Qué ven mis ojos

¿Será casualidad que coincidan las iniciales del PP y de Poncio Pilatos?

Benjamín Prado

“Los cínicos son cobardes que le tienen miedo a la verdad”.

En El gran Gatsby de Scott Fitzgerald hay una escena en la que un periodista se presenta en casa del personaje central de la novela y le pregunta si tiene algo que decir. “¿Algo que decir sobre qué?”, le responde. “Bueno, eso da igual”, contesta el reportero, “me sirve cualquier declaración que quiera hacer sobre cualquier cosa”. Que en la política española ocurra eso y los líderes y primeras espadas de los partidos opinen todo el rato sobre lo divino y lo humano, no es sorprendente: al fin y al cabo tienen siempre una cámara y un micrófono pendientes de ellos; lo raro es justo lo contrario, el silencio que guardan ante determinadas noticias, su forma de mirar para otro lado cuando lo que sucede no les interesa. Lo hacen unos y otros, desde luego, pero en los últimos tiempos y en lo que se refiere a la crisis aguda que ha provocado la pandemia que nos avasalla, se lleva la palma, de lejos, el Partido Popular, cuyas iniciales tal vez no coincidan con las de Poncio Pilatos por casualidad, sino debido a su afición a lavarse las manos y eludir sus responsabilidades. No ha asumido ninguna, por ejemplo, ante lo sucedido en los geriátricos de Madrid, cuya gestión final y vigilancia eran de su competencia. Se han dedicado a su deporte favorito, que es tirar balones fuera. Los cínicos son cobardes que le tienen miedo a la verdad.

El Gobierno espera que el cambio de portavoz del PP permita un "mayor entendimiento"

El Gobierno espera que el cambio de portavoz del PP permita un "mayor entendimiento"

Ahora tampoco se les ha oído una palabra, ni a Casado y los suyos ni a sus socios de la coalición de derecha-ultraderecha, acerca de la patética manifestación celebrada en Madrid contra el uso de las mascarillas. Los reunidos, aparte de demostrar que la tierra no es plana como sostienen algunos, pero algunos encefalogramas sí, transgredieron cada una de las normas de protección y distanciamiento social vigentes, se pusieron el mundo por montera para demostrar cuánto aman la tauromaquia y montaron un esperpento que, sin duda, no va a contribuir mucho a que los turistas extranjeros visiten el país. Es lo que tienen estos patriotas de mentira cuyo nuevo lema parece ser: “Mejor en la tumba que gobernados por la izquierda.” Y allí iban, bote, bote, bote, aquí no hay rebrote, alentados, entre otros, por ese cantante que dice que el coronavirus que ha matado a su madre no existe. Antes desordenabas las letras de “Bosé” y te salía “beso”; ahora te sale “sebo”, que es de lo que se hacen las velas que menos alumbran y las que en México se usan el Día de los Muertos para que iluminen el camino de los difuntos hacia la tierra de los vivos. No sigan esa luz.

En ciertos medios, extrañamente los mismos que se rasgaban las vestiduras con el 8M, el tratamiento de esa reunión valleinclanesca ha sido más que amable, más bien condescendiente: a muchos nos preocupa el bienestar de todos nuestros compatriotas, sea cual sea su ideología, pero a algunos todo les vale si lo que se hace incluye un cántico contra La Moncloa, y les da igual lo que se ponga en peligro, porque ya sabemos que la táctica es que todo se venga abajo para luego ofrecerse a reconstruirlo. Otra pregunta, esta más enigmática, es por qué se permitió esa concentración en mitad de una pandemia y con el número de contagios creciendo de forma vertiginosa en la Comunidad de Madrid; qué ocurre y quién se pone de perfil y cierra los ojos para que esa gente se pueda saltar con premeditación e impunidad todas las normas, poner en peligro a los demás y atentar contra la salud pública. ¿Y mientras tanto las salas de conciertos o los teatros deben estar a medio aforo o arriesgarse a una sanción disuasoria? Porque yo no he oído hablar de detenciones, ni de multas, ni de agentes antidisturbios que disolvieran a los negacionistas con la misma contundencia que se usa, por ejemplo, en los desahucios. Ahora dicen que “se va a investigar”, a toro pasado y como si así pudiera detenerse en el aire al covid-19 igual que se liquida a un mosquito con una palmada. Pobre plaza de Colón, si llega a saber el almirante con qué y quiénes iban a mezclar en el futuro su nombre, hunde sus barcos en los muelles del puerto de Palos.

Esperamos ansiosos la comparecencia de los jefes de las tres derechas para condenar la estrambótica reunión de esa gente que no ha comprendido que lo contrario de la mascarilla es la máscara mortuoria, o a lo mejor sí que lo entiende pero confía en que a los de su clase, si las cosas se ponen feas, siempre les van a salvar la vida en un buen sanatorio privado. Yo no lo tendría tan claro. Pero para ver en la oscuridad hace falta una buena llama y las que dan las velas de sebo son débiles, temblorosas, mezquinas. Ten cuidado a la hora de elegir a quién sigues, no vaya a ser a alguien que no va a ningún sitio.

Más sobre este tema
stats