Muros sin Fronteras

Magallón, rompiendo silencios

El pueblo aragonés de Magallón, 1.200 habitantes, fue un lugar de silencios. Había miedo a hablar, como en tantos otros lugares de España. Aún queda mucha memoria por desenterrar. En el fin de semana se celebró un homenaje a las 81 personas asesinadas en 1936, la mayoría fusiladas contra la pared del cementerio. Sus cuerpos fueron arrojados a una fosa común. Había gentes de Magallón y de otros 19 pueblos de la comarca, de Irún y Navarra. Ninguno estuvo en el frente. Solo defendían la justicia social.

 

FOTO: LEE DOUGLAS

 

FOTO: RAMÓN LOBO

En 1977 se colocó un monumento conmemorativo. La exhumación de los cuerpos comenzó 32 años después, en 2009, tras aprobarse la Ley de la Memoria Histórica. Más de tres décadas sin verdad, sinjusticia y sin reparación. ¿Sobre qué cimientos construimos la democracia? No solo es el Valle de los Caídos.

Quedan aún por localizar los restos de decenas de vecinos de Magallón y de otros pueblos de la zona. En Mallen, a ocho kilómetros, será difícil identificarlos porque sacaron los huesos revueltos y los metieron en otra fosa en el cementerio nuevo. Sobre el viejo construyeron el cuartel de la Guardia Civil. Un sarcasmo porque fueron guardias civiles y falangistas los que lideraron la represión.

En España, el número de desaparecidos es de 114.226.

A las aperturas de fosas en toda España no suelen acudir jueces ni fiscales. No dirigen las investigaciones de los crímenes allí cometidos. Les obliga la ley de Enjuiciamiento Criminal porque no se sabe si se trata de restos de la Guerra Civil o de un crimen de hace 10 años. En las 500 fosas abiertas hasta ahora se han personado en un 2% de los casos. Abrieron diligencias en 10.

Y, si intervienen, es para torpedear. A Timoteo Mendieta ​​​​lo sacaron de la fosa común del cementerio de Guadalajara gracias a una orden de la jueza argentina María Servini.

El ayuntamiento, gobernado por el PP, solo puso trabas. Temían que se creara un precedente. En el cementerio de Guadalajara quedan por exhumar unas 500 personas. Muchos de ellos eran alcaldes, concejales y sindicalistas.

Los gobiernos de Mariano Rajoy vaciaron de presupuesto la Ley de la Memoria Histórica. Su portavoz en el Parlamento, Rafael Hernando, se mofó de los familiares de las víctimas. Si hubiese dicho lo mismo de los familiares de las víctimas de ETA, Hernando tendría que haber dimitido.

Para el PP solo existen sus víctimas, las que tienen rédito electoral. Aunque últimamente se le ha ido un tanto la mano en el juego que hasta han enfadado a los suyos.

Para lograr justicia es esencial reparar. La reparación comienza por dar voz a las víctimas, a todas las víctimas. Esta es la historia de Yolanda, hija de Cándido Bermejo Navarro:  

Es sorprendente que sigan presos en un círculo del odio. Son los victimarios, sus hijos y nietos. Entre las víctimas que han recuperado los restos de su familiar, solo hay paz, la sensación de que han cumplido la tarea de respetar la memoria del muerto. “Madre, aquí te traigo al hombre por el que lloraste tanto”, dijo una mujer de 84 años de Aranda del Duero tras recuperar los restos identificados de su padre.

Si no hay empatía con las víctimas, se está en la misma frecuencia ética de los victimarios. En la mayoría de los casos, la frecuencia ideológica es la misma, pero las circunstancias históricas son otras.

Los que rechazan la memoria histórica democrática, que niegan que hubiera asesinatos, deberían asistir a una exhumación, escuchar a los familiares. Quizá cambiasen de opinión. Es algo que acaba de suceder en Magallón. Se sorprendieron de la ausencia de odio. Uno dijo: “Déjalos, también tienen que llorar”.

