35 años de la 'operación Nécora': los narcos gallegos están más fuertes que nunca

Dinero incautado a presuntos narcos gallegos.

El 12 de junio de 1990, policías procedentes de Madrid 'tomaban' literalmente las Rías Baixas. El juez Baltasar Garzón aterrizaba en helicóptero en el Pazo Baión, gran emblema del poder de los narcos en aquel tiempo, en una imagen icónica que sirvió para sacar la careta a aquellas personas que llevaban tiempo traficando, primero con tabaco y después con drogas, en la impunidad. Con el apoyo del fiscal Javier Zaragoza salió adelante la Operación Nécora, que a día de hoy, cuando se cumplen 35 años de la misma, sigue siendo la más recordada en el marco de la lucha antidroga en Galicia y en el resto de España.

En todos estos años, los narcos han cambiado pesqueros por narcosubmarinos (aunque sigan usando las embarcaciones tradicionales para introducir sus cargamentos de droga en Galicia) y han dejado atrás los teléfonos para dar paso a la comunicación encriptada e imposible de rastrear.

Los narcos, además, han cambiado su forma de vida, y si antes hacían gala de su poder económico y sus lujosas mansiones, ahora se esconden detrás de sus altos muros, lo que les permite seguir adelante con sus negocios lejos de los ojos y de los oídos de la Policía.

Precisamente ahora, en 2025, la lucha antidroga se halla en su momento más delicado. Los precios de la cocaína están en mínimos históricos en los mercados mayoristas (en la venta al kilo), con cifras por debajo de los 15.000 eurosla mitad de precio que antes de la pandemia. Las redes criminales disponen de más herramientas que nunca para traficar y de mejores medios para comunicarse sin ser detectados. Sus abogados, además, tienen experiencia y gran control sobre el marco legal en cada uno de los países en los que intervienen, lo que les ampara en el caso de ser detenidos.

En el otro lado, las Fuerzas de Seguridad trabajan con lo que tienen. Disponen de embarcaciones avanzadas, pero notoriamente escasas, lo que no les permite frenar la sangría de alijos que llegan a las costas, tanto en Galicia como en Andalucía y, de forma alternativa, en costas portuguesas e incluso en África Occidental. España no toma ejemplo de países como Francia o Estados Unidos, que, en lugar de tener a sus respectivas flotas militares paradas, las utilizan para la vigilancia del narcotráfico con éxitos incontestables. La Guardia Civil y Vigilancia Aduanera, que operan en muchas ocasiones con la información de la Policía Nacional, logran buenos resultados, pero, a la luz de los precios de la droga, claramente insuficientes.

A ello se debe añadir el colapso de la administración de Justicia, la ausencia de tribunales especializados en crimen organizado y de herramientas de investigación adecuadas para los nuevos escenarios. Todo ello rema en la dirección de los narcos, cuya presencia sigue en aumento, tanto en Galicia como en el resto de España.

Un barco abandonado en Lanzarote, la gasolinera de los narcos cuando traían cocaína a Europa

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Aprovechando la ocasión y para mantener vivo su recuerdo, la Fundación Galega Contra o Narcotráfico reúne este jueves en A Estrada (Pontevedra), en las instalaciones de la Academia Galega de Seguridade Pública (AGASP), a buena parte de las fuerzas vivas que combaten este problema, alrededor de una jornada de trabajo que cada año busca aportar avances para que los agentes policiales puedan operar con armas más eficientes. Así, el colectivo pone en el foco el blanqueo de capitales a través de criptoactivos, que representa "un desafío creciente en el ámbito de la seguridad, la justicia y la economía a nivel mundial".

En particular, señala el colectivo, "el tráfico de drogas se caracteriza por la generación de elevados volúmenes de dinero ilícito que necesita ser lavado e introducido en el circuito legal, encontrando la máxima opacidad en los denominados criptoactivos y la mayor rapidez imaginable en las transacciones vía Internet y nuevas tecnologías", permitiendo a los delincuentes mover dinero de manera más eficiente y difícil de rastrear en comparación con los métodos tradicionales. Este fenómeno complica las investigaciones y requiere de nuevas estrategias y herramientas especializadas.

Es por ello que, tres décadas y media después de la icónica redada, el jefe de la UCO-Narcotráfico, Óscar Remacha, varios expertos procedentes de la Comisaría General de Policía Judicial, entre ellos Francisco Redondo, especialista en la lucha contra el crimen organizado a través de agentes encubiertos, o Emilio Rodríguez, jefe de Greco Galicia, se reúnen en un evento en el que también están, entre otros, Fernando Iglesias, jefe de Aduanas en Galicia, así como expertos en criminalidad informática. Todos ellos compartirán información y puntos de vista para avanzar en el combate al narcotráfico.

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