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El espacio de la izquierda

Yolanda Díaz medita si ser o no candidata y se vuelca en abrir Unidas Podemos a nuevas alianzas

Yolanda Díaz durante una rueda de prensa tras un Consejo de Ministros en Moncloa.

La decisión no está tomada. Hace ya cuatro meses que Pablo Iglesias la señaló públicamente como la próxima candidata de Unidas Podemos a las elecciones generales, pero Yolanda Díaz sigue meditándolo. En realidad, hasta el día en el que el exvicepresidente anunció por sorpresa que dejaba el Gobierno para presentarse a la Comunidad de Madrid, la política gallega no se había planteado el escenario de tener que enfrentarse a dar ese paso. Entonces, pidió tiempo. Y, por ahora, se lo sigue pensando sin tener aún demasiado clara la respuesta. La profunda remodelación de Gobierno abordada este fin de semana por Sánchez no altera la hoja de ruta de Díaz.

Sus planes para llegar a convertirse en cabeza de cartel pasan por un proyecto político que sea capaz de aglutinar a mucha gente. A más gente de la que hay hoy día en Unidas Podemos. La intención es caminar en sentido contrario a la tradicional fragmentación de la izquierda para atraer a otras sensibilidades e incluso a otros proyectos que puedan ir de la mano del espacio creado y liderado hasta hace tres meses por Pablo Iglesias. “Hay que dar un paso más, tenemos que estar atentas a lo que la calle nos requiere”, aseguró Yolanda Díaz en una de sus primeras intervenciones tras ser nombrada vicepresidenta. Desde entonces, repite cada vez que le preguntan que su objetivo es “ensanchar” el proyecto y “abrir puertas y ventanas para reconectarnos con todos aquellos que están sufriendo”.

Con ese enfoque trabaja y por ese motivo se ve cada semana con representantes de distintas fuerzas políticas e instituciones. Habla con todo el mundo. Este lunes, por ejemplo, tenía fijada en su agenda una reunión de trabajo con la vicepresidenta valenciana y líder de Compromís, Mónica Oltra, socia política de Íñigo Errejón. También se ha visto en varias ocasiones con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. El encuentro con Oltra se ha pospuesto por los actos de toma de posesión como nueva Vicepresidenta segunda y los de varios nuevos ministros a los que tiene que acudir Díaz. Ante el grupo parlamentario de Unidas Podemos, la propia Díaz ya expuso este planteamiento refiriéndose explícitamente a “mucha más gente que va a estar, que nos van a acompañar en este espacio, para ser decisivos en la próxima década”. Su concepción del momento político, por tanto, trasciende las fronteras que pueda delimitar un partido. Y por eso, siempre desde Unidas Podemos, Díaz aspira a ir más allá. Entre otras cosas, porque ni siquiera ella pertenece orgánicamente a ninguna formación.

Agenda repleta

Mientras tanto, sigue volcada en sus competencias del ministerio de Trabajo para sacar adelante, entre otras cosas, la subida del Salario Mínimo Interprofesional o la derogación de la reforma laboral del PP. Pero desde el mes de abril compagina todo eso con sus nuevas funciones como vicepresidenta y líder de Unidas Podemos en el Gobierno. Algo que ha recargado su ya apretadísima agenda diaria añadiendo reuniones periódicas con el presidente, con su propio grupo confederal, con citas internacionales, con encuentros de coordinación con el equipo de Pedro Sánchez o con visitas institucionales por todo el territorio. En las últimas semanas ese papel la ha implicado de lleno en las conversaciones con el presidente sobre el funcionamiento del Ejecutivo y los grandes asuntos pendientes. Yolanda Díaz ha mantenido varios encuentros discretos con Sánchez que no han trascendido y en los que la ahora vicepresidenta segunda ha defendido que los cambios en el Consejo de Ministros no afectaran ni a las competencias ni a los representantes morados en la coalición. Algunas voces del espacio a la izquierda del PSOE sostenían la conveniencia de introducir también algún cambio en la parte morada del Gobierno, pero finalmente se acordó aplazar cualquier movimiento a un momento posterior, diferenciado de los tiempos marcados por Sánchez, haciendo así más notoria la "autonomía" de Unidas Podemos en sus decisiones.

