Crisis del coronavirus

El anuncio de Biden sobre las vacunas descoloca a la UE y abre el debate clave sobre la letra pequeña de las patentes

Un sanitario prepara las dosis de la vacuna contra el covid en Nápoles, Italia.

Sabíamos, porque así lo había contado la prensa estadounidense, que el Gobierno de Joe Biden estaba estudiando apoyar la liberación de las patentes de las vacunas contra el covid-19, en el seno de la discusión que se mantiene en la Organización Mundial de Comercio (OMC). Aun así, la confirmación oficial de que el Ejecutivo demócrata cambiará de posición y contribuirá a un acuerdo en base a la iniciativa de India y Sudáfrica ha pillado a medio mundo con el pie cambiado. Y sobre todo a la Unión Europea. La Comisión ha asegurado este jueves que se abre a estudiar el asunto tras meses de negativas. También países como Alemania, Francia y España, aunque con matices y circunloquios. El Gobierno de Sánchez ha pasado del categórico "España no es partidaria de reformar el sistema de patentes" expresado por la ministra de Sanidad, Carolina Darias, al "me alegra mucho la posición de Estados Unidos" de la vicepresidenta Carmen Calvo en una entrevista con Ondacero.

Es innegable la influencia de Estados Unidos en el resto de los países desarrollados, lo que permite soñar a las organizaciones con un acuerdo final para poner fin al monopolio de las farmacéuticas sobre un producto de salud pública. Pero las mismas asociaciones advierten: hay mucho por hacer para que esta decisión repercuta, finalmente, en un acceso equitativo y justo a los sueros. 

El diablo está en los detalles, suelen asegurar los activistas climáticos cuando se les pregunta por las bondades de los acuerdos multilaterales. En este ámbito, más de lo mismo. Celebran el histórico paso del gabinete de Biden, cuyas propuestas progresistas están sorprendiendo incluso al ala más izquierdista del Partido Demócrata. Pero aún hay mucho que aclarar y que pelear antes de alcanzar la victoria final. En primer lugar, India y Sudáfrica piden la exención de la propiedad intelectual de vacunas, medicamentos y test. Estados Unidos solo habla de lo primero. "Si el día de mañana uno de los tratamientos cura el covid, habrá que incluirlo", reivindica la responsable de Vacunas en España de Médicos sin Fronteras (MSF), Miriam Alía. 

En segundo lugar, las decisiones en el seno de la OMS se toman, generalmente, por consenso. En cuanto a derechos de propiedad intelectual, todos los especialistas coinciden en que es la mejor manera, para evitar conflictos diplomáticos de consecuencias impredecibles. Y aunque el impulso de Estados Unidos cambia radicalmente el terreno de juego, hay mucho país rico al que convencer aún. La Unión Europea lo estudiará, Nueva Zelanda ya ha cambiado de opinión... pero quedan potencias como Suiza, Australia, Japón o Brasil, uno de los países más afectados por la pandemia en 2021, con variante propia y con un presidente cercano al negacionismo. India y Sudáfrica han presentado otro texto para desbloquear las negociaciones, pero los tiempos del organismo podrían atrasar el acuerdo final hasta noviembre.

En tercer lugar, la presidenta de Salud por Derecho, Vanessa López, se pregunta por los royalties, la compensación que podrían recibir las farmacéuticas por ceder la receta de su producto. Teniendo en cuenta que la mayoría ha asumido riesgos para lanzar la vacuna, pero también que han recibido financiación pública, que los contratos vigentes les garantizan muchos beneficios y que se trata de una exención temporal, mediante la cual seguirán teniendo la exclusiva de la explotación cuando amaine la crisis sanitaria. "Es necesario que el texto que se está trabajando y que hay que negociar preserve la filosofía de esta medida y que no quede en una medida descafeinada. Es necesario asegurar que hay elementos prácticos que quedan definidos, como que en ese texto se acuerde para todos los países el porcentaje de royalties", asegura. 

"Lo que es necesario –continúa– es que dentro del texto que se acuerde se sea lo suficientemente concreto y se salvaguarde la filosofía de esta solución, que se acuerden aquellos aspectos que van a facilitar una implantación más rápida de la medida", afirma. Alía opina que "para compensar tendríamos que saber cuánto ha costado producirla", una información guardada bajo llave. Obviamente, recalca la activista, AstraZeneca recibiría menos dinero que otra competidora que haya obtenido la mayor parte de la financiación con fondos privados, como Pfizer. 

