Librepensadores

Tiempo de contrastes

Antonio García Gómez

Crueles, injustos, en el que la desigualdad, paradigma de la época que vivimos o malvivimos, se enseñorea sobre la angustia y la ansiedad de los más vulnerables e indefensos.

Al aguerrido y jovencísimo guardameta del Chelsea, un tal Kepa, le han suspendido de sueldo una semana por haberse puesto “chulito” y no haber querido ser sustituido, nada menos que una bagatela de 225.000 euros.Si se multiplica por las 52 semanas nos salen, bruto o neto, un jornal de más de 11 millones de euros anuales en dinero cash.

Por otra parte, en plena temporada de la recogida de la fresa en Huelva se ha constatado una oferta, para entre tres y cuatro meses, de 23.000 puestos de trabajo. Jornada de diez a doce horas a una media de 38 euros “nominales”. Y digo nominales porque luego empiezan a “bajar” hasta 25 euros normalizados por unas jornadas agotadoras.

Pues bien sacada la oferta se ha comprobado que únicamente 970 puestos de trabajo han sido ocupados por “naturales” del país. El resto lo será por “extranjeros” —¿se dice así?—, de los que 19.000 lo serán mujeres marroquíes, menos conflictivas, más “delicadas” en el manejo de la fresa, abocadas a “regresar” voluntariamente a su país... sin haber rechistado por la condiciones de trabajo. ¡Una bicoca!

Como para que en todo caso se siga practicando, voceando, vomitando el “patriotismo más rancio, insolidario y casposo”. En aras de una supremacía estúpida, varonil, homófoba, machista y acomplejada de una marea abominable que amenaza extenderse hasta la vergüenza, desde la iniquidad hasta lo más inhumano que hubiéramos podido imaginar las mujeres y los hombres de bien.

Mientras se contagia la desigualdad, que en realidad es de lo que se trata, al servicio del poder financiero, mientras se escudriña con fruición la sanción al ¿portero reserva o titular de la selección nacional muy española y mucho española?, a la vez que se desconoce la realidad del trabajo precario, injusto, explotador llevado a cabo por —qué casualidad— esos “extranjeros” que vienen a nuestro país ¿a matar su hambre? Siempre que se les vea desde arriba del lomo de caballo matón para alejarse más y más de la desgracia de los “parias”, sean españolísimos, extranjerísimos... Es igual mientras la patria quede a salvo.

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Antonio García Gómez es socio de infoLibre

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