La industria y los hogares se repartirán la reducción del consumo de gas para asegurar el flujo a Europa

La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera.

España se ha comprometido a reducir su consumo de gas durante los próximos ocho meses y a insuflar a Europa todo el gas y la electricidad que sea posible para que el continente no sufra apagones y cortes de calefacción este invierno. 

La medida forma parte del plan de contingencia contra el “chantaje” energético de Rusia aprobado este martes por los ministros de energía de la Unión Europea, y tiene como objetivo almacenar una gran cantidad de gas natural de aquí a noviembre para contrarrestar un posible corte del suministro ruso, una hipótesis más que probable a medida que se enquista la guerra en Ucrania. 

La rebaja del consumo será del 15%, pero determinados países podrán menguarla hasta el 7% o el 8% si toman medidas complementarias. Es el caso de España, que quiere evitar un racionamiento de gas entre sus empresas y hogares y prefiere contribuir a las reservas comunitarias aprovechando al máximo sus tubos de interconexión gasista con Francia y la capacidad de exportar esta materia prima a Italia por barco para que esta se reparta luego por Europa. 

El Gobierno tiene ahora que decidir quién asumirá este recorte del consumo de gas, una materia prima clave en la producción de electricidad, pero también indispensable para calefactar hogares y oficinas y mover la industria española.  

La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, adelantó este martes en su comparecencia en el Consejo Europeo que su ministerio está en contacto con asociaciones de consumidores y representantes del mundo industrial para debatir sobre quién y de qué manera asumirá este esfuerzo. 

Por el lado de los hogares, Ribera ya prometió la semana pasada que ningún ciudadano se quedará sin luz este invierno, pero sí ha dicho este martes que los españoles tendrán que ahorrar gas este invierno, aunque "por voluntad propia" y sin generar alarmismo. 

Lina Fischer, experta en energía del think tank europeo E3G, recomienda a los hogares tomar medidas como la renovación de edificios para mejorar su aislamiento térmico y usar calefactores eléctricos, pero incide en que la industria será quien más tenga que apretarse el cinturón este otoño. 

“Forzar a los ciudadanos a reducir su consumo tendría un coste enorme e incluso sería difícil técnicamente, por lo que será la industria la que juegue el principal papel a corto plazo y tendrá que invertir y transformarse para reducir su uso de gas”, explica Fischer a infoLibre. 

La industria acaparó en 2021 el 56% de todo el gas natural que quemó España, frente al 16% que consumieron las empresas y hogares, según Enagás. La industria química, la cerámica, el vidrio y la alimentaria hacen un empleo más intensivo de esta materia prima, lo que evidencia la importancia de actuar sobre el consumo de gas en las fábricas. 

La ministra ha explicado que las empresas industriales deberán hacer un esfuerzo por sustituir el gas por otros combustibles y electrificar las fábricas, pero ha dejado claro que no seguirá la senda alemana de permitir el uso de energías muy contaminantes. “Es prácticamente imposible la vuelta al carbón o de otros combustibles fósiles pesados en la industria, no serían viables en el corto plazo”, ha dicho este martes frente a los ministros de energía de la UE. 

Otro pilar en el consumo de gas es su empleo para la producción de electricidad. En junio, el 55% del gas se quemó en España fue para producir luz, muy por encima de la media de 2021, cuando no llegó al 25%. Esto ocurre porque las centrales de ciclo combinado (las que funcionan con esta materia prima) han ganado terreno con la desaparición de las de carbón, al mismo tiempo que el calor abrasador y la calima reducen la efectividad de las plantas solares e hidráulicas, lo que hace que cada año España dependa aún más del gas para generar electricidad.

Los episodios climáticos extremos, como las sucesivas olas de calor de este verano, han provocado que este mes de julio se hayan registrado tres récords históricos sucesivos de consumo de gas para generar electricidad debido al aumento del consumo de los hogares y de la exportación de energía eléctrica a Francia.  

En el escenario contrario, de frío extremo, esta materia prima también jugará un papel fundamental este invierno para que las familias puedan encender la calefacción. Durante las nevadas de Filomena, España registró un récord histórico de demanda de gas, y la Comisión Europea ya advierte de que si este invierno es especialmente frío podría activar el siguiente paso de la nueva normativa, que convertirá este ahorro de gas de voluntario a forzoso. 

El centro de Europa sufrirá recortes más drásticos 

Pese a la dificultad para encajar esa reducción de consumo de gas, España ha sido uno de los países mejor parados este martes, ya que volverá a beneficiarse de su condición de isla energética. 

En un primer momento, la Comisión Europea propuso que la rebaja de consumo de gas fuese del 15% para toda la Unión, pero ante el rechazo de varios gobiernos −entre ellos el español, que defendía que por su condición de isla energética tenía poco que aportar al resto− el Consejo Europeo ha suavizado el compromiso y permitirá que numerosos países reduzcan esa cuota hasta el 7%, a cambio de ayudar a llenar los tanques de gas europeos con medidas complementarias, como la reexportación al continente del excedente de gas de los almacenes nacionales. 

Este compromiso entrará en vigor el próximo 1 de agosto y se extenderá hasta el 31 de marzo del próximo año, pero por el momento voluntario, por lo que a corto plazo no se esperan grandes cambios ni medidas para reducir el consumo a gran escala. 

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No obstante, la Comisión se reserva la potestad de hacer convertir este mecanismo en obligatorio si peligra la estabilidad energética del continente, un escenario que no es descartable teniendo en cuenta que Rusia ya ha anunciado que reducirá aún más sus exportaciones de gas a Alemania a través de la tubería Nord Stream 1, que funcionará al 20% de su capacidad a partir de este miércoles.  

La vara de medir para activar la alerta energética estará en el avance de las reservas de gas de la Unión Europea, que deben alcanzar antes del 1 de noviembre el 80% de su capacidad, según los cálculos de Bruselas, para que ningún país corra peligro de sufrir apagones o parones en su industria. Por ahora, este almacén comunitario está al 66%. 

"Lo más importante es que empecemos a ahorrar gas ahora", dijo la comisaria europea de Energía, Kadri Simson, tras la firma del acuerdo. "El impacto en el PIB será significativamente menor si empezamos a ahorrar ahora y no esperamos a que Rusia nos obligue a hacerlo". 

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