Los viajes en transporte público han aumentado un 21% tras las ayudas, pero no reducen el uso del coche

Varios personas observan los paneles informativos en la estación de tren de Atocha-Almudena Grandes (Madrid).

Este miércoles se vinieron abajo las ayudas al transporte público que desde septiembre de 2022 han abaratado los servicios de tren, metro y autobús a millones de españoles. Aunque la mayoría de comunidades autónomas mantendrán en mayor o menor medida las subvenciones de forma temporal, es cuestión de tiempo que los precios de billetes y abonos vuelva a la normalidad. Según un estudio de la Asociación de transportes públicos urbanos y metropolitano (Atuc), la patronal del sector, la ayudas públicas han incrementado un 21% los viajes en transporte público y el número de usuarios ha crecido un 4%. En todo caso, no logró uno de los objetivos de la medida, reducir el uso del coche privado, que también creció en 2024 un 3,15%, hasta los 463 millones de desplazamientos, según la DGT.

La rebaja que desaparece desde este jueves es el 30% en los abonos y billetes regionales que costeaba hasta ahora el Gobierno, a lo que se sumaba un 20% extra que asumían las comunidades autónomas. Algunas regiones mantendrán temporalmente el 20% de descuento del tramo autonómico, mientras que otras como Madrid y Euskadi mantendrán el 60% y el 50% de rebaja, respectivamente. Lo que sí deja de renovarse desde este jueves son los abonos gratuitos de renfe y autobús para usuarios regulares.

Pese a la fuerte subida que tendrá que asumir la ciudadanía, desde Atuc creen que parte de los viajeros que se han acostumbrado en los últimos dos años a usar el transporte público no volverán al coche. En su estudio realizado en diciembre la asociación preguntó a los nuevos usuarios (los que aparecieron junto con los descuentos) si abandonarían el transporte público en caso de que la subvención se acabara, y el 66% contestó que no. Sobre el total de los usuarios en España (los nuevos y los antiguos), el 22% dijo que se cambiaría al coche si el Gobierno ponía fin a la rebaja.

"La rebaja en el precio ha sido muy positiva porque ha permitido atraer a nuevos usuarios", afirma Jesús Herrero, secretario general de Atuc. "Una parte de ellos nos han dicho que han abandonado el coche para pasarse al tren o al autobús, mientras que otros simplemente se movían andando y han pasado a ir en transporte público. La buena noticia es que una parte importante está dispuesta a quedarse incluso aunque se retiren las ayudas", añade.

El problema es que la encuesta se realizó el año pasado, antes de conocerse que las subvenciones se caerían de un día para otro. Juan Ortiz, director de Ecodes y exdirector del Consorcio de Transportes del Área de Zaragoza, cree que este cambio repentino alejará a los usuarios, porque este público es muy sensible. "Estas rebajas han llevado a alcanzar un récord de viajeros, pero esta no es la manera de retirar las ayudas. Es verdad que habíamos llegado a un punto en el que era necesario reducirlas poco a poco, y ese era el plan, pero en lugar de esto entramos en un escenario de incertidumbre que va a expulsar a mucha gente del transporte público y que va a cargarse el trabajo de los últimos años", critica el experto.

La idea original era prorrogar las ayudas hasta el 31 de junio, pero el Gobierno lo logró este miércoles el apoyo de la mayoría del Congreso para hacerlo. A partir del 1 de julio, el Ministerio de Transportes planeaba poner en marcha un plan para abaratar el transporte público en España al menos hasta 2026, creando un billete único de Cercanías para todas las zonas y núcleos de España por 20 euros al mes. También tenía la intención de hacer gratuito todo el transporte público colectivo para menores de 15 años y dar descuentos del 50% para los abonos urbanos de los jóvenes, entre otras medidas. Pero todo esto formaba parte del Real Decreto-ley 9/2024 que fue derogado este jueves.

Aumento en el tráfico por carretera

Pese a la buena acogida que han tenido los descuentos desde su implantación hace más de dos años, el transporte por carretera ha seguido creciendo de forma paralela. La explicación, según Juan Ortiz, es que la actividad económica en las ciudades ha crecido tanto tras la pandemia que el transporte público no ha sido siquiera capaz de absorber toda la nueva demanda de movilidad. La prueba está en que en 2024 no solo se alcanzó un récord de uso de transporte público, sino que la demanda de gasolina se situó por las nubes, un 21% por encima de 2019, antes de la pandemia.

 "La pregunta no es por qué la rebaja del transporte público no ha sacado coches de la carretera, sino qué habría pasado sin esas ayudas. Pues que el vehículo privado habría desbordado las ciudades", contesta Ortiz.

Si a esto se suma que en los próximos meses se retirarán poco a poco las ayudas a los abonos de transporte, los expertos temen un aumento todavía mayor del tráfico en las ciudades —y de la contaminación urbana— y supondrá que las familias con menos recursos destinen mucho más dinero a moverse al trabajo.

Ecologistas en Acción ya denunció en enero que en el año 2024 se superaron en las quince mayores ciudades de España los nuevos valores máximos de partículas de dióxido de nitrógeno (NO2) que entrarán en vigor en la Unión Europea a partir de 2030. Aunque por ahora este límite de 20 microgramos por metro cúbico (20 μg/m3) no es obligatorio, sí supone un daño para la salud, y su presencia en las urbes está directamente relacionada con los coches.

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