Dentro de esos detalles del acuerdo, asegura López, hay que definir el punto más importante: no basta con contar con la receta, sino que hay que saber cómo cocinar y cómo preparar exactamente este plato. Es decir: que las farmacéuticas no solo cedan las instrucciones sobre cómo preparar la vacuna, sino que también ofrezcan a expertos que enseñen en la preparación o detallen los pasos a seguir. "A partir de ahora se deberá negociar el texto de la resolución en la OMC, con aspectos como cómo se llevará a cabo la transferencia de conocimiento desde las compañías titulares de los derechos a los posibles fabricantes", reflexiona el farmacéutico por la Universidad Complutense de Madrid e investigador de Salud Pública Adrián Alonso.

"El levantamiento de los derechos de propiedad intelectual supone quitar una barrera importante al acceso a las vacunas, pero habrá que evaluar la calidad de las vacunas, aumentar el suministro de materias primas, crear nuevas redes de distribución... básicamente muchos de los problemas logísticos que había antes de ayer seguirán existiendo, pero en teoría seremos capaces de producir más", asegura el especialista. Alía, por su parte, cree que además de compartir la receta y enseñar a prepararla, hay que ayudar a reformar la cocina. Capacidades hay de sobra, teniendo en cuenta que lo que consideramos como "Sur global" es un concepto demasiado extenso, agrupando a países con graves problemas de desarrollo junto a otros de ingresos medios que tienen laboratorios e infraestructura, pero que pueden necesitar un empujón. 

La responsable de Vacunas de MSF España es contundente. "Nosotros no producíamos miles de millones de vacunas hace un año. Si hemos conseguido crear esa capacidad, ¿por qué pensamos que Argentina, Chile o Brasil no pueden? Cuando hablamos del Sur Global la gente piensa en Somalia. Entre todos los países de ingresos medios hay una capacidad de industria que está infrautilizada en este momento. ¡No estamos hablando de generar vacunas en Sudán del Sur!". Alía pone ejemplos: Moderna ha utilizado antiguas fábricas de fotografía para producir en masa. Contrariamente a lo que argumentan las farmacéuticas, muchos países tienen laboratorios preparados o infraestructura que puede adaptarse. Y no hace falta que se produzca en todos los países. En África, países más poderosos, como Marruecos, Túnez o la propia Sudáfrica, podrían surtir de sueros elaborados mediante la técnica del ARN mensajero al resto del continente, tal y como ya hacen China o hacía India antes de ser azotada por su propia ola. 

No hay datos exactos sobre cuánta capacidad tienen esos países de ingresos medios. "Se está estudiando", explica López. Pero todos los expertos coinciden en que, si bien podría no ser aún suficiente, sobre todo si no reciben ayuda, como para cubrir toda la demanda global, la capacidad de producción de vacunas se ampliaría de manera sustancial. Sobre todo habida cuenta del fracaso parcial de las alternativas que han esgrimido los contrarios a la exención. 

Las alternativas no arrancan

Las alternativas son necesarias, sobre todo teniendo en cuenta que el acuerdo de la OMC podría aún retrasarse meses y que se necesitan ya. Estados Unidos y Suecia han anunciado que donarán las dosis de AstraZeneca que no van a utilizar, pero no es tan fácil. "Las donaciones de vacunas tienen que ser estudiadas cuidadosamente, ya que existen numerosos problemas logísticos y técnicos que solventar desde el país de origen y el de destino. La fecha de caducidad reducida de las vacunas hace que estas donaciones sean muchos más susceptibles de acabar siendo un lavado de imagen", considera Alonso, que apunta además a un problema ético: el hecho de que los países ricos cedan las migajas, lo que les sobra, mientras discuten durante meses soluciones estructurales. "Creo que el hecho de que se tenga que recurrir a las donaciones es indicativo del fracaso que ha supuesto que los países más ricos tengamos un acceso basándonos en nuestra capacidad adquisitiva". 

