Investidura parlamentaria

Sánchez no tiene prisa: su debate de investidura va camino de ser el más tardío de la historia de la democracia

Pedro Sánchez posa para los fotógrafos en el hemiciclo del Congreso después de ganar la moción de censura que le aupó a la Presidencia del Gobierno.

Tanto Pedro Sánchez como sus colaboradores más cercanos aseguran siempre que tienen ocasión que España necesita un Gobierno “cuanto antes”. La portavoz en funciones, Isabel Celaá, insistió en esa misma idea “por el interés de España” en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros celebrada el viernes. Sin embargo, el candidato del PSOE va camino de convertirse en el protagonista del pleno de investidura más tardío de las trece legislaturas democráticas.

En estos momentos todo apunta a que, en el mejor de los casos, la sesión de investidura a la que se someterá Sánchez en cumplimiento del encargo que le hizo Felipe de Borbón después de la ronda de consultas que siguió a las elecciones del 28 de abril, tendrá lugar hasta la segunda semana de julio. En caso de que la sesión se iniciase el martes 9 de julio, habrían transcurrido 72 días entre la jornada electoral y el inicio de la investidura, los mismos que en la XI Legislatura. En aquella ocasión, también con Sánchez como aspirante a la Presidencia, pasaron exactamente 72 días entre las elecciones del 20 de diciembre de 2015 y la primera votación —el 1 de marzo siguiente— en la que el líder del PSOE pidió la confianza de los grupos parlamentarios y sólo obtuvo la de Ciudadanos, con quien había firmado un acuerdo semanas antes. Todo lo que sea un inicio de la sesión posterior al martes 9 de julio supondría un récord en cuatro décadas de democracia.

Cualquier demora sobre ese calendario hará del presente el período más largo de espera entre unas elecciones y el debate de investidura de toda la historia de la democracia española, muy por encima de la media (43 días).

Hasta el momento, lo más habitual en 40 años ha sido que entre las elecciones y la investidura transcurriesen apenas un mes o un mes y una semana. Por encima de eso sólo se han producido demoras en tres ocasiones.

La más notable tuvo lugar en la legislatura 2015-2016. Fueron 72 días los que tardó en celebrarse el primer pleno de investidura, con Sánchez como candidato, después de que Mariano Rajoy declinase la oferta del rey para presentarse. El líder socialista fracasó (tenía 120 votos propios y sólo sumó los 40 de Cs, uno de Nueva Canarias y otro más de Coalición Canaria) y el rey no encontró después a nadie dispuesto a intentarlo, lo que obligó, por primera vez en democracia, a disolver las Cortes y repetir las elecciones el 26 de junio.

La segunda ocasión en la que más tardó en celebrarse la sesión de investidura fue en la legislatura siguiente: pasaron 66 días entre las elecciones y el pleno que debatió la candidatura de Mariano Rajoy, lo que provocó un aluvión de críticas por el aparente desinterés del presidente del PP a la hora de tratar de buscar apoyos en el Congreso con los que afrontar la votación.

Rajoy tenía 134 escaños y en la primera sesión de investidura sólo sumó el respaldo —insuficiente— de Cs (32), UPN (2), Coalición Canaria (1) y FAC (1). El entonces presidente del PP sí logró la reelección el 29 de octubre de 2016, a punto de producirse la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones, gracias a la abstención del PSOE (68).

Aznar y el pacto del Majestic

Hasta que se produjeron estos dos casos, ambos muy cercanos, el récord de tiempo transcurrido entre las elecciones y el primer intento de investidura lo tenía José María Aznar en el año 1996. En aquella ocasión el PP acaba de ganar, por primera vez, unas elecciones en España, pero sólo con 156 diputados, lo que obligó al sucesor de Manuel Fraga a abrir negociaciones con la Convergència i Unió de Jordi Pujol y firmar el llamado Pacto del Majestic.

Aznar consiguió la investidura gracias a ese acuerdo, que le brindó el apoyo de los 16 diputados convergentes, y al que se sumaron los cinco diputados del PNV y los cuatro que tenía entonces Coalición Canaria. Ocurrió 62 días después de las elecciones del 3 de marzo de 1996, el doble de lo que era habitual hasta entonces.

El hoy presidente de la Fundación FAES tampoco se dio prisa tras las elecciones de 2000 y eso que entonces había ganado por mayoría absoluta (183 escaños). Entre la votación y la investidura transcurrieron 45 días. En la sesión de investidura redondeó su marcador con el apoyo de CiU (15 diputados) y de Coalición Canaria (4).

Lo habitual en las legislaturas restantes fue que la demora entre la votación y la sesión de investidura fuese de unos 30 días. Así ocurrió en 1979, cuando Adolfo Suárez logró la reelección con el apoyo de UCD (168 escaños) y Coalición Democrática (15), el grupo político que está el origen del actual PP. Habían pasado apenas 29 días.

O con Felipe González, cuyas sesiones de investidura tuvieron lugar en un plazo semejante (34 días después de las elecciones de 1982, 31 después de las de 1986, 37 en las generales de 1989 y 33 en las de 1993, a pesar de esa vez tuvo que negociar el apoyo de CiU y del PNV).

Tampoco José Luis Rodríguez Zapatero demoró mucho la celebración de la sesión de investidura las dos veces que se sometió a ella. La primera vez, en 2004, el pleno tardó apenas 34 días. La segunda vez, en 2008, fueron sólo 31.

Y eso que en ambos casos no tenía mayoría absoluta y se vio obligado a negociar apoyos o abstenciones: en 2004 disponía de 164 diputados y sumó a IU (5), ERC (8), CC ( 3), BNG (2) y ChA (1) y cuatro años más tarde, ya con 169 escaños, sacó adelante la candidatura —en la segunda votación— gracias a la abstención de IU (2), CiU (10), PNV (6), BNG (2), CC (2) y NaBai (1).

El PSOE afirma que se ha "movido" de su posición de gobernar en solitario y pide a Podemos que facilite la investidura

El PSOE afirma que se ha "movido" de su posición de gobernar en solitario y pide a Podemos que facilite la investidura

Tampoco perdió tiempo Mariano Rajoy en su primera legislatura, a pesar de que entre las elecciones y la sesión plenaria se colaron las navidades de 2011. Pero tenía mayoría absoluta (186 diputados) y ningún obstáculo en el Congreso: entre las elecciones y el pleno de investidura transcurrieron sólo 30 días.

¿De qué depende la fecha de celebración de pleno en el que se vota el candidato a la Presidencia después de una selecciones? Entre la celebración de los comicios y la constitución del Congreso transcurren necesariamente varias semanas —este plazo no se puede acortar porque está previsto en las leyes— y hasta que la Cámara Baja no se pone en marcha no es posible activar la investidura.Una vez que el rey celebra la ronda de consultas con los grupos políticos para proponer un candidato, la fecha de la sesión de investidura sólo depende de que el candidato le comunique a la presidenta de la Cámara, en este caso Meritxell Batet, que ya está listo para presentarse.

La fecha de celebración del debate también es muy importante por otro motivo: en ese momento empieza a contar el reloj que, en el caso de que nadie consiga ser elegido presidente, conduce irremisiblemente dos meses después a la celebración de nuevas elecciones.

Más sobre este tema
stats