FRENTE A LA CRISPACIÓN, LOS DATOS

"Basta ya. No todo vale": la cultura reivindica la legitimidad democrática este domingo en Madrid

Varios manifestantes se enfrentan a los antidisturbios, durante una manifestación contra la amnistía frente a la sede del PSOE en Ferraz.

"La defensa de la cultura democrática es decisiva para la vida económica, laboral y humana de una comunidad". Con este objetivo, el mundo de la cultura ha convocado un acto por la legitimidad democrática, el respeto y la convivencia que tendrá lugar este domingo 28 de abril a las 12 horas en el Auditorio Marcelino Camacho de Madrid (calle Lope de Vega, 40). En principio el acto iba a celebrarse en el Círculo de Bellas Artes, pero casi de inmediato se ha visto desbordada la previsión de asistentes. La convocatoria cuenta con el respaldo de los sindicatos CCOO y UGT y no habrá siglas ni banderas con el objetivo de que sea una expresión de amplias sensibilidades progresistas o simplemente democráticas.

Tras la carta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su decisión de suspender su agenda hasta este próximo lunes y plantearse su continuidad, personalidades del mundo de la cultura, la literatura, el arte, la música o el periodismo se reúnen este domingo para decir "basta ya": "No todo vale. No podemos ser indiferentes a la degradación democrática".

"Dándole la vuelta al sentido de la democracia, la cultura del odio sirve para presentar como peligros contra la libertad la defensa de una información no manipulada, una justicia independiente y un Gobierno legítimo surgido de las urnas", explican en el manifiesto que se leerá este domingo y en el que recuerdan que este "estruendo" daña "la convivencia democrática y el prestigio de las instituciones que la sostienen" y también "la información veraz, la justicia independiente y la soberanía política".

En el acto intervendrán personalidades del mundo de las letras, el arte, la música, el cine o el periodismo y el acceso será libre hasta completar el aforo.

Manifiesto por la decencia democrática

La cultura del odio, el impudor y la mentira ponen en peligro la convivencia democrática. Los que intentamos identificar la palabra cultura con la educación, el conocimiento y la conciencia, no podemos olvidar que existen formas de sentimiento irracionales que desplazan las opiniones hacia la desinformación, el bulo y las palabras crispadas. Este uso de la cultura del odio degrada la convivencia y rompe los mejores deseos sociales de la libertad y el funcionamiento institucional. El fanatismo invade así las calles y provoca que las instituciones y los poderes del Estado pierdan las razones de su legitimidad, asumiendo una muy peligrosa deriva partidista.

Sufrimos desde hace tiempo una interesada política de la crispación por sectores políticos que no aceptan los resultados electorales. Sectores que se niegan a estar fuera del gobierno y que, debido a su rabia, asumen poco apoco unos comportamientos que los dejan también fuera de los usos democráticos. Confunden la oposición con la degradación institucional y el debate político con el insulto y el escándalo perpetuo. La estrategia elegida por los que caen en las prácticas corruptas es contagiar la idea de que todos somos iguales, generando sospechas sin fundamento sobre las vidas públicas y privadas. Un estruendo que se pone en marcha para ocultar discusiones y diferencias sobre la sanidad, la educación, la fiscalidad y las relaciones laborales acaba por dañar la convivencia democrática y el prestigio de las instituciones que la sostienen. Se daña el imprescindible prestigio de la información veraz, la justicia independiente y la soberanía política. Dándole la vuelta al sentido de la democracia, la cultura del odio sirve para presentar como peligros contra la libertad la defensa de una información no manipulada, una justicia independiente y un Gobierno legítimo surgido de las urnas.

Por eso conviene pensar la democracia y defender una cultura de la verdad, el respeto y la convivencia. La defensa de la cultura democrática es decisiva para la vida económica, laboral y humana de una comunidad. Por eso convocamos a una meditación pública sobre el humanismo y la política el próximo 28 de abril, en el Auditorio Marcelino Camacho de Madrid, a las 12 de la mañana. Ciudadanos y ciudadanas de distinto signo político comparten esta preocupación. Basta ya. No todo vale. No podemos ser indiferentes a la degradación democrática.

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