El mismo silencio que cayó sobre las víctimas del franquismo, afectó los españoles asesinados en los campos de concentración nazis. Ninguno ocupa un lugar de honor en el relato colectivo. Igual que los resistentes de la Nueve que entraron en París. Sus historias no se enseñan en las escuelas.

En las primeras horas del golpe de Estado del 23-F, algunos vecinos de Magallón y de otros pueblos de la zona se presentaron en los cuartelillos de la Guardia Civil. Varios se ofrecían a empuñar las armas; otros querían saber a qué casas (de rojos) tenían que ir.

Ya no hay golpes de Estado a la vista, pero el virus del rencor no ha desaparecido. Una familia se negó a aportar una muestra de ADN para identificar a su abuelo. Dijeron que “todo esto era un asunto de rojos de mierda”. El abuelo ha sido asesinado dos veces: en el del día fusilamiento y cuando su familia de sangre le borró de la memoria.

Para construir una sociedad sana hay que cuidar a los que sufrieron, sean de ETA o no. Deberíamos tal vez grabar y conservar todos los relatos posibles.

Esta es la historia de Isidro Torres, de 82 años, hijo de Isidro Torres, asesinado el 12 de agosto de 1936.

 

Abrir las fosas comunes es un acto de dignificación colectiva, de saneamiento democrático. ¿Dónde han estado los líderes del PSOE, los Felipe González y Alfonso Guerra, todos estos años? ¿Dónde ha estado la UGT en la recuperación de los restos? Más de 40% de los asesinados tenían su carné. En el caso de los jornaleros aragoneses, llega al 90%.

No queremos mirar al pasado ni abrir heridas, pero partidos y sindicatos se preocuparon en cobrar una indemnización por el patrimonio robado. ¿No son un patrimonio ético las personas que dieron su vida?

Al homenaje de Magallón acudió el secretario general de la UGT, José María Álvarez Suárez, algo que le honra. Admitió la pasividad de estos años y reconoció el papel de los comunistas dentro del sindicato. Es el primer secretario general que lo hace. Prometió ser activo en el futuro. Son palabras pronunciadas ante los familiares de la víctimas, ante Yolanda e Isidro, y tantos otros. Esperaremos a los hechos.

No estuvo Javier Lambán, presidente de Aragón.

Muchos de los que nada o poco hicieron por las víctimas del franquismo acudirán a celebrar los 40 años de la Constitución.

¿Y dónde ha estado la Iglesia tan dispuesta a acoger los restos del dictador? ¿Ha pedido perdón por su participación en lo que llamaron la Santa Cruzada y en la posterior dictadura? ¿Ha pedido perdón a las víctimas? ¿Ha hecho algo por amparar a los que buscan a sus familiares en las cunetas?

Después de una Guerra Civil todos tienen que pedir perdón. Todos menos las víctimas.

La comunidad autónoma que mejor ha trabajado desde 2003 es el País Vasco. Tienen un mapa detallado de fosas. En cada exhumación identifican y digitalizan los documentos y han grabado los testimonios de cientos de supervivientes. Navarra ha empezado a moverse en la misma dirección. Andalucía aprobó su ley hace un año.

En el homenaje en Magallón se cantó esta hermosa jota magallonera. Estuvieron presentes entre otros José Antonio Martín Pallín y el magistrado Joaquim Bosch. No hubo cámaras de televisión, más allá de las del canal autonómico.

El forense Francisco Echevarría, muy implicado en la memoria histórica, dijo: “Si las víctimas tienen el derecho a la memoria, las autoridades tienen el deber de la memoria”.

Todo depende de dos palabras: voluntad política, y de la financiación.

El Gobierno de Sánchez promete reformar la Ley de la Memoria Histórica, promete tanto que parece que se le olvida que lidera un gobierno de mínimos sostenido por alfileres. Es mejor presumir menos y hacer más. No hablamos de muertos, sino de vivos. No se desentierra el pasado, se construye el futuro.

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