Desde el entorno de la vicepresidenta aseguran estar “satisfechas” del balance de estos meses a pesar de que “queda muchísimo por negociar con el PSOE para llevar a cabo políticas que impliquen una vida mejor para la gente. Y en eso estamos, sin descanso”, apuntan. Quedan pendientes de desbloquear negociaciones de peso entre los socios como la ley de vivienda o el propio SMI, pero en las últimas semanas los morados se han apuntando importantes victorias políticas en temas que llevaban enquistados casi desde el inicio de la legislatura, como la bajada del IVA en la factura de la luz o la ley LGTBI. Tras meses de duras negociaciones a todos los niveles, finalmente el texto salió adelante con el ok del presidente a la postura mantenida desde el principio por el ministerio de Igualdad de Irene Montero: que las personas transexuales puedan cambiar legalmente de género acudiendo al registro y sin la tutela de ningún médico, psiquiatra o juez. Un asunto del que también ha estado encima en las últimas semanas la propia Yolanda Díaz. 

Un compañero del consejo de ministros cuenta que, últimamente, ha notado a la política gallega “algo más cansada de lo habitual”. “Pero no es por la carga de trabajo”, aclaran desde su propio ministerio. La realidad es que ha arrastrado problemas de salud que ya le hicieron perderse una sesión de control en el Congreso hace algunas semanas y que la han llevado a pasar por urgencias en varias ocasiones. “Si parara dos días se recuperaría antes, pero eso no va con ella. No deja de trabajar, no para”, cuenta uno de sus colaboradores cercanos.

Perfil propio

En la última encuesta del CIS, Yolanda Díaz apareció como la líder política mejor valorada del país, por encima incluso del presidente del Gobierno, algo que algunos dirigentes socialistas reciben con cierta inquietud. Ese liderazgo lo ha ido consolidando desde la entrada en el Ejecutivo con su trabajo al frente del ministerio y con un discurso y una forma de hacer las cosas muy particular y que intenta implantar desde el primer día como vicepresidenta: “Estoy muy orgullosa de Pablo Iglesias, pero empieza una etapa nueva”, advirtió ante su grupo confederal en el Congreso antes de señalar el nuevo camino a seguir: “Lo que hacen los dirigentes grandes es dar sosiego y tranquilidad, y más cuando nuestras gentes están sufriendo y tienen miedo. Nosotros no somos gente de ruido, somos gente que trabajamos por el bien común”, enfatizó.

La política gallega tiene incluso teorizada esa metodología de trabajo. Por una parte, piensa que el momento de “la impugnación” ha pasado y que el papel de Unidas Podemos ya no debe ser tanto señalar constantemente los problemas sino solucionarlos y aportar certezas a una ciudadanía hastiada de peleas políticas que no han cesado ni en lo peor de la pandemia. Por otro lado, Yolanda Díaz piensa que dar la batalla internamente en el Gobierno y no reproducir en público los enfrentamientos con el PSOE da, a la larga, mejores resultados. En su departamento hacen referencia al balance del ministerio de Trabajo para atestiguarlo.

Yolanda Díaz, mejor valorada que Pedro Sánchez y que Pablo Iglesias cuando era vicepresidente

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Su relación con Podemos

El cambio de estrategia respecto a las formas de hacer política de Pablo Iglesias resulta evidente y no ha sorprendido a nadie en el entorno de Unidas Podemos. Otra cosa es que todo el mundo lo comparta. Todas las fuentes consultadas insisten en que hay “la mejor de las predisposiciones” para lograr engrasar las nuevas piezas de un proyecto político aún sumido en muchas incertidumbres tras el adiós de su histórico líder. Pero también reconocen que no será fácil. De hecho, varias fuentes consultadas reconocen que, en privado, ya hay quien se ha mostrado "crítico" con la forma de trabajar de la vicepresidenta.

Esas mismas fuentes explican que los recelos se pueden entender porque algunos de los principales responsables de la nueva dirección de Podemos son los políticos que más cerca han estado de Iglesias en los últimos años. Algo que, inevitablemente, implica que su forma de trabajar y de concebir la política sea bastante más cercana a la del exlíder de Podemos que a la de Yolanda Díaz. “Son claramente de la escuela de Pablo”, detalla un dirigente del partido. Desde la formación morada lo normalizan asegurando que ellos “pueden pensar que algunas cosas a lo mejor habría que hacerlas de otra forma", pero que eso "no quita para que todos tengamos claro que Yolanda es el mejor activo político de Unidas Podemos y que debe ser la candidata”. Una voz autorizada del grupo confederal confía en que “no se reproduzcan errores del pasado, que ahora sí que serían letales”. También apuesta porque “las discrepancias, que son normales, se planteen desde el respeto mutuo y no desde la confrontación y la confabulación”, algo que podría influir en la decisión final de Yolanda Díaz, “muy poco interesada en invertir energías en conflictos a la interna”, añade.

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