de la antigua colonia británica, hoy una región administrativa especial de China, para
. El miércoles, durante la fiesta nacional en la que se conmemora el 65 aniversario de la fundación de la República Popular,
. El desafío está servido. La visionaria propuesta de Deng Xiao-ping –
– hace aguas. Pekín quiere
para la elección del jefe del Gobierno en Hong Kong, previstos en 2017.
No es solo de una manifestación masiva,
es una acampada, una forma de protesta permanente hasta alcanzar los objetivos. Se le conoce como
#occupycentral. Los manifestantes 'construyen' su campamento
dispuestos a una permanencia larga.
Los estudiantes prefieren
emparentarse con los movimientos occidentales de Occupy Wall Street, que a su vez nació del 15-M español. Lo suyo es
un movimiento acorde a los tiempos; la represión también. Además de policías antidisturbios armados con gas pimienta y gases lacrimógenos, Pekín tiene el grifo tecnológico, la capacidad de bloquear las redes sociales. Una de las primeras víctimas fue Instagram.
Lo que ocurre en Hong Kong es
una dura prueba para las autoridades chinas, como titula 'The Economist', para saber dónde están, qué política están dispuestas a seguir. De momento, la policía lanza gases lacrimógenos y
los estudiantes se protegen con los paraguas; de ahí el nombre: la revolución de los paraguas
(#UmbrellaRevolution en Twitter).
Esta demostración pacífica ha puesto nervioso al Gobierno chino, que de momento deja que el peso de los acontecimientos lo lleve el Gobierno local, al menos en apariencia.
El Gobierno local parece desbordado: un día amaga con mano dura y el otro ofrece negociar.
No hay hoja de ruta.
Todo lo que recuerde a Tiananmen preocupa al Partido Comunista que gobierna con mano de hierro un país vasto y complejo en un
desigual tránsito al capitalismo. Se permiten un cierto juego económico con la condición de que
nadie discuta el poder político. Es la vía china a la democracia,
una vía lenta que exaspera a los hongkoneses acostumbrados al imperio británico.
La
matanza de Tiananmen, ocurrida en junio de 1989, es tabú.
Nunca existió. No se habla de ella, no se estudia en las escuelas y universidades, no se informa en los medios de comunicación. No existen muertos, supervivientes ni encarcelados.
No hay memoria histórica, es ilegal.
Lo que sucede en Hong Kong no es un Tiananmen 2, de momento, pero se trata del
reto al poder más importante en décadas. Para las autoridades es un asunto de orden público y su solución, una prioridad. Se trata de un discurso simplista que ni ellos mismos se creen.
Minimizarlo es el objetivo. El problema es cómo sacar a los manifestantes de las calles de Hong Kong. ¿Cediendo a sus demandas? ¿Con carros de combate como exige el ala dura del régimen? ¿Ha cambiado tan poco el mundo (y China) para que sea posible una solución tan brutal?
¿Se siente China capaz de repetir la exhibición de fuerza de 1989?
Los líderes de los estudiantes parecen
no tener miedo a dar la cara, a mostrarse públicamente. Uno de ellos es Joshua Wong Chi, de 17 años. Está convencido de que le volverán a detener. Asegura que
los carros de combate son imposibles con tanto medio de comunicación presente, que China ha aprendido la lección 25 años después. Los
periodistas veteranos no están convencidos de la solidez de su afirmación.
Hong Kong es el pulmón económico de China, con una de las principales Bolsas de valores del mercado asiático y una de las más importantes tras Wall Street, la City londinense y Tokio. Hay una
movilización exterior para proteger este movimiento y
evitar una masacre.
, como la primavera árabe de Egipto.
. No siempre lo que queda bien en nuestros titulares se asienta como realidad de las personas.
Tunez comenzó..Quizas los Anonimous les apoyaron desde España. Pero ellos dieron el primer paso..Recientemente, les ha ocurrido un milagro: Lac de Gafsa - Gafsa Lake - بحيرة قفصة غير صالحة …: http://youtu.be/0D4al0vhC88.
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