2D | Elecciones en Andalucía

La crisis agranda la brecha laboral entre España y Andalucía

Oficina del INEM.

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, reivindica insistentemente un dato durante la campaña: desde su llegada a San Telmo, en otoño de 2013, Andalucía tiene medio millón de parados menos. No obstante, este dato es compatible con la afirmación de que el histórico problema de Andalucía con el desempleo persiste y se enquista. La autonomía más poblada de España no se acerca, sino que se aleja de la media española en el terreno laboral. Andalucía, pese llevar toda la democracia gobernada en la escala autonómica por el PSOE, el gran partido de la izquierda española, está teniendo una salida de la crisis especialmente dura con los trabajadores. Así lo señalan, entre otros, los indicadores de actividad, desempleo y PIB recogidos por el INE, que apuntan a una conclusión: el peso de los condicionantes socioeconómicos es mayor que el de la intención de las políticas. La crisis ha agrandado la brecha económica entre Andalucía y el resto de España.

Arranquemos por el dato positivo que suele repetir la presidenta. En el cuarto trimestre de 2013, el número de parados andaluces ascendía a 1.419.100, según la Encuesta de Población Activa. Ahora son 898.200. Es decir, 520.900 menos. Pero el dato enunciando cuantitativamente deja fuera mucho contenido, ya que encuentra su principal explicación en la brutal destrucción de empleo que sufrió Andalucía durante la crisis. La bajada del paro en toda España en el mismo periodo –del tercer trimestre de 2013 a ahora– es de un 43,9%, frente al 36,7% en Andalucía. Porcentualmente, incluso en el periodo que el Gobierno andaluz toma para exhibir su gestión, el descenso es mayor en el conjunto de España.

Andalucía sigue lejos de los 561.700 desempleados que tenía en el primer trimestre de 2008, cuando sus gobernantes decían que estaba cerca el "pleno empleo". Concretamente, ahora está 336.500 parados por encima. Esto supone que desde el inicio de la crisis el incremento del número de desempleados ha sido del 59,9%. España tampoco ha logrado bajar a los 2.190.500 parados de aquel trimestre. Está 1,13 millones por encima, un 51,8%. El número de desempleados ha subido 8 puntos menos en España que en Andalucía.

Otro dato presentado por las autoridades autonómicas como prueba de recuperación es que Andalucía ha flanqueado la frontera psicológica de los 3 millones de ocupados, situándose en 3,03 y acercándose a los 3,29 de 2007. Aunque aún no ha alcanzado su afiliación a la Seguridad Social previa a la crisis, la comunidad del sur se acerca lenta pero inexorablemente a conseguirlo. No obstante, las estadísticas de desempleo ensombrecen este logro parcial. Por ejemplo, la evolución de la tasa de paro. En 2007, cuando José Luis Rodríguez Zapatero en la Moncloa y Manuel Chaves en San Telmo prometían el "pleno empleo" y la reducción del paro a cifras anecdóticas, hubo en España tasas del 7,93% y en Andalucía del 11,95%. La diferencia era de 4,02. Actualmente la diferencia en la tasa de paro es de 8,3 (22,85 frente a 14,55). Susana Díaz podría alegar que desde el tercer trimestre de 2013, en el arranque de su etapa como presidencia, la tasa de paro ha bajado desde el 36,26 (13,41) y que la diferencia con España ha pasado de 10,53% a 8,3%. No en todos los indicadores su etapa en San Telmo apareja una reducción de la brecha con la media española.

Jóvenes, mujeres y PIB per cápita

La crisis también ha ensanchado la brecha entre Andalucía y España en paro juvenil (menos de 25 años). En el segundo trimestre de 2007 era del 22,59% en Andalucía y del 18,12% en España. Ahora es del 46% en Andalucía y del 34,02% en España. Que el fracaso sea monumental a escala estatal y andaluza no oculta que la brecha se ha abierto, de sólo 4,47 puntos de diferencia a 11,8, y que lo ha hecho no sólo en la primera fase de la crisis sino también desde 2013.

La diferencia en la tasa de desempleo femenino también ha crecido. En el segundo trimestre de 2007 era de 6,41 puntos (16,76% en Andalucía frente a 10,35% en toda España) y ahora es de 10,86 puntos (27,08% en Andalucía frente a 16,22 en el conjunto del país).

