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Si la política se acaba, ¿para qué queremos a los políticos?

César Moya Villasante

Sabemos que los políticos van a seguir entre nosotros, no sé si para bien o para mal, pero lo que tengo muy claro es que la política se ha acabado con el sistema liberal económico, que nada tiene que ver con la ideología política que existió en un tiempo. Lo que sí tengo claro es que lo que entendimos por política en su máxima expresión, o sea, la forma de gobierno para mejorar el modo de vida de las personas, ha desaparecido como tal. Lo estamos viendo cada día: la desigualdad es un hecho que se desarrolla a nivel exponencial hasta cuando llegue a su ultima derivada, en que pocas empresas o lobbies sean los dueños del mundo en su totalidad a base del modo mercado, en donde unos se comen a otros a modo selvático y en donde el león que en su día tendrá nombre de empresa se habrá comido a sus presas de un modo OPA que es lo que el mercado propicia.

Esta desigualdad está, como digo, propiciada por el único dios existente, que es el dinero y que manejan los grandes magnates de este mundo, cada vez menos, pero con más poder. Ellos dirigen todo no ejerciendo el poder con bombas porque con los billetes de dólar se bastan para anular cualquier idea política, normalmente aquellas que no pueden convivir con la idea del poder, como son las de características sociales. O sea que la izquierda, tal como se definió hace muchos años que apoyaba a lo que entonces era un obrero, ya no tiene ningún poder. Por tanto, si todo el poder lo tiene el dinero, la derecha ejerce de apoyo haciendo el trabajo sucio de privatizar todo lo público para apoyar a esos amigos componentes del club y, entonces, el cometido que tenía la política antiguamente ha dejado de tener influencia, es poco más que en un teatro absurdo para mantener gente que no reporta nada a la sociedad.

De ahí el desastre que vivimos en España, donde la política cada día esta más prostituida no ejerciendo incluso en labores de Estado, que se limitan a dejar a una izquierda teórica que fracase pues la derecha tiene sus lugares bien asegurados. Ya que ese poder económico se lo asegura desde montañas lejanas agradeciendo su labor de crear leyes para su beneficio, como anteriormente mencionaba, la privatización de todo. En Madrid, quizá la ciudad más corrupta de Europa, se está ejerciendo ahora esta tarea sin ningún rubor apoyándose en personas muy poco válidas, como Almeida y Ayuso, que son meros activistas dedicados a hacer lo que se les mande y a decir todos los improperios necesarios para la provocación, ya que se encuentran muy apoyados en su sillón. Vox se encarga de pasarles el recado de Trump en ese sentido, que es la persona que llegó para el cometido que estoy narrando. Y sin ninguna exageración, aunque alguno crea que me paso.

Pero hay algo que los ciudadanos debemos exigir. Cuando se privatiza todo, incluidas las pensiones o cualquier Ministerio como puede llegar a ocurrir en un futuro no muy lejano, debemos actuar contra la existencia de una nómina de políticos que no nos valen pues ellos están para gestionar lo público. Está muy claro: si la política se acaba, ¿para qué queremos a los políticos? Es muy necesario que los ciudadanos empecemos a reaccionar a este debacle y al menos tratemos de evitar un gasto que también irá a nuestras espaldas cuando ya no son necesarios. Es claudicar ante algo tan inevitable como la ausencia de un líder que nos lleve a una batalla por cambiar, pero como no existe, al menos que no tengamos que pagar los vidrios rotos del sistema abonando sueldos no merecidos por un trabajo no necesario en ese nuevo modo liberal. Esto creo que lo entenderá hasta la señora Aguirre. que tanto presume de ser liberal y con ella muchos mas de la derecha más rotunda. __________

César Moya Villasante es socio de infoLibre

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