El Sur global desafía a Occidente por su pasividad ante las violaciones de Israel

Pascale Mariani (Mediapart)

Bogotá (Colombia) —

Bogotá (Colombia). – Estos días, los vivos colores del centro colonial de Bogotá están salpicados de kufiyas palestinas. “¡Viva la lucha justa del pueblo palestino!”, grita con voz ronca un habitual de las manifestaciones, contestado por un “¡Viva!” del gentío, siguiendo la tradición de las arengas propias de las movilizaciones de la izquierda latinoamericana. Varios cientos de personas se congregaron el miércoles 16 de julio frente al ministerio de Asuntos Exteriores de Colombia, donde concluía la reunión del Grupo de La Haya, para manifestar su apoyo a la causa palestina.

“¿Dónde están? ¡No se ven las sanciones contra Israel!”, clama la gente animada por los tambores de una batucada. Mauricio Jaramillo, viceministro de Asuntos Exteriores de Colombia, vestido con el traje gris protocolario de su cargo, bajó a reunirse con los manifestantes. “¡Palestina vencerá!”, corea puño en alto, al unísono con los manifestantes. Con la organización de la cumbre de Bogotá, el Gobierno del presidente Gustavo Petro confirma su apoyo incondicional a Palestina y su voluntad de que se sancione a Israel. Una postura que cuenta con un amplio consenso entre los movimientos sociales del continente.

“Somos pueblos hermanos del Sur global, afectados por la misma violencia. Pueblos hermanos en la tragedia histórica, pero también en la resistencia al colonialismo”, explica Roman Vega, coordinador del People’s Health Movement (Movimiento por la Salud de los Pueblos). En medio del alegre tumulto, donde se mezclan banderas palestinas y pancartas sindicales, Vega continúa: “Colombia y los pueblos de América Latina, desde el siglo XVI, han tenido que resistir el proceso colonial de conquista y dominación de los españoles y los británicos, al igual que Palestina resiste la colonización llevada a cabo por el Estado de Israel, apoyado por Estados Unidos y las principales potencias europeas”.

A pocos metros de allí, en la sede de la cancillería, la reunión de emergencia del Grupo de La Haya anuncia sus decisiones. La conferencia ministerial, copresidida por Colombia y Sudáfrica, reunió a representantes de más de treinta Estados en torno a un objetivo: pasar de las palabras a la acción colectiva en defensa de Palestina.

Sanciones y acciones judiciales

Tras dos días de deliberaciones, se anunciaron seis medidas concretas destinadas a ejercer presión sobre Israel. Los países signatarios se comprometieron a prohibir la venta de armas, municiones y equipos militares a Tel Aviv, así como a cerrar sus puertos a los buques que transporten material bélico al Estado hebreo.

La coalición también prevé revisar todos sus contratos públicos para evitar que los recursos del Estado financien directa o indirectamente la ocupación israelí. Además, se compromete a promover acciones judiciales nacionales e internacionales por crímenes de guerra, al tiempo que apoya los mecanismos de jurisdicción universal.

Varios miembros del grupo ya han traducido sus compromisos en hechos. Sudáfrica ha abierto el camino al llevar a Israel ante el Tribunal Internacional de Justicia por genocidio. Colombia, tradicionalmente equipada con armamento israelí, como los fusiles Galil, ha suspendido sus compras militares y roto sus relaciones diplomáticas con Tel Aviv en mayo de 2024. Namibia ha prohibido el paso por sus aguas a los buques que transportan armas a Israel.

Sin embargo, la cuestión de las materias primas, defendida por la relatora de la ONU Francesca Albanese, no encontró un lugar explícito en la declaración final del Grupo de La Haya. “Si estos Estados miembros decidieran dejar de suministrar carbón a Israel y otras materias primas y recursos, el impacto sería considerable”, argumentaba en una conferencia de prensa al inicio de la reunión.

Anteriormente, Albanese había denunciado los quince cargamentos de carbón enviados desde las minas colombianas a Israel desde octubre de 2023, seis de ellos tras la decisión oficial de Bogotá de suspender estas exportaciones, entregas realizadas por multinacionales que lograron eludir la prohibición gubernamental.

Una iniciativa del Sur global

La iniciativa del Grupo de La Haya, impulsada por países del Sur, ha madurado en los últimos meses. Este grupo informal, lanzado el 31 de enero en La Haya, reunió inicialmente a ocho países: Bolivia, Colombia, Cuba, Honduras, Malasia, Namibia, Senegal y Sudáfrica. Estos Estados denuncian la impotencia de las instituciones internacionales ante las violaciones sistemáticas del derecho por parte de Israel.

Desde la apertura de la conferencia el martes, Rosa Yolanda Villavicencio, ministra de Asuntos Exteriores de Colombia, marcó la pauta: “Nosotros, los gobiernos del Sur global, no aceptamos que el derecho sea rehén de la geopolítica.” La iniciativa se inspira en la historia de la lucha contra el apartheid en Sudáfrica. En la década de 1960, los países poscoloniales subsaharianos lanzaron el movimiento. Ganando impulso en lo que entonces se conocía como el “tercer mundo”, este movimiento sería decisivo en la caída del régimen sudafricano.

