El buque oceanográfico francés L'Atalante acaba de identificar los primeros mil barriles de residuos radiactivos frente a la costa gallega. Tras llegar a una de las zonas identificadas hace una semana y tras diversas pruebas técnicas —fundamentalmente el funcionamiento del robot submarino Uly X , capaz de descender hasta 6.000 metros—, esta misión científica bautizada como Nodssum, extrajo también fauna y sedimentos de la zona donde, entre 1949 y 1982, se vertieron unas 140.000 toneladas de estos residuos en estos contenedores de acero y hormigón. El último vertido, realizado por Países Bajos, tuvo lugar hace casi 43 años.
La subdelegada del Gobierno en Galicia, María Rivas, aplaudió este miércoles la misión, de la que destacó su carácter internacional y su objetivo de analizar las consecuencias de "un comportamiento de hace muchos años". Según explicó, el Ejecutivo central estará muy atento a los resultados para "poder prevenir y actuar" sobre cualquier incidencia y "tomar medidas".
También este miércoles, la eurodiputada del BNG, Ana Miranda, se dirigió otra vez a la Comisión Europea para recordarle que "no hizo su trabajo con respecto a la investigación de los residuos radiactivos de la Fosa Atlántica". Así, destacó que es la cuarta pregunta que le envía pidiendo una investigación europea. "No puede ser que Galicia recibiera la basura europea y que hoy la UE no haya tomado ninguna medida", explicó.
Fue en 2017, en el 35 aniversario de los últimos vertidos nucleares frente a Galicia, en la conocida como Fosa Atlántica, cuando Praza.gal realizó una larga investigación con consultas a una decena de organismos internacionales y españoles en la que no fueron capaces de responder si alguien estaba vigilando con algún tipo de programa estable de supervisión esos bidones de acero y hormigón con 140.000 toneladas de residuos radiactivos vertidos al océano entre 1949 y 1982. PSOE, PP y BNG se hicieron eco de aquella investigación y durante varios años formularon iniciativas en el Parlamento gallego, el Congreso y el Europarlamento que constataron que ni España ni la UE vigilaban ni tenían previsto hacerlo el estado de esos bidones, algunos de los cuales llevan siete décadas bajo el mar.
Tras esas evasivas y negativas, recogidas por medios de comunicación de toda España, acabó siendo Francia la que anunció que realizaría la primera misión para vigilar el estado de los residuos de la Fosa Atlántica, una expedición científica que comenzó el pasado domingo 15 de junio y que acaba de identificar esos primeros mil barriles en esta primera campaña de localización y aproximación, en la que también se tomaron muestras. Una tarea que se completará en una segunda fase que se prevé para 2026 pero que aún no tiene fecha.
El proyecto NODSSUM (Nuclear Ocean Dump Site Survey Monitoring), liderado por Javier Escartín y Patrick Chardon e impulsado por el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) francés —el equivalente al CSIC de España—, prevé realizar su primera campaña hasta el 11 de julio. En ella, el submarino robotizado autónomo UlyX, de la flota oceanográfica francesa, localiza los bidones y les toma fotografías. También toma muestras de animales y sedimentos para comprobar la radiactividad de los mismos.
En función de los resultados de la primera campaña, en una segunda aún sin fecha se empleará también un submarino para tomar muestras mucho más cerca de los bidones. Los objetivos son localizar con precisión los bidones y evaluar su condición física, medir la presencia de radiactividad en el agua, sedimentos y organismos vivos, estudiar su interacción y caracterizar los procesos de transporte de radiactividad en las profundidades del océano.
La misión que ahora realizará Francia se centra en solo uno de la docena de puntos de vertido a lo largo de toda la costa atlántica europea identificados por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Según el inventario oficial de este organismo [aquí el PDF], con el que está elaborado el mapa interactivo que acompaña a esta información, en el lugar que investigará Francia, a unos 500 kilómetros al noroeste de Fisterra, cuatro países diferentes depositaron residuos nucleares entre 1977 y 1982: Bélgica (17.605,5 toneladas), Reino Unido (14.141 toneladas), Países Bajos (13.696 toneladas) y Suiza (3.151 toneladas). Además de este punto de vertido, hay otros varios más próximos a las costas gallegas donde estos u otros países lanzaron cantidades similares de residuos radiactivos.
Por otra parte, los residuos que ahora se analizarán son de los más recientes en el tiempo, justo anteriores a la prohibición de este tipo de prácticas, mientras que en otros emplazamientos los primeros bidones se vertieron hace más de 70 años, por lo que su deterioro puede ser mayor.
Reacciones a la investigación de Praza.gal
La investigación realizada por Praza.gal en 2017 sobre la falta de supervisión de los bidones provocó la reacción de varios partidos políticos y de Greenpeace, cuyas campañas junto a marineros gallegos a bordo del buque Xurelo lograron poner fin a los vertidos en 1982. En el Parlamento Europeo, la Comisión respondió, como ya hiciera a preguntas de este periódico, que los vertidos están en aguas internacionales y que los Estados miembros solo tienen la obligación de analizar la radiactividad en sus costas, procedimientos que la UE supervisa periódicamente .
La Comisión incluso respondió, a una pregunta del entonces eurodiputado socialista José Blanco, que el Gobierno de Mariano Rajoy no veía necesario controlar los residuos a pesar de que varios ministerios discreparan entre ellos sobre las competencias en la materia.
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Ante estas respuestas, la eurodiputada del BNG, Ana Miranda, siguió formulando preguntas sucesivas —la última esta misma semana— para conocer el resultado de la siguiente supervisión europea sobre cómo España, a través del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), detecta la radiactividad en sus costas, control que se hizo en octubre de 2021 y cuyos resultados se comunicaron en marzo de 2023. En aquel momento, la Comisión Europea aseguró que los controles españoles de radiactividad en el litoral gallego y cantábrico eran adecuados, pero insistió en que "la verificación de todo tipo de control de los vertederos en la fosa atlántica queda fuera del ámbito de aplicación" de las normas europeas.
"La Comisión reconoció que no dispone de información actualizada del estado de los bidones y que los últimos informes con los que cuenta, referidos a las aguas del Atlántico Norte, datan de 1990 y 2003", recordó este miércoles Ana Miranda.
A falta de otras iniciativas por parte de la decena de organismos internacionales y estatales consultados por Praza.gal, ahora es Francia la que estudia el estado de estos residuos.
El buque oceanográfico francés L'Atalante acaba de identificar los primeros mil barriles de residuos radiactivos frente a la costa gallega. Tras llegar a una de las zonas identificadas hace una semana y tras diversas pruebas técnicas —fundamentalmente el funcionamiento del robot submarino Uly X , capaz de descender hasta 6.000 metros—, esta misión científica bautizada como Nodssum, extrajo también fauna y sedimentos de la zona donde, entre 1949 y 1982, se vertieron unas 140.000 toneladas de estos residuos en estos contenedores de acero y hormigón. El último vertido, realizado por Países Bajos, tuvo lugar hace casi 43 años.