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El futuro de Cataluña

Casado tacha de “cortesanos entregados a un gobierno sin principios” a la sociedad civil que respalda los indultos

Pablo Casado se rodeó este lunes de sus diputados y senadores para, en una sala del Congreso, pronunciar en tono solemne un durísimo discurso no sólo contra el Gobierno y los indultos sino también contra quienes los apoyen. No mencionó a nadie, pero todo el mundo entendió que se refería a la sociedad civil en general y a los empresarios en particular después de que la patronal catalana y el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, torpedearan su apuesta por describir la medida de gracia como una ataque a la ley y una cesión al independentismo a cambio de apuntalar la precaria mayoría de la coalición de Gobierno.

El líder del PP será intransigente. Sostiene que Sánchez se ha embarcado en un “desacato a la legalidad” y “un desfalco a la soberanía”. Y los que le respalden, subrayó en referencia a quienes acudieron a la conferencia organizada por el presidente Pedro Sánchez en Barcelona, no le merecen ningún respeto. Componen “una platea subvencionada por los fondos europeos”. Son una “red elitista y opaca” “subvencionada” con el dinero de Bruselas, acusó en referencia directa a los empresarios que en los últimos días han apostado por las medidas de gracia para intentar reconducir la situación política catalana.

“Los extraños compañeros de cama que Sánchez ha logrado para su causa”, prosiguió, “sólo expresan su debilidad económica y moral”. “Eso es lo que vemos hoy en el Liceo, una supuesta sociedad civil rota y débil entregada a un Gobierno con dinero pero sin principios”.

Después de los titubeos de los últimos días, Casado quiso ser contundente con los empresarios. Y por extensión, con cualquier que apoye los indultos. “Nos quieren fuera de cualquier negociación porque la negociación es para echarnos fuera”, denunció Casado. “A ver si de una vez lo entienden tantos malos samaritanos del sanchismo como hay por ahí circulando”. Porque “ningún lobby en búsqueda de fondos europeos ni ningún cabildeo cortesano logrará apartarnos de nuestro camino”, advirtió. “Nuestros únicos accionistas son los españoles, solo a ellos nos debemos, no a ningún editorial ni consejo de administración. Pocas lecciones nos van a dar los que se fueron de Cataluña para mantener la cuenta de resultados frente al independentismo”.

De la mano de Vox

El PP, también en esto, va de la mano de Vox. Jorge Buxadé, su portavoz político, tachó de “casta política” a los sindicatos y la CEOE y atribuyó su respaldo a la medida de gracia que tienden “a defender su statu quo”. Por eso, recordó, la formación ultra quiere que “no cobren ni un duro de subvenciones públicas”.

Al mensaje directo a cualquiera que se una al Gobierno en este asunto Casado sumó una advertencia que al mismo tiempo es un llamamiento a la movilización. “Quiero decir algo con claridad: deben terminarse las ambigüedades y las posiciones de ventaja. Quien no quiera secesión debe enfrentarse a los que la impulsan, no a quienes la combatimos”, remarcó.

El líder del partido que en los años noventa negoció con ETA cuando la banda terrorista aún cometía asesinatos, no quiere ahora ni oír hablar de diálogo. Porque negociar con los partidos independentistas, algo que él llama “política de apaciguamiento”, “no es una opción. Sólo un aplazamiento que otorga nueva fuerza a la amenaza. Reencuentro, sí”, pero únicamente “en la Constitución y en la ley. Sólo ahí cabemos todos y sólo ahí podemos convivir”.

A falta de una mayoría en el Congreso con la que parar los indultos (la semana pasada la Cámara se pronunció a favor por mayoría absoluta), Casado reivindica la supuesta subordinación de los poderes ejecutivo y legislativo al judicial y que la soberanía reside en el Congreso y el Senado. Y subraya que ahí Sánchez no tiene consenso. “Nosotros decimos no a lo que hace, así que ya no puede hablar en nombre de ningún consenso, salvo que excluya media España”.

El presidente del PP, Pablo Casado, en una imagen distribuida por su partido.

Con semblante serio, y en un tono que fuentes de Génova describieron como “de Estado, firme y contundente”, Casado no admitió ninguna responsabilidad de su partido en la génesis y el estallido del conflicto político en Cataluña. La culpa, explicó, es enteramente de otros. De los partidos que en 2003 firmaron el pacto del Tinell, de los que impulsaron el Estatut que acabó siendo declarado parcialmente inconstitucional, del PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba que aprobó la Declaración de Granada y del de Pedro Sánchez que desarrolló su propuesta territorial en la Declaración de Barcelona. Y de la moción de censura que puso fin al Gobierno de Mariano Rajoy en 2018.

Fue en ese marco en el que el líder del PP se refirió a un informe de la Guardia Civil que atribuye a los CDR detenidos en 2019 búsquedas en Internet sobre él mismo que algunos medios han interpretado como preparativos de un atentado terrorista. Pero no se quedó ahí. Acusó a Sánchez de haberle ocultado esta información durante la campaña electoral de noviembre de 2019. “No sólo no nos informaron sino que negaron esta información cuando les preguntamos”, razón por la cual, amenazó, se reserva la posibilidad de plantear “acciones legales para determinar la incompetencia o las responsabilidades que correspondan”. “Aceptaron a los chicos de la gasolina en el sistema y ahora pretenden dar un paso más”, acusó sin rodeos. “Esto es el sanchismo que ha devorado como Saturno al socialismo constitucional”.

En su intervención, Casado volvió a acusar a Sánchez de planear un golpe de Estado.volvió “Lo que pasa en Cataluña se utiliza ahora como coartada para un cambio de régimen. Sánchez”, acusó, “no está intentando aprovechar una oportunidad histórica para arreglar un problema nacional. Aprovecha ese problema causado por el supremacismo de sus socios y el apaciguamiento del PSOE para dar continuidad a su proyecto de cambio de régimen”.

“Es el tiempo de la defensa de España”

De ahí, concluyó, la necesidad de que el PP “se mantenga en su sitio”. “Que gane las próximas elecciones es indispensable para la continuidad histórica de España”, proclamó en tono severo. “Ahora es el tiempo de la defensa de España”.

En su relato de cómo el presidente del Gobierno “destruye las bases de nuestro sistema de convivencia y desarma al Estado con varias iniciativas letales para el futuro de España”, Casado se refirió a los indultos como “un golpe de gracia a la legalidad”. A su supuesta intención de “asentar la impunidad modificando el delito de sedición a la carta de los fugados que aún no han sido juzgados”. A un presunto plan para “limitar la efectividad del Tribunal Constitucional para hacer cumplir sus sentencias ante la inhibición de la Fiscalía, la Abogacía y por tanto del propio Gobierno”. A que el Gobierno haya permitido, según él, que el Consejo de Europa “ponga en duda la calidad democrática de nuestra Justicia” y a su supuesta pretensión de “hacer un referéndum con la excusa de recuperar el Estatut inconstitucional”.

También a la decisión de reanudar los trabajos de la mesa de dialogo Gobierno de España-Govern de Cataluña, que él llama “la mesa de amnistía que hablaba de una monarquía, justicia y fuerzas de seguridad autoritarias y un relator internacional entre el Reino de España y una autonomía”.

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