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Cultura

El Teatro Real sustituye a los figurantes de 'Idomeneo' por 100 voluntarios que trabajarán gratis

La fachada del Teatro Real, en Madrid, durante la Fiesta de la ópera.

El Teatro Real quiere sustituir a sus figurantes profesionales por 100 voluntarios en la obra Idomeneo, re di creta, la ópera de Mozart que, con dirección musical de Ivor Bolton —director musical del Real— y dirección de escena de Robert Carsen, se representará en Madrid del 19 de febrero al 1 de marzo de 2019. Así, la Fundación cambiaría a un centenar de actores profesionales por amateurs seleccionados entre su propio público que trabajarían gratis durante 18 ensayos y 9 representaciones, que sumarían más de 100 horas de trabajo. Los sindicatos Unión de Actores y CNT se plantean denunciar la decisión de la empresa ante la Inspección de Trabajo. El Teatro Real asegura que se trata de un programa de voluntariado que "no constituye el desarrollo de tareas o funciones propias de carácter laboral". 

La Unión de Actores, sindicato de los intérpretes, ha criticado esta medida con una nota hecha pública este viernes. "Estamos ante una sustitución masiva de trabajadores con el único objetivo de evitar los costes que tiene contar con profesionales", denuncian. Si contratara a profesionales, el teatro debería pagarles según convenio: 42,29 euros por ensayo y 62,10 euros por representación. Para un actor, esto supondría un salario total de 1.320,12 euros, por lo que el Real está dejando de pagar 132.012 euros en salarios y, según cálculos del sindicato, 49.505 euros en Seguridad Social. El Teatro Real es una fundación del sector público, y su patronato está compuesto por el Ministerio de Cultura, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento.

La institución ha captado a los voluntarios entre sus propios espectadores: fueron los Amigos del Real —una especie de abonados que pagan a partir de 120 euros al año para tener ciertas ventajas de compra— quienes recibieron la convocatoria. "Ahora te ofrecemos la oportunidad de disfrutar de una experiencia única que quizá, nunca imaginaste que podrías realizar: aparecer en escena como voluntario, en las 9 funciones de la ópera Idomeneo de Wolfgang Amadeus Mozart, cuyo estreno está previsto para el 19 de febrero de 2019", rezaba el correo, según confirma la Unión de Actores. Quienes aceptaran se comprometían a asistir a todos los ensayos y funciones. Aunque la fecha límite para apuntarse era el 22 de octubre, el 19 ya se habían cubierto todas las plazas. El Teatro Real se comprometía a emitir un "certificado de voluntariado a todos los participantes". 

¿Tareas "de carácter laboral"?

En un comunicado hecho público en la tarde del viernes, el Real ha matizado que no es el Teatro Real quien convoca el voluntariado, sino la Fundación Amigos del Teatro Real. En su web, esta última recoge como objetivos "apoyar, fomentar, y desarrollar las actividades y proyectos culturales del Teatro Real". El Real, institución presidida por Gregorio Marañón y Bertrán de Lis, asegura que el voluntariado "no constituye el desarrollo de tareas o funciones propias de carácter laboral", a pesar de que su realización exige más de 100 horas de trabajo entre el 13 de enero y el 1 de marzo, además del compromiso de asistencia a todos los ensayos y representaciones. "La participación del voluntariado no constituye de forma alguna elemento determinante de recreación escénica", añade sobre el centenar de voluntarios que figurarán en Idomeneo. La obra es una coproducción con la Canadian Opera Company of Toronto y el Teatro dell'Opera di Roma.

La Unión de Actores asegura que no es la primera vez que el Real trata de sustituir a figurantes por voluntarios: "El año pasado intentaron hacer una cosa similar y conseguimos pararla". En la temporada anterior, cuentan fuentes del sindicato, un afiliado dio el aviso y la Unión de Actores se puso en contacto con la institución, que dio marcha atrás. "En este caso, la información ya nos ha llegado a posteriori, cuando ya estaban seleccionados los voluntarios", explican. En CNT también han observado casos similares, pero en el Palau de les Arts: el pasado noviembre se buscaba a 60 "personas no profesionales que deseen colaborar en la ópera de forma desinteresada", que harían las labores de figuración en La flauta mágica, con dirección de escena de Graham Vick. 

"Es algo que se está normalizando, y no puede ser", critica Juan Javier Herrera, delegado de Artes Escénicas de CNT en Madrid. "Que esta gente se preste voluntariamente a hacer ese trabajo no quiere decir que no sea una profesión regulada por convenios colectivos". Los voluntarios, advierte, no estarán dado de alta en la seguridad social, aunque el Teatro Real asegura que "la Fundación de Amigos contrata y abona el correspondiente seguro de responsabilidad civil". "Si hay un accidente, ¿quién les va a cubrir la baja? ¿El seguro de responsabilidad civil?", se pregunta Herrera. Lo mismo se pregunta la Unión de Actores: "¿Qué ocurrirá si hay un accidente de trabajo? Recordemos que estamos hablando de 9 funciones y 60 horas de ensayos".

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No es el único revuelo que sucede en el último año en la institución regida por Marañón. El pasado junio, el ministro socialista de Cultura, José Guirao, anulaba el proyecto elaborado por el anterior Gobierno conservador, consistente en la absorción del Teatro de la Zarzuela, público y dependiente de Cultura, por parte del Teatro Real. El plan, una subrogación a todos los efectos, ponía en suspenso el futuro de los 155 empleados de la Zarzuela, que abandonaban la administración y veían sustancialmente modificadas sus condiciones laborales. El Gobierno anulaba así el Real Decreto aprobado en abril por Íñigo Méndez de Vigo, anterior titular de Cultura, y que daba el pistoletazo de salida a la fusión. 

Uno de los puntos claves de la reforma, según un estudio previo realizado por el Ministerio del PP, era la "homogeneización y ampliación de los programas de patrocinio y esponsorización y de captación de recursos vía mecenazgo". Pero el cambio también dotaba al Teatro Real de una segunda sede. El plan del Gobierno, apoyado por la dirección de Marañón, tenía en contra a los sindicatos CCOO, UGT y CSIF, pero también a Podemos y PSOE, e incluso a Ciudadanos, que cuestionaba la premura del proyecto, que se filtró a la prensa en marzo sin que la conocieran trabajadores ni organizaciones sindicales. Más de 700 figuras de la cultura firmaron también en contra del proyecto

 

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