Plaza Pública

En la tramoya de Mega Madrid Market

Todo un reto para, sin pretender llegar a un autoabastecimiento en España, que mejoremos nuestra capacidad de autonomía en estos suministros. Para no depender peligrosamente de las incertidumbres derivadas del encaje globalizador en que tan bien nave

Albino Prada

El pasado mes de marzo analicé en la revista Luzes lo que rotulé como Mega Madrid Market (3M en lo sucesivo). Lo calificaba como una mega urbe global poco resiliente ante cualquier shock externo, sea una pandemia o un temporal de nieve, y muy dependiente del exterior. Todas las cosas físicas y esenciales (alimentos, energías, manufacturas) llegan de fuera o apenas pasan por Madrid. Lo que no impide que MercaMadrid se cite como segundo mercado mundial (después de Tokio) de pescados y mariscos. Siendo Barajas una herramienta clave en su control centrípeto y de referencia exterior. Y el Real Madrid su marca mundial de servicios, ocio y reclutamiento global.

Analizaba la captura centrípeta de 3M en el diseño de la red española de autovías libres de peajes o del tren de alta velocidad radial bonificado vía presupuesto hacia “provincias”. Y señalaba que buena parte de su nivel de riqueza medio por habitante (el más alto de España, aunque muy desigualmente repartido) tiene que ver con actividades comerciales y de servicios hacia el resto de España.

Todo un éxito de 3M, aunque con la cara oculta un descomunal desequilibrio fuera de España. Con los datos de comercio exterior que suministra nuestro Ministerio de Industria se confirma el mil millonario déficit comercial tanto de 3M, como del conjunto de España. Por ese orden. Observe el lector este gráfico para el año 2019 (sin pandemia) y para 2020 (con pandemia).

Fuente: elaboración propia con datos del Ministerio de Industria.

En el año previo a la pandemia (2019), el déficit comercial en España superaba los 30.000 millones de euros. Pues bien, 3M por sí solo desbordaba esa cifra. Podría decirse que el resto de España ese año apenas anotó un déficit comercial significativo. De forma que en 3M tenemos un agujero negro comercial en toda regla. Que solo se puede explicar si actúa de entrada centrípeta española externa, y distribuidor interno de mercancías.

Aún es más significativo lo sucedido en el año de la pandemia (2020). Mientras el conjunto de España acusa un desplome de su comercio exterior, de sus importaciones y, en consecuencia, de su déficit (de 31.000 millones pasa a 13.000 millones) en 3M no se observa el impacto de la pandemia. Su déficit comercial se mantiene prácticamente constante en 33.000 millones. O lo que es lo mismo, sin la intensa cuenta negativa exterior de 3M el resto de España habría anotado un importante superávit comercial el pasado año. Traducido: que 3M no nos ayuda nada a tener un perfil comercial externo a la alemana.

Con una especialización comercial muy desequilibrada y muy poco elástica ante un shock externo, en 3M tenemos un agujero negro comercial impasible incluso ante una pandemia.

Un agujero negro de aprovisionamientos exteriores de aparatos eléctricos y electrónicos, de productos farmacéuticos, de maquinaria especializada, de textil y equipamientos del hogar, de aparatos ópticos y médicos… o de automóviles. Por citar solo partidas en las que en 3M se suman saldos negativos de más de dos mil millones.

Todo un reto para, sin pretender llegar a un autoabastecimiento en España, que mejoremos nuestra capacidad de autonomía en estos suministros. Para no depender peligrosamente de las incertidumbres derivadas del encaje globalizador en que tan bien navega nuestro gigantesco 3M.

Sostenía en los días de resaca electoral tras las últimas autonómicas un preclaro analista, con muy buen criterio, que lo que yo llamo 3M es “una lujosa nave a la deriva; Madrid era ya el Titanic antes de la pandemia: el rentismo, el dumping fiscal, el ladrillo, la hostelería, la corrupción, se engranaban en una tramoya de dependencias”.

Pues bien, a la vista de las cifras de comercio exterior, a esa tramoya de dependencias habría que añadir un encaje comercial de 3M en la globalización que explica –y alimenta– nuestro déficit comercial externo. Una tramoya que alimenta la lujosa nave de una comunidad autónoma campeona en riqueza por habitante. Por no hablar aquí de las tramoyas de dependencia energética, de contaminación ambiental o de no inclusividad social a añadir a las anteriores que analizaba en marzo.

Son tramoyas y déficits que, supongo yo por lo que se observa en las propuestas electorales que van de victoria en victoria en 3M, se maquillan con ingresos derivados de flujos masivos de turistas en terrazas y apartamentos. O de sus residentes hacia grandes centros comerciales. También con ingresos mil millonarios de nuestros campeones del deporte profesional en estadios y retransmisiones. O con atracción de residentes Golden Visa y de patrimonios españoles gorrones y creativos. Digamos que paladas de ingresos por servicios para compensar el agujero negro de las mercancías.

Península ibérica: ¿radial o policéntrica?

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Ahora mismo con el dramático resultado de que 3M sea campeona española tanto en ocupación de UCIs por Covid como en letalidad absoluta. Y, al mismo tiempo, con el de no salvar la economía, pues ha cerrado el año 2020 desplomándose su PIB ocho puntos frente a los nueve de media en el conjunto de España. En suma: ni salud ni economía. Un Titanic social llamado Mega Madrid Market: ultra liberal, patriota centrípeto y cosmopolita de la globalización.

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Albino Prada es investigador de ECOBAS y miembro del consejo científico de Attac  y acaba de publicar un ensayo titulado “Riqueza nacional y bienestar social

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