"Extrapolándolo al nivel individual, creo que todos en España veríamos como algo negativo y ofensivo que las personas con más recursos tuvieran acceso prioritario a la vacuna y que luego fueran donando dosis a las personas con menos recursos", reflexiona Alonso. De hecho, hay países africanos como Sudán del Sur, Malaui o Uganda que están tirando dosis por el rechazo de la población a inmunizarse con un suero percibido como limosna y que, en un mundo globalizado, etiquetan como la vacuna mala por los estudios de los países desarrollados sobre los raros eventos trombóticos. "A la gente le preocupa que este sea otro experimento público que quieren hacer con nuestra gente", declaró hace unos días el ministro de Salud de Sierra Leona, Austin Demby.

El fondo Covax, que recibiría estas donaciones y que funciona como una plataforma para que los países de ingresos medios y bajos accedan a la vacuna sin tener que negociar por separado, tiene difícil cumplir sus objetivos de inmunizar al 20% de la población cada país del mundo antes de 2022. "Ha tenido varios problemas de diseño, entre los que podemos encontrar la falta de transparencia en cuanto a los acuerdos firmados con la industria o con los países miembro, los problemas para incorporar a organizaciones civiles (más próximas a la realidad del terreno) en las estructuras de decisión o la complejidad de la toma de decisiones. Sin embargo, es también cierto que ha nacido en un tiempo récord, que su financiación no ha llegado a los niveles que estimaban óptimos y que en el camino se ha encontrado con que los países que financiaban la plataforma, a la vez competían con ella a la hora de comprar vacunas", explica Alonso. 

Por último, varios países y la propia Comisión Europea han manifestado su esperanza en que la solución consista en acuerdos voluntarios entre las farmacéuticas y los laboratorios de estos países. Pero esto no está ocurriendo. "Pfizer-BioNTech no ha suscrito ningún acuerdo de este tipo fuera de Europa, Israel y EEUU. La única empresa que ha hecho acuerdos con cinco empresas en el sur para producir vacunas es AstraZeneca debido a la presión de sus socios de la Universidad de Oxford, con acuerdos en Indonesia, India, Japón, Australia, México, India y otros lugares", explica en un reciente informe el Corporate Europe Observatory, una organización destinada a fiscalizar la acción de los lobbies en las instituciones comunitarias. 

El sorprendente cambio de criterio europeo

Tanto políticos europeos que apoyaban la exención como organizaciones se han sorprendido del cambio brusco de criterio tanto de la Comisión Europea como de varios países miembro tras el posicionamiento de Estados Unidos. Calvo celebra la decisión de Biden y asegura que "el presidente Sánchez lo ha puesto encima de la mesa". Sin embargo, el PSOE votó en contra de la exención tanto en el Congreso español como en el Europarlamento, incluida una enmienda que simplemente pedía tener en cuenta la petición de India y Sudáfrica. Alía niega que el líder del Ejecutivo español, al menos públicamente, se posicionara, aunque desconoce si el país ha presionado en el seno de la Unión Europea. 

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El Ministerio de Sanidad no ha contestado a las preguntas de infoLibre sobre la posición del Gobierno en este asunto, al margen de las palabras de Calvo, y sobre qué defenderá el Ejecutivo en las mesas de discusión europeas. Sin embargo, el Gobierno informó durante la noche de este jueves de que, aunque la postura de Biden "marca el camino", "la exención sola no es suficiente para garantizar el acceso a los países en desarrollo. Por un lado, puede llevar algún tiempo aprobarlo y, entre tanto, se requiere que las farmacéuticas sean flexibles acelerando la concesión de licencias voluntarias". Una flexibilidad que, por el momento, no ha funcionado. 

El Gobierno "acaba de circular una propuesta en forma de Non Paper que aborda estos elementos y que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llevará a la Cumbre Social Europea que comienza mañana en Oporto", informó el Ejecutivo.

"Sánchez ha dicho que la vacuna tiene que ser un bien de interés global y que la propiedad intelectual no puede ser una barrera para luchar contra esta pandemia. Se comprometió a liderar todas las posibles estrategias para que esto no pasara. Pero esto es un poco ambiguo. ¡Y tres días después estaban votando en contra en el Parlamento Europeo!", explica la portavoz de Médicos Sin Fronteras. "Parece mentira que, teniendo en cuenta los principios fundacionales de la UE, Estados Unidos haya sido más valiente. En EEUU la industria farmacéutica tiene mucho más poder que en Europa. Está muy bien que consideren que es el momento adecuado para sentarse a negociar, pero esto llega seis meses tarde y dos millones de muertos después. Esto se presentó el 6 de octubre".

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