Muy fan de...

Muy fan de... Obama

Dear Barack,

Desde el otro lado del charco te digo, sin cortarme un pelo, soy muy fan tuya. Ya, ya, es fácil estar abducida por tus encantos: el primer hombre negro que ha conseguido presidir los Estados Unidos, Nobel de la Paz y carismático a rabiar. Encima eres guapo, tienes un cuerpazo que quita el hipo, cantas y bailas con más swing que Shakira y has dejado ver tus lágrimas en público ¿What else?

Hay que reconocer que eres too much perfecto –dicho en el inglés de Rajoy–, demasiado ideal para ser humano y ya sabes que a los guapos, un puntito canalla os favorece una barbaridad. Pues, oye, hasta eso lo tienes, porque lo de perseguir por medio mundo a ese chiquito toca balls de las gafas por haberse chivado de que tu Administración espía a todo bicho viviente, hace de ti un malote de peli del Oeste. Por cierto, esta vez, para el papel de “enemigo público número uno” que tanto triunfa en Estados Unidos, el casting ha jugado al despiste, quién iba a decir que ese chico con pinta de informático aburrido, que parece no haber roto un plato en su vida, os la iba a liar tan parda.

Te confieso que la primera noche después de conocer que nos vigilabas con el programa PRISM, casi no pude dormir, te imaginaba leyendo mis correos con una linterna, mientras Michelle dormía a tu vera como un tronco, tan ajena. Tú, Barack, el pibonazo de la White House, enterándote de todas mis intimidades, tú, el number one, conociendo lo más secreto de mí, hasta lo que compro en Groupon… ¡Uf, voy a coger el abanico!

Es cierto que ya tenías puntos acumulados en la cara B de bueno oficial con lo de los drones –ese lanzamiento de aviones no tripulados, para acabar con presuntos terroristas, que se llevaron por delante la vida de algunos civiles que pasaban por allí–. Aunque ya has dicho que vas a controlar el uso: "Antes de llevar a cabo un ataque, debe haber una certidumbre casi total de que ningún civil será herido o asesinado". Di que sí, eso es lo que hago yo en casa, utilizar el insecticida con precisión quirúrgica para conseguir fulminar a las hormigas sin que el gato sufra daños colaterales, si es que somos almas gemelas...

Tampoco puedo olvidar tu gesto circunspecto en aquel 2 de mayo, mientras veías desde el salón de la Casa Blanca, junto a Hillary y el resto de la tropa presidencial, la caza de Bin Laden. Tenías la misma cara que los españoles cuando Sergio Ramos va a lanzar un penalty. La versión oficial no coincide con la que cuenta Mark Owen, uno de los marines que llevó a cabo la operación, pero ya sabes que, como dijo Campoamor: "En este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira" y como no está Bin para dar su versión, caso resuelto.

Pero con lo que has alcanzado el top ha sido con tu pesadilla Snowden. ¡Pues no va el tío y le cuenta a medio mundo que tu Gobierno espía al otro medio! Y, claro, tus aliados se han puesto del revés al saber que escudriñas sus movimientos con el ojo de Gran Hermano. Ya visualizo a Angela Merkel abrazada al cojín con forma de corazón en el confesionario y tú diciendo: "Yes we can saber todo lo que haces, que para eso soy el súper". ¡Quién sabe si gracias a la revelación de ese exempleado de la CIA que te amarga la vida, conseguiremos desentrañar misterios insondables que quitan el sueño a los ciudadanos, como por ejemplo, si el moreno de Christine Lagarde es de toallitas!

Pero tú tranquilo, la vieja Europa venera a America the beautiful por encima de todo y lo mismo abre sus aeropuertos para esos siniestros vuelos de la CIA –que no llevaban a sus pasajeros a Marina D'Or, precisamente–, que los cierran a cal y canto para darte gustito, dejando a Evo Morales suspendido en el aire durante horas como un globo de Bob Esponja. Menos mal que para paliar el frío contracturador de cuellos de los aviones, Evo llevaría su jersey gordo.

Por todo esto y por mucho más, Obama, soy muy, muy fan. Sólo una cosita, por el glamour que te gastas, he sabido que te haces los trajes donde Cary Grant, Clark Gable y Andy Warhol, no puedes convertirte en la versión yankee de la vieja del visillo, queda cutre. Que si hay que espiar, se espía, pero espiar pa ná...

Acabo mi texto nerviosa y emocionada porque sé que me vas a leer, a tus chicos de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) no se les escapa una... Kisses a lot.

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