Para decenas de miles de valencianos, las huellas de la tarde del 29 de octubre de 2024 en su casa y en la de familiares y amigos. Se estima que unas 130.000 viviendas sufrieron daños por el agua. Un año después, los expertos describen un proceso de rehabilitación caótico porque una reparación estándar cuesta a una familia a partir de 70.000 euros, y a esto se une una falta de mano de obra por la altísima demanda.
La Generalitat lleva un control de los edificios que han quedado más dañados, pero el grueso de los afectados se buscan la vida para volver la normalidad. La Unidad de Evaluación de Daños del Instituto Valenciano de la Edificación (IVE) ha revisado hasta ahora más de 11.228 edificios y casas unifamiliares a petición de los ayuntamientos, según publica Valencia Plaza, y ha tenido que apuntalar 486. También va a demoler 363 (69 de manera total y 294 de forma parcial). Los que presentan peores condiciones se encuentran pegados a barrancos, principalmente de Torrent y Chiva.
Pero son muchas más, decenas de miles, los hogares que quedaron inhabitables tras la tormenta, y los que todavía no han podido adecentar su casa se han tenido que mudar con sus familiares o se han inscrito al programa de realojo del Govern, donde por ahora hay 200 familias.
Salvador Lara, decano del Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunidad Valenciana (COACV), reconoce que estas obras en viviendas y locales se ha ido de las manos. No deberíamos haber llegado a esta situación porque no sabemos cuántas rehabilitaciones se han realizado. Nos han llegado memorias de proyectos de reconstrucción, pero mucha gente se ha puesto por su cuenta sin decir nada por miedo a que se les deniegue el permiso", explica.
"Si las inundaciones han destrozado la planta baja de un edificio, no debería reconstruirse hasta que no se haga un planeamiento de zonas inundables, y nadie se ha molestado en ponerse con ello. Es lo que más nos preocupa ahora mismo a los arquitectos", añade Lara.
La zona cero de la catástrofe se caracteriza por tener pisos y casas de dos y tres alturas, con apartamentos a pie de calle y sótanos y garajes subterráneos, lo que multiplicó el riesgo para las personas y también los daños materiales. Además, la renta mediana anual por hogar en esta zona de l'Horta Sud es sustancialmente menor a la de la media española, de entre 15.000 y 18.000 euros.
Mario Pérez, ingeniero de la Fundación Felisa, conoce bien el coste de restaurar una vivienda tras la dana. Su equipo lleva desde el año pasado estudiando cómo convertir un presupuesto limitado –que proviene de donaciones– en el mayor número posible de rehabilitaciones de hogares. Su fundación empezó pidiendo presupuestos a estudios de arquitectura para hacer reformas integrales, pero rápidamente vieron que esa vía estaba cerrada.
"Una rehabilitación integral para una casa inundada con 1,5 metros de agua eran entre 70.000 y 90.000 euros. Era imposible desarrollar un sistema a gran escala de reparaciones con esos números", resume. "Al final entendimos que en vez de hacer grandes obras, la mejor opción es recuperar las condiciones básicas de habitabilidad, con pequeñas inversiones de entre 3.500 y 5.000 euros por hogar", explica Pérez.
Su fórmula consiste en examinar 14 puntos de la casa (electricidad, agua corriente, humedad en las paredes, alicatado…) y ver cuáles son las necesidades prioritarias que además entran en el presupuesto. También dialogan con la familia por si ellos pueden cubrir una parte del coste o si pueden ayudar en la obra para minimizar gastos. Hasta ahora han terminado siete rehabilitaciones y trabajan en otras 19.
En los primeros meses tras la riada también detectaron que no vale con raspar una pared y pintar sobre ella. Las fincas antiguas con muros anchos desarrollaron problemas de moho que todavía persisten un año después, y hace falta utilizar máquinas industriales de deshumidificación para reparar estas casas. Tras meses de trabajo, hasta ahora han podido secar unas 60 viviendas, pero es un proceso lento que requiere de maquinaria muy cara.
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Otro bache que empeora todavía más el panorama es la escasez de mano de obra en la construcción, que alarga las obras y encarece los proyectos. Según Mario Pérez, es común encontrarse con albañiles que inflan las facturas, que cobran y luego dan largas porque tienen otros trabajos comprometidos o que incluso desaparecen.
Ayudas de entre 6.000 y 10.000 euros
Las familias afectadas por la dana tienen líneas de ayudas para reparar sus viviendas, pero están en las antípodas de los 70.000 euros que puede costar una puesta a punto integral. La Generalitat concede 6.000 euros por vivienda afectada, y el Gobierno central hasta 10.320 euros para enseres, muebles y electrodomésticos. Si los daños afectan a la estructura, la cifra asciende a 41.280 euros, y si la casa se destruyó por completo, son 60.480.
El cobro de los seguros privados es mucho más complejo, según los expertos, porque depende del nivel de protección que tuviese el afectado. La experiencia de la Fundación Felisa es que la mayoría de las familias a las que han atendido no tenían cobertura, y las que sí, han recibido menos de la mitad de lo que cuestan los daños. El Consorcio de Compensación de Seguros, que ha coordinado estos pagos, recibió 82.000 solicitudes de cobro por parte de hogares, y ha pagado por ahora 60.733, por un valor de 1.041 millones de euros.
Para decenas de miles de valencianos, las huellas de la tarde del 29 de octubre de 2024 en su casa y en la de familiares y amigos. Se estima que unas 130.000 viviendas sufrieron daños por el agua. Un año después, los expertos describen un proceso de rehabilitación caótico porque una reparación estándar cuesta a una familia a partir de 70.000 euros, y a esto se une una falta de mano de obra por la altísima demanda.