Treinta países en total enviaron delegaciones a la conferencia de Bogotá sobre Palestina. Entre ellas, representantes de Estados acusados de violar los derechos humanos en su propio territorio, como Cuba, China o Turquía. Una presencia paradójica para una coalición que denuncia las violaciones del derecho internacional, aunque esos participantes controvertidos se mantuvieron discretos.

¿Por qué Europa no defiende los derechos humanos y los valores que siempre ha reivindicado?

Sandra Borda, profesora de ciencias políticas en la Universidad de los Andes de Bogotá, juzga con dureza la iniciativa. Los países reunidos en Colombia, afirma, “no aspiran realmente a contribuir a resolver este conflicto. Si fuera así, intentarían posicionarse de manera que pudieran actuar como mediadores en una posible negociación. Lo que hacen es demostrar que se oponen radicalmente a lo que hace Israel, lo cual es bienvenido, ya que Israel viola abiertamente el derecho internacional humanitario. Pero no creo que este esfuerzo diplomático vaya en una dirección constructiva”.

Gustavo Petro, anfitrión de esta conferencia, utiliza palabras especialmente duras para condenar la guerra genocida en Gaza. El primer presidente de izquierdas de la historia de Colombia declaró al término de la conferencia: “Gaza no es más que un experimento de los megamillonarios para mostrar a todos los pueblos del mundo su respuesta ante una rebelión de la humanidad.” Califica sin miramientos al Gobierno israelí de “nazi”. Una postura que recuerda a la de Hugo Chávez en Venezuela o Evo Morales en Bolivia, otros líderes latinoamericanos que defendieron ardientemente la causa palestina.

En el telón de fondo de la cumbre de Bogotá domina una incomprensión general ante las vacilaciones de la Unión Europea. Si bien España e Irlanda han enviado delegaciones a Colombia, la mayoría de los países europeos brillan por su ausencia.

“Es triste llegar a preguntarse: ¿qué está haciendo Europa? ¿Por qué no defiende los derechos humanos y los valores que siempre ha reivindicado?”, se pregunta Víctor De Currea-Lugo, asesor del presidente colombiano sobre Palestina. Francesca Albanese, relatora especial de la ONU para los territorios palestinos e invitada estrella de la conferencia, se muestra aún más contundente: “Los padres fundadores de la Unión Europea deben de estar revolviéndose en sus tumbas”.

Un desafío a las potencias occidentales

La representante de la ONU había pedido a los Estados presentes que rompieran relaciones con Israel y que tomaran medidas jurídicas y económicas concretas. “Estamos asistiendo al surgimiento de un nuevo multilateralismo, basado en principios valientes que cada vez defiende más la mayoría mundial”, un término que ella prefiere al de “Sur global”, pero del que Vladimir Putin también saca partido.

Francesca Albanese, recientemente sancionada por Washington por su compromiso en defensa de Palestina, comentó: “Se trata de una advertencia a todos aquellos que se atreven a defender el derecho internacional y los derechos humanos, la justicia y la libertad”. Para ella, la cumbre de Bogotá marca un punto de inflexión: “El inmenso sufrimiento de Palestina ha abierto la posibilidad de una transformación. Se está produciendo un cambio revolucionario.”

Sería muy ingenuo pensar que estas decisiones van a cambiar algo en las acciones de Israel

“Los treinta y dos Estados reunidos en Bogotá por el Grupo de La Haya forman el nuevo movimiento de los no alineados con la política genocida israelí”, declaró en la misma línea Rima Hassan, eurodiputada de La France Insoumise (LFI), invitada a la conferencia. quien subrayó que ésta se celebra en un momento en que la Unión Europea ha decidido no suspender el acuerdo de asociación con Israel.

Pero los expertos se muestran escépticos sobre el impacto real de esta conferencia. “Sería muy ingenuo pensar que estas decisiones van a cambiar algo en el comportamiento de Israel”, observa la profesora universitaria Sandra Borda. El limitado peso geopolítico de los Estados participantes no les permite imponer sanciones que puedan alterar el equilibrio de fuerzas en el conflicto palestino-israelí.

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Según el viceministro de Asuntos Exteriores de Colombia, Mauricio Jaramillo, estas medidas tienen sobre todo el mérito de que los países signatarios no “se mantengan como observadores pasivos de la devastación del territorio palestino ocupado”. “Para los habitantes de Gaza y la población palestina que sufren estos crímenes contra la humanidad, todo apoyo internacional y todo esfuerzo por construir un mensaje colectivo internacional siempre serán útiles”, admite Sandra Borda.

 

Traducción de Miguel López

Bogotá (Colombia). – Estos días, los vivos colores del centro colonial de Bogotá están salpicados de kufiyas palestinas. “¡Viva la lucha justa del pueblo palestino!”, grita con voz ronca un habitual de las manifestaciones, contestado por un “¡Viva!” del gentío, siguiendo la tradición de las arengas propias de las movilizaciones de la izquierda latinoamericana. Varios cientos de personas se congregaron el miércoles 16 de julio frente al ministerio de Asuntos Exteriores de Colombia, donde concluía la reunión del Grupo de La Haya, para manifestar su apoyo a la causa palestina.

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