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Política cultural

El Ministerio de Cultura anula la absorción de la Zarzuela por el Teatro Real

Trabajadores del Teatro de la Zarzuela se manifiestan ante el Teatro Real, llevando caretas de su presidente, Gregorio Marañón, para protestar contra el plan del Gobierno de fusionar ambos centros.

El nuevo ministro de Cultura y Deporte, José Guirao, ha decidido anular la absorción del Teatro de la Zarzuela por el Teatro Real, según ha hecho público a primera hora de la tarde el Ministerio. Así, el Gobierno del PSOE no se limita solo a pausar el proceso, sino que cancela el proyecto del anterior Ejecutivo del PP, que subrogaba la gestión de la Zarzuela, dependiente del Ministerio, a la fundación del sector público que gestiona el Real. El plan ponía en suspenso el futuro de los 155 empleados de la Zarzuela, que abandonaban la administración y veían sustancialmente modificadas sus condiciones laborales. Guirao ha anunciado su decisión tras reunirse por segunda vez con los sindicatos UGT, CCOO y CSIF. El lunes se había encontrado ya con Gregorio Marañón, presidente de la fundación del Real, y Daniel Bianco, director del Teatro de la Zarzuela.  

La anulación se aprobará mediante Real Decreto en alguno de los próximos Consejos de Ministros, previsiblemente el del 29 de junio, según precisan fuentes de Cultura a este periódico. El 20 de abril, el Gobierno dio el visto bueno al Real Decreto que acordaba la fusión, cuya entrada en vigor quedaba supeditada a la aprobación de los presupuestos, que acaban de recibir ahora el visto bueno en el Senado. 

"José Guirao ha adoptado esta decisión", precisa el comunicado del Ministerio, "tras analizar las incertidumbres jurídicas, técnicas y operativas que implicaba la fusión propuesta, sobre todo en relación con la subrogación de los trabajadores". "Al ministro, y así nos lo ha dicho, le era complicado suspender el Real Decreto y dejar este tema pendiente, cuando además ni siquiera era suyo", señala a este periódico Javier Figueroa, secretario general de UGT en el Ministerio de Cultura. El Gobierno y los sindicatos han acordado la creación de un grupo de trabajo que reúna a las distintas unidades de producción del INAEM y a los representantes de los trabajadores para "mejorar la gestión" del instituto. "Queremos que el INAEM sobreviva a estas estrategias privatizadoras", concede Figueroa.

En la mañana del martes, y antes de reunirse con los sindicatos, el gestor cultural había expresado su preocupación por "los temas laborales" que implica la fusión del Teatro de la Zarzuela y del Teatro Real propuesta por el anterior Gobierno del PP. "Al margen de la bondad o no del proyecto, que habría que seguir pensando un poco, lo que estaba en marcha tiene un problema al que soy bastante sensible: no estaba resuelto cómo se integraban los trabajadores de la Zarzuela, que son más de cien personas. Si los temas laborales no están resueltos, a la gente no les puedes pedir fe ciega", había dicho el ministro en Sevilla, donde había asistido el lunes a la gala de los Premios Max de artes escénicas, según recogía el diario El País.

Una propuesta sin consenso

El proyecto impulsado por el Gobierno conservador implicaba la integración del Teatro de la Zarzuela al Teatro Real, lo que se conoce como una subrogación o sucesión de empresa. El Teatro de la Zarzuela, dependiente del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM, parte del Ministerio de Cultura), pasaba a estar gestionado por la fundación del sector público que ya regía el Teatro Real, y que modificaba su nombre y parte de sus estatutos para absorber a la sala. El plan respondía "a la estrategia de impulsar la zarzuela", en palabras de Íñigo Méndez de Vigo, exministro de Educación, Cultura y Deporte, y proporcionaba al Real una segunda sede. Uno de los puntos claves de la reforma, según un estudio previo realizado por el Ministerio, era la "homogeneización y ampliación de los programas de patrocinio y esponsorización y de captación de recursos vía mecenazgo".

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Los sindicatos CCOO, UGT y CSIF se opusieron desde el principio a la propuesta, que se filtró a la prensa antes de que Méndez de Vigo y su secretario de Estado, Fernando Benzo, informaran a los representantes de los trabajadores. Estos vieron en el plan del PP un intento de "privatización", aunque el traspaso de medios y personal se hiciera a una fundación del sector público, porque esta funciona de manera independiente en el día a día y no rinde cuentas al Ministerio en cuestiones como la contratación o el alquiler de espacios.

En cualquier caso, el conflicto laboral estaba claro: los 155 empleados de la Zarzuela (según datos de 2017 facilitados por el Ministerio) dejaban de trabajar para la administración, con lo que sus condiciones laborales se modificaban sustancialmente. Así, los sindicatos llamaron a la mayor huelga de los teatros públicos españoles en la última década, que finalmente se salda con la cancelación del proyecto. También Podemos y PSOE solicitaron entonces que se paralizara el plan, y más de 700 figuras de la cultura firmaron un manifiesto contra la propuesta. "No hay consenso en ningún sitio, ni con los partidos ni con el propio sector cultural. No es un problema laboral, es un problema de gestión cultural", denunciaba en abril Javier Figueroa.

 

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