EL FUTURO DE INTERNET

Si violan a tu avatar, también te violan a ti o cómo se aplican las leyes del mundo real al metaverso

Una persona usando unas gafas de realidad virtual.

"A los 60 segundos de unirme al metaverso me acosaron verbal y sexualmente. Tres o cuatro avatares masculinos violaron en grupo a mi avatar mientras sacaban fotos. Cuando intenté escapar, escuché cómo me gritaban que no fingiese, que me había encantado". Así relató la investigadora británica Nina Jane Patel su experiencia en el Meta Horizon Worlds, el proyecto de realidad virtual y realidad aumentada (en terminología techie: VR y AR) del imperio de Mark Zuckeberg, un concepto en el que confluyen el mundo físico y el digital creando un espacio donde los avatares no sólo se usan para jugar, sino que interactúan en el ámbito laboral o educativo. "Fue surrealista, una pesadilla", aseguró en un post en Medium a finales de 2021 en el que también reconoció que se quedó "helada": "Ni siquiera pude pensar en activar las medidas de seguridad". 

El relato de Patel, muy similar al que puede hacer cualquier víctima de una agresión sexual en el mundo real, ha vuelto estas semanas a primera línea después de conocerse que la policía de Reino Unido está investigando la violación de una menor en el metaverso. Según publicó el Daily Mail a principios del mes de enero, la joven de 16 años se encontraba en una sala en línea de un videojuego de realidad virtual con un gran número de usuarios cuando se produjo la agresión por parte de varios hombres adultos. 

Aunque no hubo ninguna herida física, los agentes detallaron que sufrió el mismo "trauma psicológico y emocional" que una persona en el mundo real ya que el videojuego está diseñado para ser completamente inmersivo. "La realidad virtual se ha diseñado esencialmente para que la mente y el cuerpo no puedan diferenciar las experiencias virtuales o digitales de las reales. De alguna manera, mi respuesta fisiológica y psicológica fue como si hubiera sucedido en la realidad", recuerda Patel. 

¿Cómo es esto posible? "El metaverso está en construcción", matiza Ana Rodríguez, responsable de comunicación de Imascono, empresa española especializada en realidad extendida, metaverso y soluciones interactivas, antes de explicar que "hay varios mundos dentro" y que "van más allá de las páginas web o de los perfiles que tenemos en redes sociales que conocemos actualmente". Para Gonzalo Mariscal, director del Departamento de Ciencia, Computación y Tecnología de la Universidad Europea, la clave es partir de la base que es cierto que "no hubo contacto físico" pero "al combinarse la cercanía entre avatares con ciertos gestos obscenos junto con la posibilidad de interactuar de forma hablada" la víctima "puede sentirse en una situación de acoso". 

La revictimización, también en el mundo digital

Las similitudes no acaban en la parte psicológica de la agresión. Como en el mundo real, las víctimas de una agresión sexual en el metaverso sufren una revictimización, ya que también son juzgadas y criticadas por el entorno. "No elijas un avatar femenino", "no seas estúpida, no fue real" o " obviamente nunca has jugado a Fortnite", fueron algunos de los mensajes que recibió la investigadora Nina Jane Patel. Un vistazo a los comentarios de las noticias publicadas en los medios británicos sobre el caso de la menor también dejan entrever el machismo y el escepticismo al acusar a la joven de no hacer nada cuando podría "simplemente" salirse de la experiencia. Pero, en realidad, no es tan fácil como podría parecer.

"Hay que entender que el metaverso lo que propone es una inmersión total, en primera persona y con interacción entre avatares. Al intentarse que esta interacción sea lo más humana posible, se permite hacer el gesto de saludar o de mirar a los ojos", explica Ana Rodríguez que apunta que, aunque "en los vídeos de demostración no terminan de mostrar cómo funciona", la inmersión "es muy real": "Se nota lo que se tiene alrededor, la presencia de otros usuarios". 

Para Gonzalo Mariscal, esta situación es como en la vida real: "Cuando uno está viviendo esta situación no se está dando cuenta o se queda en shock. Pero estamos diciendo a una persona que está haciendo un uso correcto de la tecnología que se desconecte ante las malas acciones de otra persona, cuando debería ser al revés". 

¿Falta seguridad?

Tanto el caso de Reino Unido como el de Nina Jane Patel llegan en un momento clave: ambos se han producido en una fase inicial en el que la única forma de acceso son las gafas de realidad virtual, es decir, la inmersión es visual y auditiva. El problema puede empeorar con el siguiente paso: la irrupción de los futuros trajes hápticos, es decir, aquellos con tecnología que simula respuestas táctiles. "Por ahora no hay sentido del tacto porque en el momento actual no está desarrollado en el propio metaverso", señala Mariscal. En la serie The Good Fight ya imaginaron como sería una proceso judicial por una agresión sexual con uno de estos trajes en un entorno virtual. Spoiler: el juez sólo acepta la demanda después de probarse el traje y comprobar de primera mano lo que se siente. 

Ante esto, la pregunta es evidente: ¿en qué momento se pensó que era una buena idea crear los avatares con la capacidad de violar al igual que pegar o, incluso, asesinar? "En realidad, los programadores no los han programado para que hagan este tipo de cosas. El problema es que no se han puesto las suficientes medidas para evitar que ciertos usuarios accedan al bloque de código que permite modificar y desbloquear este tipo de comportamientos", reconoce Ana Rodríguez.  

