Plaza Pública

El compromiso necesario

José Blanco

“El Consejo Europeo reitera firmemente el empeño de la UE y sus Estados miembros en aplicar sin demora y plenamente el Acuerdo de París y en seguir abanderando la lucha contra el cambio climático, entre otras cosas, adoptando las propuestas legislativas pendientes de la UE”.aplicar sin demora

El párrafo anterior forma parte de las conclusiones del Consejo Europeo celebrado el pasado mes de diciembre. Nada que objetar a tan buenas palabras salvo por el hecho de la falta de correspondencia entre lo que ahí se dice y los mandatos aprobados ese mismo mes por los Estados miembros en relación a las propuestas legislativas que deben habilitar los instrumentos para que la Unión Europea honre los compromisos alcanzados hace dos años en París.

Ese es el verdadero problema que arrastra la UE en esta materia. Tras la espantada de Donald Trump de los Acuerdos de París, Europa se comprometió a redoblar esfuerzos para lograr los objetivos allí alcanzados. Pero al pasar de los objetivos a los textos legales, la voluntad política de las capitales europeas flaquea siendo la resultante que discurso y praxis avanzan en direcciones opuestas. Y la lucha contra el cambio climático no está para más palabrería, sino para adoptar de una vez una acción decidida que le ponga freno.

Basta de hipocresía. La Unión Europea no puede definirse a sí misma como un baluarte mundial en la adopción de políticas contra el cambio climático con posturas como la aprobada por el Consejo en materia de energías renovables. Si verdaderamente queremos honrar nuestros compromisos, es hora de que el Consejo se comprometa a dar un paso al frente.

Eso es lo que ha pedido el Parlamento Europeo este miércoles: más ambición en renovables. No por capricho, sino por necesidad.

Si Europa quiere ser lo que dice ser, Consejo, Comisión y Parlamento deben sin más dilación ponerse de acuerdo en una nueva directiva de energías renovables en línea con el mandato aprobado por abrumadora mayoría por el Parlamento Europeo.

Un mandato que apuesta por elevar del 27% al 35% el objetivo global de renovables para 2030, en línea con las más ambiciosas propuestas de la Agencia Internacional de las Energías Renovables para Europa.

Un mandato que refuerza la seguridad jurídica, prohibiendo la adopción de medidas retroactivas como las adoptadas en España, reforzando por tanto los incentivos a la inversión.

Un mandato que blinda el autoconsumo de energía renovable como un derecho, eliminando trabas administrativas y prohibiendo medidas como el impuesto al sol.

Un mandato que duplica el objetivo de penetración de renovables en un sector clave como el de la calefacción y refrigeración.

Un mandato que apuesta por la descarbonización del transporte, con objetivos ambiciosos en materia de electrificación y biocombustibles avanzados, congelando la aportación de los biocombustibles de primera generación en los niveles alcanzados el año pasado.

Estas medidas en el ámbito de las renovables, junto con objetivos ambiciosos en materia de eficiencia energética, eficiencia de edificios o diseño de mercado, deben allanar el camino de Europa para cumplir los compromisos climáticos de París.

Pero para ello es necesario que los gobiernos europeos dejen de mirar para otro lado.

Como decía esta misma semana ante el pleno del Parlamento, la descarbonización no es un lastre para la economía. Al contrario, es el motor de competitividad, actividad económica y empleo. Frenar la descarbonización es frenar el desarrollo de Europa.

Este es el momento de sentar las bases del cambio de paradigma energético sobre el que sustentar el combate contra el cambio climático. Este es el momento de comprometerse con el futuro de Europa y con el futuro del planeta.

Espero que en las negociaciones interinstitucionales que ahora comienzan, los Estados miembros estén a la altura de la tarea. _________José Blanco López es eurodiputado socialista y ponente de la directiva relativa al fomento del uso de energía procedente de fuentes renovables

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