sin embargo, tanto Rusia como Ucrania se niegan a dar sus cifras, prefiriendo no dar pistas a su adversario sobre el estado de sus tropas y temiendo, sin duda con razón, provocar desánimo (por parte ucraniana) e ira (por parte rusa) en la opinión pública.
Kiev y Moscú han difundido balances en algunas ocasiones, pero no son verificables de forma independiente y delatan la voluntad de minimizar las propias pérdidas e inflar las del adversario. Seis meses después del inicio de su “operación especial”, las autoridades rusas aseguraban que habían muerto en combate algo menos de 6.000 soldados rusos, frente a 60.000 ucranianos, una proporción de uno a diez bastante improbable.
Exagerar las bajas del adversario
La tentación de exagerar las bajas del adversario es compartida por Kiev, aunque suele adoptar formas más sutiles. El 6 de octubre, las autoridades ucranianas afirmaron haber obtenido las estadísticas relativas a las bajas (ya sean muertes, heridos, soldados desaparecidos o hechos prisioneros) del ejército ruso desde principios de 2025.
Las fotos de los documentos en ruso que detallan esas pérdidas se publicaron en el canal Telegram de “Quiero vivir”, un programa gubernamental ucraniano que anima a los soldados rusos a desertar. “Las cifras son asombrosas”, comentan los funcionarios ucranianos, con columnas de cifras que lo respaldan: “En 243 días, Rusia ha perdido 281.559 personas entre muertos, heridos o desaparecidos.”
La afirmación debe tomarse en serio: “Quiero vivir” ya ha publicado en el pasado listas de nombres de muertos en determinadas unidades rusas que han podido confirmarse mediante investigaciones en fuentes abiertas. Pero tras un examen exhaustivo, varios especialistas consideraron que estas últimas “revelaciones” debían tratarse con mucha cautela.
El documento presenta un formato muy inusual para el ministerio de Defensa ruso y contiene anomalías estadísticas (en particular, una proporción sorprendentemente alta de cifras que terminan en 0 ó 5), señaladas por Conflict Intelligence Team, un grupo de investigadores de fuentes abiertas (Osint) rusos fundado por el opositor Ruslan Leviev.
Un trabajo minucioso
Paralelamente a esas comunicaciones oficiales, esporádicas y poco fiables, están trabajando en el tema equipos formados por periodistas, demógrafos e investigadores. Su objetivo es calcular de forma independiente, transparente y verificable el número de muertos causados por la guerra iniciada por Vladimir Putin.
Uno de ellos publicó el 10 de octubre uno de sus informes más completos. En él se cifra en 135.100 el número de soldados rusos muertos (desde febrero de 2022) cuya identidad ha podido verificarse, y en 219.000 el número total probable de soldados rusos muertos.
La investigación fue realizada por dos medios de comunicación rusos en el exilio, Meduza y Mediazona, junto con el servicio en ruso de la BBC y la ayuda de expertos en análisis de datos. Para llegar a estos resultados y sortear el silencio del Estado sobre estas muertes, los periodistas e investigadores utilizaron dos técnicas.
La primera es un trabajo de hormiguitas, minucioso y agotador. Consiste en revisar a fondo las redes sociales, la prensa regional y las publicaciones oficiales para encontrar menciones de soldados fallecidos y, tras verificarlas, introducirlas en una gigantesca base de datos. “Nuestros criterios para confirmar una muerte son estrictos”, dice Mediazona, que solo introduce un nombre en su base de datos si dispone de una publicación oficial, un artículo de periódico o publicaciones en redes sociales, siempre que proporcionen suficientes detalles (foto del fallecido, nombre completo, fecha del funeral, etc.).
El resultado, accesible online, es un impresionante colaje de 135.000 nombres y retratos de soldados rusos fallecidos en tres años y medio. Cada retrato va acompañado de un enlace a la publicación que menciona el fallecimiento. El método es muy sólido, pero incompleto. “Esas cifras no reflejan el total de las pérdidas, ya que muchas muertes no se hacen públicas”, señala Mediazona. Eso ha sido confirmado en varias ocasiones por nuestros equipos de voluntarios, que han ido a cementerios y han descubierto nuevas víctimas que no aparecían mencionadas ni en las necrológicas, ni en los reportajes, ni siquiera en las redes sociales.”
Estos datos tienen otra limitación: contabilizan el número de muertes con un retraso de varios meses, debido al tiempo que se tarda en tramitar y verificar cada caso (por eso, en la infografía que figura a continuación, el número de muertos en las filas rusas parece “desplomarse” desde principios de 2025).
Estos periodistas e investigadores siguieron entonces una segunda pista, más inesperada, para completar sus estimaciones. Con el fin de eludir el secretismo que rodea a las estadísticas oficiales de mortalidad, recurrieron al registro nacional de sucesiones. Este registro, de carácter público, recoge todas las sucesiones que deben inscribirse ante las autoridades, como es el caso de coches, viviendas o terrenos.
No todos los fallecidos en Rusia figuran en este registro, ya que no todos dejan bienes heredables. Pero es posible calcular la proporción media de fallecimientos que dan lugar a sucesiones y, por lo tanto, a la inversa, estimar el número de fallecimientos de ciudadanos rusos en un mes o un año determinado a partir del número de sucesiones registradas (ver los detalles de la metodología utilizada aquí).
“Fuerte aumento” del número de muertos rusos
Los cálculos son complejos, pero concluyentes. Mediazona y Meduza pudieron comparar las cifras obtenidas con este método con las estadísticas oficiales de mortalidad en Rusia en 2022 (el último año en que las autoridades rusas las publicaron en detalle): el margen de error fue sólo del 4 %.
Siguiendo este método, Meduza estima que murieron 219.000 soldados rusos entre febrero de 2022 y agosto de 2025. La oficina rusófona de la BBC, que añade a esta cifra las muertes del mes de septiembre, así como una estimación del número de muertos en los ejércitos de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, habla de entre 227.000 y 321.000 muertos.
Cabe destacar que el número de soldados rusos muertos tiende a aumentar a medida que la guerra continúa. “La principal conclusión de nuestro último análisis de los datos del registro nacional de sucesiones es un fuerte aumento de bajas, que parecen alcanzar un nuevo nivel de intensidad cada año”, escriben los periodistas. Según sus cálculos, en 2024 murieron aproximadamente “93.000 militares rusos”, es decir, “casi el doble que en 2023”.
Los autores de estos estudios no profundizan en el número de soldados muertos en Ucrania. Sin embargo, estiman que la diferencia entre el número de soldados ucranianos heridos o muertos y el número de soldados rusos heridos o muertos es menor de lo que afirman las autoridades ucranianas.
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Por cada baja ucraniana habría que contar con algo menos de dos bajas rusas (Kiev habla más bien de una proporción de uno a cinco). Si esta estimación se confirma, y teniendo en cuenta la destrucción específica que ha sufrido Mariúpol, se puede llegar a la siguiente conclusión: al lanzar su “operación especial” en febrero de 2022, Putin ha causado la muerte de al menos 400.000 personas.
Traducción de Miguel López
Es uno de los secretos mejor guardados de la guerra de Rusia en Ucrania: su número de muertos. Hay muchas razones para pensar que es muy elevado: la extensión del frente (1.200 kilómetros), el número de soldados desplegados (alrededor de 1,5 millones en total), la naturaleza de los combates —en particular, unidades de infantería rusas lanzadas en oleadas contra las posiciones enemigas— y, por último, las víctimas civiles causadas por los ataques rusos contra las grandes ciudades ucranianas.