Más datos poco favorecedores. El PIB per cápita de Andalucía sigue por debajo de 2008, año en que llegó a su tope: 18.625 euros entonces frente a 18.470 en 2017. En cambio, en España ya se ha superado: de 24.275 a 25.100 euros. Además de Andalucía, las comunidades autónomas que no han alcanzado el PIB per cápita de 2008 son Asturias, Cantabria, Canarias y Castilla La Mancha.

Causas y consecuencias

Manuel Alejandro Hidalgo, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Pablo de Olavide, afirma que, puestos a escudriñar los datos para buscar las claves del retraso socioeconómico andaluz, "al final siempre llegas a la conclusión de que el desempleo es el gran mal". Hidalgo recuerda que estadísticamente las diferencias de productividad son escasas entre Andalucía, España y la UE y derivadas de una "especialización" en torno a sectores con escaso valor añadido. El peor funcionamiento económico hay que buscarlo en que hay "menos gente generando ingresos, porque hay menos gente trabajando".

Ahora bien, el paro no es sólo causa de problemas económicos, es también consecuencia y síntoma. ¿Por qué el paro es más elevado? ¿Por qué Andalucía carga una y otra vez con esta pesada roca de Sísifo?

Hay déficits históricos. El modelo capitalista andaluz de raíz medieval tiene un mayor componente rentista y extractivo que otros. Aunque una democracia ejercida con afán socialdemócrata se cruce en su camino, eso es una impronta que no resulta fácil de arrancar ni en 40 años.

Demografía y estructura productiva

También hay factores demográficos. En Andalucía la población entre 16 y 34 años, especialmente expuesta al paro, supone 1,82 millones, de un total de 8,34 millones. Es decir, un 21,8%. En España son 5,36 millones de un total de 46,07: un 11,6%. Con mayor proporción de trabajadores jóvenes en un país con un problema estructural de paro juvenil, es lógico que la tasa de paro apunte más hacia arriba en Andalucía. Y más si en la coctelera metes "una estructura productiva con dificultades para generar empleo de calidad", como señala Hidalgo.

"En Andalucía hay pocas empresas grandes. Casi todo son pymes, más fácilmente destruibles. Y sobre ellas la regulación administrativa actúa como una losa", señala el profesor Hidalgo, que añade, como consecuencia del retraso económico, el nivel educativo tiende a ser inferior a la media.

Y ojo, porque Hidalgo advierte que no es que en Andalucía se hayan hecho otras políticas esencialmente distintas y que por lo tanto se han obtenido otros resultados: "Las mismas regulaciones laborales han tenido efectos diferentes condicionados por la estructura productiva. Por ejemplo, ahora se está diciendo que la subida del salario mínimo interprofesional va a destruir empleo. Pero, ¿alguien me puede decir cómo va a ser el reparto de esa destrucción de empleo? Yo te lo digo: lo mayor va a ser en Andalucía y Extremadura, con mayor concentración de pymes en sectores de bajo valor añadido que pagan salarios bajos".

Incapacidad de las políticas públicas

Las políticas públicas en Andalucía, sencillamente, no han tenido el suficiente impacto como para virar un el rumbo de un barco dirigido por vientos que las instituciones son incapaces de compensar. El informe de 2017 del Observatorio de Desigualdad de Andalucía señala que fenómenos como el paro y coeficientes como el índice de Gini (que matiza los datos sociales con la acción de los poderes públicos) vienen demostrando la"incapacidad de las políticas públicas para cerrar la brecha abierta en el reparto de la renta [...]".

No obstante, el propio informe señala que las desigualdades entre Andalucía y España se atenúan, aunque no significativamente, como consecuencia de la acción redistributiva pública, tanto por los "efectos estabilizadores" de las políticas de la Junta como por las prestaciones y subsidios de desempleo. Pero no son cambios de raíz. Son paliativos que no evitan que la brecha se abra y que el PIB per cápita andaluz represente hoy menos en relación con el PIB per cápita español que hace diez años. Eso se llama divergencia. Como el regreso al grupoeuropeo de regiones en desarrollo tras siete años como área en transición. Esto supondrá más ayudas, pero no cambios estructurales.

