¿Por qué ordenaron asesinar a Chelo El Regidor?

Láminas dominicanas de cocaína.

Las organizaciones criminales de origen dominicano dominan la distribución de cocaína a pequeña y mediana escala en muchas ciudades españolas desde hace algún tiempo. Entre la amplia emigración que ha llegado al país para trabajar de forma lícita se ha infiltrado una red con contactos en el negocio del narcotráfico que, poco a poco, ha establecido rutas para el envío de la sustancia, normalmente por avión, y su posterior distribución en distintas provincias.

En paralelo al asentamiento de estas organizaciones en España surge la violencia. Fuentes policiales que las investigan aseguran que son "las más violentas" de cuantas operan en el territorio ibérico en la actualidad, con una cultura distinta a la europea y unos valores distintos a los que se mantienen en el Viejo Continente desde hace tiempo, incluso entre el crimen organizado, en el que, si bien se dan los ajustes de cuentas, se producen a cuentagotas y, si es posible, en la clandestinidad.

Lo que sucedió en diciembre de 2024 en el bar Castro de Carballo (A Coruña), sin embargo, fue distinto. Un local lleno de clientes, a las ocho de la tarde, recibió la llegada de dos sicarios a sueldo, ambos de origen dominicano, que parecían estar cometiendo un golpe sin demasiada planificación pero con un objetivo claro: acabar con la vida de José Luis Alvarado, alias Chelo El Regidor, compatriota suyo que llevaba un tiempo afincado en esa localidad del Noroeste de Galicia y haciendo gala de un importante poder económico, contando billetes a la vista de todos. El dinero de la cocaína.

Su muerte es un ajuste de cuentas en toda regla. Este periódico indicó en su momento que estaba relacionada con la incautación de cinco kilos de cocaína horas antes del crimen en esa misma provincia de A Coruña, y así es. Sin embargo, la causa no es el decomiso. 

La principal hipótesis que manejan las autoridades que investigan el móvil señala que la organización dominicana que ordenó el asesinato lo hizo en la creencia de que Chelo El Regidor les había robado. El fallecido era sospechoso de haber organizado vuelcos con anterioridad –robos de sustancias a otros narcos–. El decomiso de la droga pudo haberse confundido con uno de esos vuelcos y, en la creencia de que no era la primera vez, los dueños de la mercancía ordenaron la ejecución de Alvarado.

Las detenciones realizadas esta semana por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil en colaboración con la Policía Judicial de A Coruña y los Mossos d'Esquadra (una en Madrid y otra en Barcelona) de los dos presuntos autores materiales del homicidio podrían arrojar más luz a lo sucedido. Las fuerzas de seguridad siguen investigando con el difícil objetivo de saber quién dio la orden.

En este aspecto debe tenerse en cuenta que las organizaciones que se dedican a robar droga a otras suelen suplantar a la Policía, usando distintivos oficiales para ello. Es por ello que, en este caso, pudieron confundir a los agentes con narcos disfrazados. Otro elemento que apunta en la misma dirección es la manera de ejecutar la muerte, sin una excesiva planificación y a una hora poco común, lo que sugiere que se produjo tras una orden rápida.

En el doble fondo de las maletas

Las organizaciones dominicanas introducen la cocaína en España de forma preferente por vía aérea, en maletas que llegan en los vuelos turísticos que unen la isla caribeña con la península ibérica. Lo hacen, en la mayor parte de las ocasiones, en forma de láminas empotradas en los dobles fondos del equipaje. Son envoltorios de unos 300 gramos.

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Esa droga suele llegar a Madrid o Barcelona, principalmente, a través de sus aeropuertos con conexiones directas con República Dominicana, aunque en ocasiones llega mediante escalas nacionales a otras ciudades. Sin embargo, lo habitual es que la droga se transporte en coches con caletas desde las dos capitales hasta el resto del país, y también a través de las vías férreas.

En los últimos meses también se han detectado las mismas láminas, pero introducidas en contenedores, tanto marítimos como aéreos, incrustados dentro de cajas de cartón que transportan cualquier otra mercancía. De esa forma envían grandes cantidades hacia cualquier país del mundo.

Una vez en los territorios, las mafias dominicanas establecen negocios, principalmente relacionados con el ocio nocturno y la hostelería, todo ello con el objetivo de abrir una línea lícita para el blanqueo del dinero obtenido a través de la venta de la cocaína.

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