El futuro del PSOE

Sánchez hará un “llamamiento de unión” de los ciudadanos por encima de los frentismos en su estreno como candidato

Pedro Sánchez, tomando notas durante una rueda de prensa en Ferraz el pasado 3 de junio de 2015.

Para Pedro Sánchez será, tal vez, su discurso más "personal", más "trascendente" en el poco menos de un año que lleva al frente de la Secretaría General del PSOE. Una intervención "patriota", "de principios y de ética" más que de descripción de medidas, "de país", de "hombre de Estado", "presidencial", donde hilará un "llamamiento a la unión" de los ciudadanos por encima de los frentismos. Un speech de su puño y letra y que servirá de puesta de largo de su candidatura a la Moncloa. Descripciones que salen de boca de dirigentes que han colaborado con el líder en la preparación y de quienes incluso conocen de primera mano los borradores que han estado circulando en los últimos días. 

Pedro Sánchez cruza este domingo uno de los puentes más importantes de su carrera. Su proclamación definitiva como aspirante a la Jefatura del Gobierno, previa reunión del Comité Federal del PSOE, su máximo órgano de poder entre congresos. El líder alcanza la nominación con un proceso de primarias abiertas –el primero en el partido de ámbito nacional– en el que no ha tenido que sortear ningún obstáculo: garantizada la paz interna tras las elecciones del 24-M, que le permitieron ganar poder territorial pese al bajón en votos, no encontró ningún rival de peso. Logró 27.249 avales sin forzar la maquinaria del partido para evitar tensionarlo, muy por encima de las en torno a 9.700 firmas necesarias. Sus otros cuatro adversarios, militantes sin la cobertura de ningún aparato, sumaron entre todos 188 rúbricas. 

Este domingo será, pues, la proclamación definitiva de Sánchez. No se celebrará dentro de los muros de la sede de Ferraz sino en el teatro circo Price de la capital. Un espacio escogido de forma deliberada para lanzar el mensaje de que la propuesta socialista no se dirige sólo a los suyos, sino a la sociedad a la que pretende gobernar de nuevo. De hecho, los 300 miembros del Comité Federal –se espera pleno, incluida Susana Díaz– son apenas una parte pequeña de las en torno a 2.000 personas que llenarán el complejo. 

El recuerdo del Obama de 2008

Como coinciden todos los miembros de la dirección consultados, Sánchez ha ido recibiendo aportaciones de las áreas en los últimos días, y también cuenta con los trabajos del programa electoral de las generales muy avanzado. Pero el líder pretente que el discurso no se convierta en una sucesión interminable de medidas. Está armando, con la ayuda de su equipo pero con su impronta personal –en la ejecutiva se subraya que es él quien da forma a sus alocuciones y las escribe–, un speech más "político", "de altura"speech . "Se trata de contar qué quiere para su país el candidato del PSOE", resume un miembro de su gabinete. Los colaboradores del secretario general no cesan de repetir que se tratará de un "discurso de país", que responda a la pregunta de qué España quieren construir los socialistas. Una dirigente de su confianza remite a un ejemplo fetiche: la intervención que dirigió Barack Obama en agosto de 2008, cuando aceptó la nominación presidencial, cuando sobre todo impregnó sus palabras de "esperanza". 

"La novedad va a estar más en el cómo que en el quécómo qué, porque las líneas generales de nuestro proyecto ya las hemos venido defendiendo en los últimos meses y tampoco es momento de desgranar una medida tras otra", completa otra responsable de su equipo. Nada, no obstante, será definitivo, porque el texto se estará retocando hasta el último momento. 

Según manifiestan todas las fuentes consultadas por infoLibre, el peso recaerá, en consecuencia, en el "relato" que trace, no en los detalles. Será una reivindicación "de los principios, de la ética, patriota", con marchamo "presidencial", conviene uno de los que ha estado en la cocina del discurso. Y en el que no faltará ese "llamamiento a la unión" de los ciudadanos, en línea con el pacto intergeneracional que ha reclamado todos estos meses como necesario, tras haberlo "roto" el Gobierno del PP. Sánchez gusta de aludir a esa alianza que construyeron los Gobiernos de Felipe González, según la cual se pretendía que "las generaciones venideras tengan un futuro mejor", porque ese"es el progreso". Durante este año como secretario general, ha venido insistiendo en que el PSOE representa el cambio "seguro", la "estabilidad" y la "reforma", no la "ruptura" que, a su juicio, defendía Podemos. 

La "modernización" de España

Precisamente ese tono "elevado" que, según los que le rodean, quiere usar Sánchez hace que esté preparando un discurso "que no baje a la confrontación", al cuerpo a cuerpo con Mariano Rajoy y con sus demás adversarios, singularmente Pablo Iglesias. "No ha lugar al enfrentamiento. Él tiene que presentarse como hombre de Estado, con el modelo de hacer las cosas que estamos desplegando, teniendo en cuenta el tiempo en el que estamos ahora", en el que no es menor el papel de los emergentes, Podemos y Ciudadanos, esgrime una dirigente. Completa otro destacado compañero de la dirección: "Ha de situarse no en clave de pelea política, sino de hombre de Estado, al frente de un proyecto muy reformista, que ofrezca un visión de España muy del siglo XXI, con un toque muy social, que atienda la pobreza, la desigualdad". 

