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El Gobierno de Italia es sólido... a pesar de todo

Matteo Salvini, vicepresidente del Consejo de Ministros y ministro de Interior de Italia.

Roma es la capital y cuna del Barroco. A decir verdad, la mayoría gobernante, salida de las elecciones del 4 de marzo del Movimiento de las Cinco Estrellas (M5S) y de la Liga, también tiene trazas de hacer palidecer de envidia a las decoraciones de la iglesia del Gesù, obra maestra del barroco romano.

Nunca en la atormentada historia de la política italiana ha habido una alianza tan extraña como la que existe entre los activistas ecodigitales de Beppe Grillo y los nacionalistas autoritarios de la Liga.

Y como en toda buena estructura barroca, el día a día de esta coalición es un caos permanente. Así, en una semana, una enmienda aparentemente sin interés se convirtió en un casus belli, que rápidamente adquirió tintes de crisis gubernamental. Pero, como en el arte barroco, el movimiento extremo no impide la estabilidad y el orden. Y la crisis derivó rápidamente en un espectacular apaño. Detrás del melodrama permanente y de los golpes de efecto, se dibuja simultáneamente la imagen de una alianza más fuerte de lo que parece y de la creciente dominación de un hombre, Matteo Salvini, jefe de filas de la Liga.

Ejemplo de verdadera-falsa crisis política

Esta nueva disputa comenzó con la redacción del proyecto de ley contra la corrupción, previsto en el contrato de coalición firmado por ambos partidos. A principios de noviembre, los diputados del M5S incluyeron una enmienda que modificaba las normas de prescripción relativas a los delitos de corrupción. Su propuesta incluía congelar el plazo de prescripción hasta el fallo en primera instancia, para que se pudiesen pronunciar las sentencias.

Para los de Cinco Estrellas, la medida es esencial. Anna Macina, diputada del M5S y miembro de la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados, considera que es indispensable para evitar la reproducción de los “delitos prescritos de Berlusconi, De Benedetti o los delitos ambientales de Porto Marghera [puerto de la muy contaminada laguna de Venecia] [...]. Sólo la idea de que podamos seguir igual resulta inaceptable, iría en contra de la idea de Justicia y de respeto a la ley que queremos reafirmar en Italia”, añade.

De hecho, el propio ministro de Justicia, Alfonso Bonafede, también del M5S, decide apoyar la enmienda. Y en esto se opone a la ministra de la Función Pública de la Liga, Giulia Bongiorno, quien obtuvo de inmediato el apoyo de Matteo Salvini, vicepresidente del Consejo y ministro del Interior, que considera que “no se puede obrar a golpe de enmiendas”. El 5 de noviembre, el tono se eleva entre los dos aliados mientras que el líder del M5S, Luigi Di Maio, otro vicepresidente del Consejo y ministro de Trabajo, pero también Matteo Salvini y el presidente del Consejo, Giuseppe Conte, se encontraban todos en el extranjero.

Los diputados de la Liga hablan de la necesidad de mejorar el funcionamiento de la Justicia antes de ampliar el plazo de prescripción, hablan de “justicialismo” y reclaman a Alfonso Bonafede que retire su apoya a la enmienda. Negativa de los Pentastellati, miembros del M5S, que pronto lo convirtieron en un casus belli. Porque, al mismo tiempo, en el Senado se debate el llamado decreto Salvini, que endurece las leyes de inmigración, reduce la protección del derecho de asilo y el apoyo a la recepción de migrantes. El martes 6 de noviembre, el M5S lanzaba una amenaza: si no hay acuerdo sobre la prescripción, se niegan a votar el texto en el Senado, un texto con el que el Gobierno se ha comprometido.

Mientras las principales figuras del Gobierno regresan a Roma, Giuseppe Conte trata de ejercer de mediador. Se habla de una reunión Di Maio-Salvini organizada por el presidente del Consejo. Pero el martes por la noche, Matteo Salvini posponía dicha reunión sine die: “Esta noche, la única reunión que tengo programada es con rigatonis, salsa boloñesa y la Liga de Campeones”. El Gobierno de Conte se encontraba a punto de caer y los observadores hablaban ya de “ruptura” de la coalición. Al menos, en apariencia.

Porque al día siguiente, cuando todavía no se había alcanzado a un acuerdo sobre la prescripción, los senadores del M5S, salvo un puñado de ellos, votan a favor del Gobierno y aprueban el decreto Salvini. El jueves por la mañana, los dos socios alcanzaban un acuerdo: la enmienda se votaría, pero las nuevas normas no entrarán en vigor hasta enero de 2020 y sólo si se lleva a cabo la reforma de los procedimientos penales para reducir el tiempo que tardan los tribunales en dictar sentencia. La Repubblica cree que los primeros efectos de la reforma pueden ver la luz en 2024, mientras que Il Fatto Quotidiano titula: “La prescripción ha prescrito”.