Las tecnológicas comienzan a implantar límites personales

¿Existen entonces grietas en el metaverso? "Sí, y si quiere convertirse en el nuevo lugar donde nos vamos a relacionar tienen que cumplir con las mismas normas que en el mundo real", apunta Rodríguez que, no obstante, ve luz al final del túnel: "Como está en construcción, las empresas pueden poner ya todos sus conocimientos en marcha para que estos delitos no se permitan". Para Gonzalo Mariscal, más que una grieta lo que considera que está pasando es que se está intentando "ponerle puertas al campo", aunque reconoce que las compañías detrás de estas plataformas están estableciendo "medidas de seguridad". Es el caso de Meta. 

En febrero de 2022, según publicó The Verge, el imperio de Mark Zuckerberg añadió un sistema de "límites personales" en Horizon World que mantiene a los desconocidos a metros del avatar, una especie de burbuja. Este anuncio se produjo después de que trascendiera que un usuario denunciase "manoseo" por parte de un extraño. Por esta razón, tras el caso de la menor británica, desde el imperio californiano se asegura que este tipo de comportamientos "no tienen hueco" en su plataforma. 

"Lo que se puede hacer en cada mundo dentro del metaverso depende de las empresas que están detrás. En el caso de las europeas, nos regimos por las leyes de la UE. Aunque, es verdad que la regulación como tal depende de las normas intrínsecas dentro de cada espacio", reconoce Ana Rodríguez que le pone deberes a estas tecnológicas: "Tienen que ir un paso más allá de lo que se ha hecho hasta ahora para regular Internet"

¿Vale nuestro Código Penal en el metaverso?

Pero mientras las tecnológicas no dan un paso más y, aunque oficialmente este tipo de delitos no tengan hueco, lo cierto es que agresiones sexuales, palizas o asesinatos van más allá de los riesgos que se pusieron encima de la mesa con la aparición del concepto de metaverso en el otoño de 2021. Se pensaba en el cibercrimen, en delitos relacionados con la privacidad, la seguridad de datos y la propiedad intelectual o en aspectos de derechos laborales ante la puerta abierta a trabajar en este entorno digital que, más o menos, estaban cubiertos con la actual legislación. "Es lo que se ha venido a denominar delitos metaversiales", apunta la abogada Natalia Martos Díaz, CEO y fundadora de Legal Army. 

Aunque, tal y como adelanta Eduard Blasi, abogado digital y divulgador del canal Tech and Law en Instagram, presentan "jurídicamente muchas dudas": "Como el avatar no es una persona física se hace complicado la aplicación de los delitos que tenemos actualmente en nuestro Código Penal".

¿Cómo se pueden perseguir entonces este tipo de delitos? "A pesar de que un avatar pueda cometer asesinatos, lesiones o agresiones sexuales, no se le podría aplicar el régimen sancionador del Código Penal porque no hay una realidad ni lo que llamamos una "sensación física" requerida para aplicarlo", reconoce Martos Díaz. Tal y como destaca Blasi, las conductas online "no deben quedar impunes" por lo que "sería necesario ya no actualizar el Código Penal sino añadirse las nuevas formas delictivas en los distintos entornos online". Eso sí, para este abogado, en algunas situaciones, como el acoso, "podría existir ya un articulado suficiente para hacer frente a este tipo de casuísticas".

Para Martos Díaz, el camino sería una reclamación "por vía civil, daños y perjuicios morales" ya que los jueces no van a entrar a "aplicar la legislación penal a avatares porque no se produce un "daño carnal" en el espectro físico". Eso sí, la cosa cambia si "se materializan en la realidad física" como en los casos de Reino Unido y la investigadora ya que son casos de "acoso y tratos degradantes que atentan contra la integridad moral": "Aquí, el Código Penal rige plenamente".

¿Y sería necesario ampliar la definición de persona física para incorporar los avatares del metaverso? "No es estrictamente necesario. Pueden coexistir dos realidades paralelas, la física y la virtual, ya que eso no afecta a la consideración de persona física ya que el avatar es una extensión o creación de la personalidad física que actúa en el mundo virtual", argumenta Martos Díaz que reconoce que no se tratan de "personalidades distintas". 

Se puede denunciar ante la Policía y la Agencia Española de Protección de Datos

Una vez resueltas las dudas, las víctimas deben ser conscientes de que, aunque se haya producido en un mundo digital, pueden denunciar. "La vía es exactamente la misma que en el mundo real", apunta Eduard Blasi. 

El metaverso, ¿un mundo sin ley?

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"Es importantísimo que guarde todas las evidencias posibles: emails, mensajes de WhatsApp, imágenes o vídeos. Todo ello va a ser lo que constituya la prueba de lo sucedido y lo que se debe llevar a la unidad de la Policía Nacional especializada en delitos informáticos o a la brigada de delitos telemáticos de la Guardia Civil", explica Martos Díaz. Y, si la situación conlleva una difusión de información, contenido sexual o una agresión, existen "otros medios como el canal prioritario de la Agencia Española de Protección de Datos, que permite cortar la cadena de transmisión de información", incide Blasi. 

¿Y a quién hay que denunciar? Para Martos Díaz es recomendable denunciar tanto al agresor como a la empresa detrás del metaverso ya que "debería haber evitado cualquier tipo de conducta delictiva y va a tener una responsabilidad solidaria o subsidiaria con el sujeto que haya cometido el hecho delictivo". Es más, esta experta recuerda que las tecnológicas deben tener una serie de términos y condiciones de uso así como sistemas de moderación y de reporte para poder denunciar este tipo de conductas: "Si no cuentan con ellos van a tener muy complicado eximirse de responsabilidad si acontece un hecho delictivo". 

"Más allá de las cuestiones éticas y morales, el metaverso va a abrir la puerta a que se den escenarios que puedan comportar un daño directo o indirecto a los usuarios, y las empresas deben evitarlo, poner medios suficientes y anticiparse a este tipo de casuísticas", señala Blasi. 

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