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Cambio en la cúpula de la Iglesia en España

El moderado Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, elegido presidente de la Conferencia Episcopal

El cardenal Juan José Omella, durante la rueda de prensa ofrecida tras ser elegido este martes nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española.

El cardenal Juan José Omella (Cretas, Teruel, 1946), arzobispo de Barcelona, ha sido elegido presidente de la Conferencia Episcopal Española, es decir, líder de los obispos y director de la interlocución política de la Iglesia con el Gobierno español y el Vaticano. Su vicepresidente será Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, alineado con Francisco al igual que Osoro. La posición del papa sale claramente reforzada de la asamblea plenaria de los obispos. 

A sus 73 años –cumplirá 74 en abril–, Omella, considerado un moderado, introduce una variación significativa con respecto a los dos hombres que han ocupado el cargo desde 1999, Antonio María Rouco Varela y Ricardo Blázquez, de cariz más conservador, sobre todo el primero, cuya influencia se reduce ahora.

La elección de Omella se ha producido en segunda votación. Se han emitido 87 votos y el resultado ha sido: Omella, 55 votos; Jesús Sanz, arzobispo de Oviedo, del ala más dura del episcopado, obtuvo 29 votos. El cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, y los obispos García Beltrán e Iceta obtuvieron un voto cada uno. Sanz se erige en referente del sector alineado con las tesis de Antonio María Rouco Varela, ya retirado pero que aún conserva influencia.  

Omella ocupará el cargo de 2020 a 2024, prácticamente coincidiendo con la legislatura política. Omella, lejano a las posiciones más integristas aunque sin veleidades antidogmáticas, es defensor del "diálogo" como solución política en Cataluña, consideró "excesiva" la prisión preventiva a los líderes del procés y medió antes del 1-O entre Mariano Rajoy y Carles Puigdemont.

En sus homilías, en catalán y castellano, Omella defiende una Iglesia comprometida con el pueblo de Dios y con la sociedad en la que se inserta. Al igual que Francisco, al que alaba la "audacia" de sus reformas, insiste en la lucha contra la pobreza. 

Junto con el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, el nuevo presidente de la CEE, que encara una etapa de difícil negociación con el Gobierno central para la revisión del estatus fiscal de la institución, es un referente del papa Francisco en España.

La Iglesia, con esta elección, mejora su sintonía con el papado reformista del argentino Jorge Mario Bergoglio, que despierta suspicacias entre el sector más afín a las tesis de Antonio María Rouco Varela, cardenal retirado pero aún influyente.

Cardenal turolense

Omella forma parte de la Congregación para los Obispos, el organismo vaticano que gestiona el nombramiento de los obispos de todo el mundo. Es decir, tiene cargo en Roma. Indirectamente, su nombramiento podría implicar también una sintonía más sencilla entre el Gobierno español y el Vaticano.

Ha sido miembro del Comité Ejecutivo de la CEE desde 2017 y de la Comisión Episcopal de Pastoral Social desde 1996, siendo también su presidente de 2002 al 2008 y, de nuevo, durante el trienio 2014-2017. También ha pertenecido a las Comisiones Episcopales de Pastoral (1996-1999) y Apostolado Seglar (1999-2002/2008-2011). Ha sido Consiliario Nacional de Manos Unidas (1999-2015).

Nació en la localidad de Cretas, provincia de Teruel, muy cerca ya de Tarragona, y archidiócesis de Zaragoza, el 21 de abril de 1946. Estudió en el Seminario de Zaragoza y en Centros de Formación de los Padres Blancos en Lovaina y Jerusalén. En 1970 recibió la ordenación sacerdotal. En su ministerio sacerdotal, trabajó como coadjutor y como párroco y entre 1990 y 1996 como vicario episcopal en la diócesis de Zaragoza. Durante un año fue misionero en Zaire.

En 1996 fue nombrado obispo auxiliar de Zaragoza. Fue ordenado obispo ese mismo año. En 1999 pasó a ser obispo de la diócesis de Barbastro-Monzón. Entre 2001 y 2003 fue administrador apostólico de Huesca y de Jaca. En 2004 fue nombrado obispo de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño. En 2015 se hizo público su nombramiento como arzobispo de Barcelona, sede de la que tomó posesión el 26 de diciembre del mismo año.

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En 2013 fue investido prior honorario de la Virgen de Valvanera por el Capítulo de Caballeros debido a su labor con la peregrinación de la Virgen por los diferentes municipios riojanos con motivo del Año de la Fe.

En 2017, el papa lo nombró también miembro del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica. Francisco lo hizo cardenal el 28 de junio de 2017. Era uno de sus referentes en España. Y, desde hoy, se sienta en el cargo que en la Transición ocupó Vicente Enrique y Tarancón. Tiene tarea. Los próximos cuatro años se avecina plagados de retos e incertidumbres para la Iglesia. Toca implantar las medidas exigidas por el papa contra la pederastia. También renegociar con el Gobierno su estatus económico, amenazado por la auditoría del Tribunal de Cuentas y por el programa de PSOE y Unidas Podemos, que prevé revisar las inmatriculaciones y rebajar las exenciones fiscales. Está por ver el alcance de las creciente reivindicaciones de la mujer en el seno de la Iglesia. La reforma de la ley educativa podría afectar a la concertado, bastión de influencia de la Iglesia.

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