Menos empresas, menos poder de compra

La salida de la crisis con unos balances empresariales en los que las empresas cada vez dedican más a dividendos y menos a sueldo no es un fenómeno andaluz ni español. Es un rasgo de la salida neoliberal de la crisis impuesta desde las organizaciones rectoras de la economía mundial. Ahora bien, en economías frágiles como la andaluza, que sólo vivieron días de vino y rosas durante la engañosa fiesta del ladrillo, los estragos de una crisis brutal sumada a una salida escasamente redistributiva son mayores. Es un problema en marcha. No es cosa del pasado. El poder de compra del salario medio andaluz se ha reducido un 3,8% en los dos últimos años, frente al 2,3% en España, según el Monitor Adecco de Oportunidades y Satisfacción de Empleo. Andalucía tiene el cuarto salario medio más bajo de España e igualmente la cuarta pensión de jubilación más baja de España.

Los daños por la crisis en la cubierta del barco también son mayores en Andalucía. En 2008 había en la comunidad del sur 536.256 empresas, frente a 487.390 en 2017. Son 48.866 menos. Se han perdido un 9,11% de las empresas. En España el número de empresas ha pasado de 3.422.239 a 3.337.646, sólo 84.593 menos, un 2,47%. Más de la mitad de las empresas destruidas son andaluzas.

Un problema de modelo

El secretario de Empleo y Nuevas Realidades Laborales de CCOO de Andalucía, Sergio Santos, hace una doble lectura de los datos. Por un lado, afirma, "no puede valorarse negativamente la reducción cuantitativa del número de parados"; por el otro, no puede ignorarse que "no se está produciendo" la tantas veces nombrada salida social de la crisis. "Las estrategias industriales no se están desarrollando. Tenemos un problema de un modelo productivo que pivota en torno al sector servicios. A esto sumamos una financiación autonómica insuficiente. "Andalucía, pese a su problema de paro, es la comunidad que menos recibe en partidas para políticas activas de empleo en toda España, 342 euros frente a 524", señala Santos, que mira también a la responsabilidad de los sucesivos gobiernos centrales.

CCOO ha trasladado a los partidos que se presentan a las elecciones del 2 de diciembre una batería de propuestas de transformación económica que inciden en el cambio de modelo. "No podemos renunciar al turismo, porque tenemos condiciones objetivas inmejorables. Pero hay que apostar por la calidad en el empleo y mejorar la industria, la agroindustria, la energética...", señala el dirigente sindical, que utiliza la expresión "pescadilla que se muerde la cola" para definir el atolladero del mercado laboral andaluz. Es una expresión muy frecuente al hablar de paro en Andalucía.

En el diagnóstico siempre aparece el problema del insuficiente arsenal industrial. Y ello a pesar de la pujanza del sector aeronáutico, en el que Andalucía lidera las exportaciones. De hecho, Andalucía es la comunidad que más contribuye al crecimiento de las exportaciones en toda España. No obstante, estamos lejos del tantas veces nombrado "cambio de modelo productivo". El peso del turismo es en Andalucía incluso mayor que en el conjunto de España, alrededor de un 13% frente a un 11%, aunque las cifras se mueven según los cálculos. La posibilidad de sacar partido a la ubicación estratégica de Andalucía como puerta de África y América Latina queda severamente lastrada por su infradesarrollo ferroviario. Ello impide compensar la desventaja que supone ser –como recuerda el profesor Hidalgo– "periferia de Europa".

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Daños colatorales

El profesor de la Universidad de Sevilla Marcial Sánchez Mosquera, especialista en historia e instituciones económicas, también se muestra consciente de que no hay soluciones fáciles. Habría que "reubicar a Andalucía" en el mapa del reparto del trabajo. E "innovar", afirma. Sobre todo en los sectores con mayor valor añadido en los que Andalucía tiene "ventaja competitiva", como el aeroespacial. Dado el tamaño de la administración andaluza, también señala que debería ayudar en lo posible contratando sólo con empresas que "generan valor y tienen capacidad de consumo en la propia región".

A la espera de las siempre pospuestas transformaciones, el enquistamiento del fenómeno del desempleo va pasando factura en forma de daños colaterales, que a su vez ponen más cuesta arriba la remontada. Casi el 14% de los parados en Andalucía llevan cuatro años o más sin trabajar. Un 40,1% no cobra ninguna prestación. La temporalidad es en Andalucía 8 puntos mayor que en España: 35,4 frente a 27,4. Todo esto está conectado con la tasa de riesgo de pobreza, que desde 2008 en Andalucía ha crecido de 27,3 a 31,0, un total de 3,7 puntos, mientras en el total de España ha pasado de 19,8 a 21,6, incrementándose en 1,8 puntos. La dependencia de la economía del sector público ha crecido más en Andalucía (de 19,5% a 23% del empleo) que en el conjunto del Estado (de 17,5% a 19,3%).

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