El candidato, coinciden quienes le rodean, hablará de empleo, de economía, de la crisis. No se descarta que el candidato introduzca algunas medidas novedosas. Pero su intervención se apoyará en las vigas maestras que ha delineado la dirección en estos meses, y que se recogieron en el documento que entregó al presidente del Gobierno cuando acudió a almorzar a la Moncloa tras el 24-M: recuperación justa, reconstrucción del Estado del bienestar, financiación adecuada de ayuntamientos y comunidades, regeneración democrática, apoyo a la cultura, cambio climático y sostenibilidad... Ejes que sirven para calzar ese discurso "de estadista", ese "relato" que "da cobertura a todas las medidas" que vendrán después, y que busca irradiar la necesidad de "modernizar España", pero con "seguridad", enfatiza una de las personas a quien ha escuchado el líder socialista. 

Otro dirigente subraya la importancia de dibujar la España "de los próximos años", sin entrar al juego del "discurso del miedo" de Rajoy, que el presidente volvió a repetir ante su partido el jueves, cuando criticó al PSOE por optar "por la frivolidad, la marginalidad y el extremismo". Los socialistas han defendido que han pactado con Podemos por "coherencia política", facilitando Gobiernos "de progreso", porque la ciudadanía demostró el 24-M que quería "cambio", giro a la izquierda, y "diálogo". "Hemos sido muy realistas, se ha visto que somos el cambio sensato y posible, que no pretendemos asaltar los cielos", aduce un miembro de la ejecutiva, en referencia a las palabras de Pablo Iglesias en el congreso fundacional de Vistalegre. 

La cita en el Price llega precedida de la toma de posesión de más alcaldes socialistas y es la antesala, además, de la investidura, en los próximos días, de nuevos presidentes autonómicos socialistas, que visualizarán la recuperación territorial del partido. Es el caso de Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha, Ximo Puig en Valencia, Guillermo Fernández Vara en Extremadura, Francina Armengol en Baleares, Javier Lambán en Aragón. Nómina a la que hay que sumar a Susana Díaz y a Javier Fernández. 

¿Un 'comité de notables'?

Algunas fuentes señalan que el discurso de Sánchez podría albergar alguna sorpresa. Como el "refuerzo del perfil y la solidez de la propuesta". ¿Cómo? Se baraja que pueda crear un comité de notables que complemente la labor de la ejecutiva de cara a las generales. Una idea no estrictamente nueva: José Luis Rodríguez Zapatero tambió dio vida a un consejo de sabios pocos meses antes de las elecciones de 2004, las primeras que ganó. "Se cambiará la perspectiva de trabajo en la organización", anticipa un miembro de la dirección. 

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Sánchez se ha ido nutriendo, además de su equipo de Ferraz, de los inputs que le han llegado de fuera. "El mundo de Pedro no se acaba en la ejecutiva", recuerda un responsable de su gabinete. Algunos dirigentes señalan, por ejemplo, su estrecha relación con el expresidente Felipe González, su principal avalista de la vieja guardia –su relación con Zapatero es bastante más fría–, o con varios barones. Uno de ellos, el presidente asturiano, Javier Fernández, será quien le presente en el Price este domingo, tras la reunión exprés del Comité Federal. Fernández es uno de los dirigentes más respetados dentro del partido y uno de los que ha prestado a Sánchez su respaldo incluso en los tiempos de turbulencias internas, pese a que él, en el congreso del año pasado, apostó inicialmente por el vasco Eduardo Madina. 

El discurso no mirará tanto en clave interna, según los consultados, dado que no será "de partido". Además, el patio interno está más tranquilo. Susana Díaz, que se descartó en la carrera de las primarias y prometió "neutralidad", no ha interferido en la carrera de Sánchez hacia su nominación. El pasado domingo, ambos se vieron en la toma de posesión de la presidenta andaluza, y esta le invitó a un ágape posterior. La baronesa no tenía mucho margen de actuación: con la investidura empantanada hasta hace casi dos semanas, no tenía forma de dar su salto a Madrid. 

Sánchez pronunciará el discurso con el que, como dicen sus fieles, soñaba desde hace un año y medio, antes de que cayera Alfredo Pérez Rubalcaba. Entonces, el diputado madrileño, un perfecto desconocido, preparaba su camino para las primarias, lo único que parecía fijo en la carta de navegación socialista. Su fuerza era mucho menor a la de sus potenciales rivales, como Carme Chacón, Eduardo Madina o Patxi López. Pero la hecatombe de las europeas cambió todo. La convocatoria del congreso y la consulta a los militantes, la retirada de la carrera de Díaz y su apuesta por él para impedir la victoria del parlamentario vasco acabaron impulsando su ascenso. Logró el liderazgo del partido y ahora tiene ya en sus manos la candidatura presidencial. Tocar la Moncloa es su siguiente desafío, y ahí ya no las tiene todas consigo. 

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