¿De la crisis surge la armonía?

Pero este acuerdo ha devuelto la paz a los dos partidos de la coalición. ¿Una crisis? ¿Qué crisis? “Con la Liga, siempre ha existido una confrontación constructiva y abierta y sin peligro para la coalición”, explica Anna Macina, que considera que “la confrontación con la Liga y escuchar sus observaciones han permitido mejorar el proyecto de reforma”. Vincenzo Zoccano, subsecretario de Estado (M5S) para las personas discapacitadas y él mismo invidente, dice: “Nunca he tenido impresión de crisis, somos diferentes y discrepamos en algunas cuestiones, pero nunca hasta el punto de querer renunciar al acuerdo de coalición”. Para él, Pentastellati y miembros de la Liga “chocan en el marco del contrato de coalición, pero no se pelean”.

El matiz puede parecer sutil, pero es esencial porque permite comprender cómo funciona esta coalición, extraña a priori, entre un movimiento fruto del rechazo de las élites y las luchas ecologistas y la Liga, el partido más antiguo de Italia, que ha iniciado una mutación nacionalista y que se apoya en los pequeños jefes del Norte y de las clases medias. Porque los asuntos en los que discrepan existen.

Cada día salen nuevos, a veces extraños, como el del nombramiento de alguien cercano del M5S para la Presidencia de la Agencia Espacial Italiana, lo que ha provocado la ira de la Liga. “Desde fuera se puede creer que se trata de una crisis permanente, pero en realidad es una forma de trabajar para una coalición heteróclita porque estos conflictos dan lugar a compromisos que permiten avanzar”, explica un cargo electo de la Liga. Así lo confirma el politólogo Gianfranco Pasquino, profesor emérito de la Universidad de Bolonia: “El conflicto en el seno de la coalición no significa que sea inestable y, por el momento, el programa del contrato se está aplicando en el ámbito legislativo”.

Las crisis no serían, por tanto, un signo de debilidad del Gobierno, sino precisamente lo contrario, señal de alcanzar ententes, una forma de “dialéctica armónica”. “No somos una coalición de Gobierno, somos una alianza liderada por un contrato”, dice Vincenzo Zoccano.

Por lo tanto, sería lógico que las crisis aclararan puntos que no lo están en el contrato. Para el subsecretario de Estado, la clave es mantener un equilibrio entre los dos aliados. Un equilibrio que considera real, de momento. “Nos respetamos mutuamente y no me siento, como miembro del Gobierno del M5S, inferior a los de la Liga”, explica. Sin embargo, persisten dudas sobre este equilibrio. Y eso es lo que ha venido a confirmar el episodio de las prescripciones.

Salvini, el hombre fuerte del Gobierno italiano

Porque, como señala Marco Damilano, director del semanario L'Espresso, “quien decide en la coalición es Matteo Salvini, él es el hombre fuerte del Gobierno”. En el caso del episodio descrito, resulta obvio; Matteo Salvini puede, en plena crisis, rechazar una cumbre con Luigi Di Maio y Giuseppe Conte, pero sacar adelante –pese a todo– su decreto en el Senado y, finalmente, imponer un compromiso que le resulta favorable.

¿En qué basa este poder? En primer lugar, en su popularidad. Una popularidad construida sobre su discurso permanente sobre la inmigración, que le ha permitido, según las encuestas de opinión, duplicar sus votantes desde el 4 de marzo. Nada más lógico, podría decirse, ya que es ministro del Interior. Pero precisamente, como señala Gianfranco Pasquino, “en la división del trabajo dentro de la coalición, Matteo Salvini ha asumido el tema político más fácil, el de la inmigración; un asunto en el que los italianos defienden una línea dura, en su mayoría”.

Por el contrario, Luigi Di Maio debe abordar cuestiones que no concitan unanimidad y que son controvertidas, como la renta ciudadana o el decreto de “dignidad” sobre la reforma del mercado laboral. En resumen, Matteo Salvini puede desplegar silenciosamente sus temas favoritos, como la inmigración y la seguridad, para asentar aún más su popularidad entre la opinión pública.

Segundo elemento: la debilidad de Giuseppe Conte. El presidente del Consejo parece incapaz de desempeñar ni siquiera el papel de mediador que el contrato de coalición le había otorgado. Una vez más, el episodio de la prescripción lo ha puesto de manifiesto. El pasado 5 de noviembre, según informaciones de La Repubblica, Giuseppe Conte intentó reprobar la línea dura de Matteo Salvini y le dijo que este gobierno “no era el suyo”. Pero el jefe del Ejecutivo tuvo que rectificar rápidamente, después de que el líder de la Liga se negara a asistir a su reunión de crisis del día siguiente, prefiriendo los rigatoni y el fútbol. Otra humillación para un hombre “absolutamente mediocre”, según Gianfranco Pasquino.

