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Ciudadanos, el partido de las encuestas

Ricardo de Sá Ferreira

En el último CIS, se confirma el ascenso meteórico de Ciudadanos que casi duplica sus votos en comparación con los resultados electorales del 26J. Mientras la crisis territorial se profundiza y los datos macroeconómicos dan señales de una recuperación, los dos grandes bloques políticos, de la izquierda y de la derecha, se quedan en un empate técnico. PSOE y Unidos Podemos tienen 41% del voto, 2% menos que en el 26J mientras que a la derecha, PP y Ciudadanos logran el mismo 46% del 26J.

El PP atraviesa una crisis de confianza traspasando todo su electorado al partido naranja de Aznar. Esta primavera, el ciclo de movilizaciones –la conflictividad laboral sigue en alza– ha obligado a que partidos como el PP y Ciudadanos adapten sus planteamientos y maticen sus discursos para intentar salvaguardar y expandir su caladero de votos. Quizás por eso en esta crisis de confianza de los azules un día se ponen el lacito morado y otro cantan El Novio de la muerte. Y si no te gusta RTVE pues cambie de cadena, como ellos cambian de principios.

Ciudadanos sube y sube. La capacidad de adaptar sus principios y de cambiar su discurso político, mediante la cotización de las demandas sociales (hoy puede ser los pensionistas y el feminismo, mañana puede ser enviar los tanques a Catalunya), hace que Ciudadanos trabaje en la lógica de mercado financiero. Quedan bien con todos en el discurso, pero ¿qué propone –en realidad– el partido de Albert Rivera?

A día de hoy, Ciudadanos aún se define como un partido liberal. Pero Albert Rivera llegó a decir que Ciudadanos era un partido socialdemócrata, laico y no monárquico. Bastante distinto del partido liberal, aconfesional y monárquico que tenemos. Y para un partido liberal Albert Rivera llegó a decir que el aborto no es un derecho de las mujeres, exigiendo que las menores de edad que decidan abortar informen a sus padres de su decisión. Más recientemente, Ciudadanos intentó apropiarse del movimiento feminista, pero este es el partido que ha apoyado dos veces el veto a los permisos de maternidad y paternidad iguales e intransferibles, ha rechazado aumentar la prestación por hijo a cargo y, en su programa de 2015, proponía eliminar las penas específicas por violencia machista.

Hasta en los dos temas que llevarían el sello liberal –el matrimonio homosexual y la libertad de expresión– también han decepcionado. Albert Rivera dice que “llamar matrimonio a una unión homosexual genera tensiones innecesarias” mientras busca endurecer la ley mordaza para que la policía pueda entrar en los domicilios sin orden judicial. Si añadimos a esto que recién se abstuvieron en la despenalización del derecho a decidir sobre tu propia muerte, de liberalismo, muy poco. Pero tampoco es muy sorprendente, ya que es el mismo Albert Rivera que quería enviar tropas españolas a Siria para combatir al yihadismo.

Está bien, puede que no sean liberales, pero les gustan los bancos y si les gustan los bancos, gestionan bien, o eso dicen. Equivocados, una vez más.

El único Ayuntamiento que han gobernando, el de Valdemoro, lo han llevado a la quiebra y los Gobiernos que apoyan como el de Cifuentes-Garrido en Madrid y el de Pedro Antonio Sánchez-Fernando López Miras en Murcia, así como el de M. Rajoy hacen crecer la deuda pública. De apoyar la corrupción mejor no hablamos.

Quieren acabar con la precariedad y proponen el despido libre (sin causa) y quieren abaratar los costes del despido, en un país donde la tasa de precariedad duplica la europea. Pero lo que delata a Ciudadanos en su política económica es haber votado en contra de subir los impuestos a la banca, a la misma banca que se rescató con los impuestos de todos.

Pero su modelo de descontrol y la ley del más fuerte no se detiene ahí. Dicen apostar por los emprendedores y defender a los autónomos, pero Ciudadanos pactó con Rajoy subir la cuota un 3%, es decir, 8 euros por mes. Quieren una economía puntera, pero no apuestan la energía limpia al rechazar el que se elimine el impuesto al sol en el país con más sol de Europa.

Dicen querer defender los servicios públicos, pero Ciudadanos han votado con el PP la profundización de los recortes en los servicios públicos en los últimos PGE. Quieren gobernar para las mayorías sociales pero proponen subir el IVA a los productos básicos como el pan o la leche y bajar los impuestos a los que más tienen. También han dicho que está en contra de que la sanidad en España sea universal y de una cobertura completa a las personas migrantes en situación irregular. Lo público les da igual, también las pensiones, al rechazar que las pensiones se revaloricen con el IPC.

Pero al menos defienden la vivienda pública. ¿No? Tampoco, ya que votaron en contra de la ILP de vivienda promovida por la PAH. Votaron con el PP contra el dictamen que determina "ilegal" la venta de pisos a fondos buitre por Ana Botella y apoyaron la venta de miles de pisos a fondos buitre.

Aunque Ciudadanos se presente como un partido liberal, moderno, capaz y competente no lo son. Más que liberal, es ultranacionalista. Su solución para Catalunya es la misma que Quim Torra, porque no tiene un proyecto para Catalunya, sólo tienen proyecto para una parte de los catalanes que implica cargarse a la otra mitad. Y así su vena ultranacionalista se viene arriba. Quizás no venga al caso que Ciudadanos se presentó con Libertas para las elecciones europeas en 2005 y que Albert Rivera diga que las dictaduras “tienen cierto orden”.

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Hoy dicen una cosa y mañana lo contrario. Pero lo más preocupante es su programa político del sálvese quien pueda. No son ni liberales, ni estadistas, ni buenos gestores ya que su programa electoral no es un programa, es algo que va cambiando. Ciudadanos no tiene un proyecto de país porque solo tiene proyecto para las siguientes encuestas. Cs es de lo que haga falta.

Es el mercado de los votos, amigos. _____________

Ricardo de Sá Ferreira es politólogo.

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