“Es el presidente del Consejo más débil de los últimos 15 años”, confirma Marco Damilano, para quien se encuentra cercano a los “presidente del Consejo cristianodemócrata de los años 60, figuras neutrales para satisfacer a todas las mayorías. [...] Es un número uno falso”, añade el periodista, mientras que Gianfranco Pasquino cree que “no hace nada, no entiende nada de política y se contenta con parar los golpes”. En otras palabras, Giuseppe Conte deja vía libre a Matteo Salvini.

Un Movimiento 5 Estrellas continuamente bajo presión

¿Qué hay de Luigi Di Maio? Sin duda, en teoría, es el líder del primer partido en Italia. Y sin embargo, en la práctica, también parece estar luchando por imponerse. Y ello porque la estructura del M5S trabaja en su contra. Mientras Matteo Salvini ha mantenido y reforzado la estructura vertical y personalista de la Liga inaugurada por Umberto Bossi –quien en 2008 decía de sus diputados: “Si he decidido que votemos algo, lo votaremos”–, el M5S todavía tiene que definirse y gestionar su diversidad interna.

“El M5S es un movimiento de identidad evanescente”, dice Marco Damilano. Su base tiene un importante componente de izquierdas, que un libro reciente ha estimado en un 48%. Sin embargo, en el funcionamiento del movimiento, las bases ejercen, a través de la plataforma interna Rousseau (que garantiza la participación de los miembros), una presión permanente en la dirección. Sobre todo porque esta tendencia también está presente en los grupos parlamentarios, en particular con el presidente de la Cámara de Diputados, Roberto Fico. Por supuesto, la exclusión de los frontistas está prevista pero, para Marco Damilano, resulta muy difícil de gestionar para una parte de la mayoría de identidad tan frágil.

Así las cosas, Luigi Di Maio debe garantizar constantemente un equilibrio interno precario. Para Salvatore Cannavò, subdirector del diario Il Fatto Quotidiano, debe “hacer que esta parte izquierdista de las bases acepte que las concesiones a la Liga son el precio que se debe pagar por sacar adelante ciertas medidas” en las que el M5S ha basado su amplio apoyo público: la renta ciudadana, la lucha en defensa del medio ambiente y la lucha contra la corrupción. De ahí la necesidad periódica de librar batallas internas en la coalición sobre temas clave, como la cuestión de la prescripción de la corrupción. Y de esa manera es como hay que entender el melodrama de la semana pasada.

Según Marco Damilano, se trataba, por tanto, de hacer que se olvidase una serie de reveses y decisiones difíciles de aceptar, en particular los relativos a la renta ciudadana, que llegará después de lo previsto y, muy seguramente, sea menos generosa de lo esperado, pero también sobre el decreto Salvini y la amnistía fiscal. “El M5S quería, con la prescripción, recordar el núcleo de su programa y su lema de campaña: ¡Honestidad, honestidad!”, explica.

Esta es una de las razones de la dialéctica de la coalición. Pero a fuerza de querer mantener la unidad interna del partido mediante el conflicto permanente con la Liga, Luigi Di Maio se muestra febril frente a un Salvini que simula mantener la calma y el respeto del contrato y cuya popularidad es creciente. A fin de cuentas, el líder de la Liga todavía puede demostrar su capacidad para obtener concesiones de su aliado y su dominio sobre la coalición.

En este juego, el M5S se va acercando gradualmente a su aliado de derechas y no al revés. Esta formación, que antes del 4 de marzo rechazaba cualquier coalición, se convirtió en la campeona del compromiso, encarnado en este famoso contrato de coalición. “En lo que respecta a las medidas previstas en el contrato de coalición, no habrá ningún pulso porque ya se discutieron cuando se incluyeron en el contrato”, explica Anna Macina. Pero para Salvatore Cannavò, el contrato está “inclinado a favor de la Liga”. De este modo, las concesiones las habrían hecho principalmente los Pentastellati.

Así, mientras el decreto Salvini se aprobó y entrará en vigor de inmediato, el plazo de prescripción se ha pospuesto un año, con condiciones. Mientras la renta ciudadana ha sido objeto de una revisión, hasta reducirla a su mínima expresión y puede que sólo se aplique muy progresivamente, como prevé la nueva versión de los presupuestos, por las dificultades  de los centros de empleo italianos (los 9.000 millones de euros previstos en la Ley de finanzas son sólo un máximo y probablemente no se gastarán en su totalidad), el M5S ha sacado adelante la amnistía fiscal sin titubear y entrará en vigor el 1 de enero de 2019.

Todo esto, por supuesto, en un ambiente antiinmigrantes defendido por el ministro del Interior. Vincenzo Zoccano reivindica el apoyo a la política migratoria del gobierno al que pertenece. “Las políticas migratorias del pasado han dado como fruto una inmigración incontrolada y un negocio de inmigración, por lo que hubo que cambiarlas”, dice. Para él, la importancia del decreto Salvini es exagerada: “Nuestras políticas no van contra los inmigrantes, sino que se dirigen a cambiar las políticas en Europa”. En su opinión, sus colegas de la Liga “nunca han incitado al odio contra los inmigrantes”. Por otra parte, Vincenzo Zoccano se congratula de que, en su sector, las políticas de discapacidad, vaya a disponer finalmente de importantes recursos y pueda armonizar las políticas.

El M5S, en vías de normalización

Es la lógica de “mejor que nada”, resumida por una fuente parlamentaria cercana al M5S: “Como no teníamos la mayoría parlamentaria que buscábamos, teníamos que aceptar negociar con la Liga o de lo contrario no podíamos hacer nada en absoluto”. A costa de algunos cambios de humor periódicos, el M5S se ha convertido en un aliado fiable para la Liga.

Como resume Anna Macina, “entre el M5S y la Liga, los enfrentamientos son leales y colaborativos y vamos a seguir adelante”. La función de la plataforma Rousseau ya no es organizar una “democracia digital” que actúe sobre la dirección del partido, sino, como dice Vincenzo Zoccano, privilegiar la “formación” de los ciudadanos. Una “formación” que permita que las bases acepten las decisiones tomadas desde arriba.

Si bien esta evolución no es nueva, ha estado germinando durante años, la práctica gubernamental la ha fortalecido y ha cambiado fundamentalmente la naturaleza del M5S. El movimiento de Grillo no es tanto un movimiento de derechas como su integración en un sistema que viene denunciando desde hace mucho tiempo.

Desde este punto de vista, el caso de la prescripción no es un mero episodio, sino el ejemplo mismo de ese cambio. El diplomático Andrea Lorenzo Capussela acaba de publicar un estudio sobre el declive italiano, que considera consecuencia de un sistema de equilibrio político-económico basado en la colusión, la corrupción, el clientelismo y la debilidad del respeto de la ley.

En su opinión, esto ha llevado al país a una disminución de la productividad, la fuente de todos sus males. Según él, con cada conmoción política, el sistema ha logrado sobrevivir. Así, en 1994, Silvio Berlusconi salvó el sistema del hundimiento del régimen democristiano. Este análisis fue inicialmente el del M5S y condujo al rechazo de las élites, pero también de las alianzas con otros partidos.

De ahora en adelante, los Pentastellati se decantan por un compromiso con la Liga, un partido que, según Andrea Lorenzo Capussela, encarna la defensa del sistema y “desempeña el papel de salvador de este sistema que Berlusconi desempeñó en 1994”. Como se puede ver en la cuestión de la prescripción de delitos, un elemento que podría haber cambiado la situación al reducir la sensación de impunidad: la Liga luchó contra la petición del M5S y, finalmente, logró posponer la medida después de una difícil y trascendental reforma judicial. La futura agenda política, la situación económica y la dificultad de llevar a cabo esta reforma judicial serán motivos para posponer la reforma del estatuto de la prescripción, que, además, no tendrá carácter retroactivo.

Mediante compromisos, el M5S se convierte en un partido italiano como los demás, que vota a favor de amnistías fiscales y practica una política de clientelismo político. Por el momento, el rechazo de la opinión italiana al “viejo mundo” encarnado por los partidos tradicionales permite mantener un apoyo popular que sigue siendo fuerte a pesar de cierta erosión. “Estamos a la espera, es demasiado pronto para juzgar”, explica María, una empresaria del M5S y votante convencida de la formación por su discurso sobre la renovación, la lucha contra la corrupción y el rechazo del sistema político. Para ella, la inexperiencia y la falta de habilidades del M5S deben permitir cierta indulgencia. Sin embargo, no oculta su inquietud por la práctica gubernamental del movimiento y la vía libre dejada a Matteo Salvini.

Con el tiempo y a medida que la práctica se vaya alineando cada vez más con la Liga, este consenso cauteloso puede verse cuestionado. Pero, por ahora, el M5S parece querer ignorar este riesgo en nombre de los resultados que aguarda de las políticas gubernamentales. Esta estrategia garantiza al Gobierno de Conte mayor solidez que lo que deja entrever la crisis permanente en la que se encuentra. Los líderes de Pentastastellati confían tanto en el historial de acción del Gobierno para reconstruir la unidad de su electorado que el rescate de este gobierno es una de sus prioridades. Para gran alegría de un Matteo Salvini que recoge el rédito político de semejante situación. _____________

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Traducción: Mariola Moreno

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