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El dinosaurio todavía estaba allí

Martín Vallhonrat: “El poder estar cuatro colegas jugando a videojuegos me mantenía bastante cuerdo en el confinamiento”

El bajista de Carolina Durante, Martín Vallhonrat, único miembro del grupo con mascarilla en esta imagen, previa a su obligatoriedad. A su izquierda Diego Ibáñez (voz), a su derecha Juan Pedrayes (batería) y Mario del Valle (guitarra).

Carolina Durante es uno de esos grupos a los que, en sus canciones o actuaciones, todo parece darles igual. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Para comprobar las incertidumbres y preocupaciones de estos cuatro chavales del barrio de Malasaña, en el puro Madrid, solo hace falta escarbar un poco en sus letras. No tengo treinta años y ya estoy casi roto, dicen en el inicio de su tema Joder, No Sé. Con las mismas dudas, Martín Vallhonrat (Madrid, 1992), bajo del grupo, se enfrenta a las insidiosas preguntas de esta sección en la que figuras de toda índole cultural analizan el estado de su sector, su mundo y sus vidas tras la pandemia.

Cuenta el bajista de la banda responsable de temas como Cayetano o, junto a Marcelo Criminal y Amaia Romero, Perdona (ahora sí que sí) que en lo profesional han vivido “un parón absoluto”. El confinamiento les pilló preparando el lanzamiento inminente de su último EP, que tuvieron que adaptar a las nuevas circunstancias (véase el videoclip de su tema El parque de las balas). “Pero lo que nos gusta a nosotros, que es tocar, cero”. Más allá de ello, los primeros meses de crisis sanitaria los vivió “con preocupación”, como todos, y “con calma”, como no tantos.

Vallhonrat no percibe cambios sustanciales en las personas tras lo ocurrido. O mejor dicho durante lo ocurrido, ya que como apunta el propio músico esto dista de haber acabado. “Hay todavía más inestabilidad si cabe. Si esta crisis sanitaria tiene alguna relación con la cultura es falta de confianza a la hora de meterte en proyectos de este tipo”. Desde su punto de vista, “hay menos respuestas si cabe de las que había antes, porque lo cierto es que la cultura nunca ha sido un espacio de mucha seguridad”. Entre amigos y familiares vinculados también a este sector observa, principalmente, “desconfianza y desánimo”.

Pensando más concretamente en la música en directo, el bajista sostiene que “por ahora seguiremos con la misma dinámica: eventos muy controlados y limitados que se puedan cancelar en cualquier momento. No volverá a ser normal hasta que haya una vacuna y se pueda evitar cualquier tipo de contagio”. Es consciente de que, por desgracia, no todos aguantarán hasta que llegue ese momento. “Hay muchos promotores que no van a poder seguir haciendo cosas”, lamenta.

La música, eso sí, no dejará de ser indispensable. Es más, el enclaustramiento hizo de ella algo más necesario que nunca para muchos. Hasta aquí todo correcto. El boom de cancionesboom , incluso grupos, relacionados con el confinamiento o la crisis ha provocado, sin embargo, cierto hartazgo en no pocas personas. Vallhonrat se confiesa una de ellas: “Nosotros tampoco tenemos la rapidez como para ponernos a hacer una canción en tan poco tiempo sobre este tema, y además me parece más publicitario que otra cosa”. Pese a ello incide en que es muy positivo que se hayan producido lanzamientos durante esos meses en los que cualquier nuevo estímulo era bienvenido, aunque lamenta una vez más “que no se hayan podido escuchar en directo en su momento”.

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El bajista tampoco acaba de convencerse por el papel de las redes sociales, ni en estas circunstancias ni en cualquier otras: “Mi relación con ellas es una montaña rusa, hay veces que les veo sentido y le cojo el gusto, pero muchas otras creo que deterioran las relaciones personales y te meten en relaciones superficiales con otra gente”. Como grupo, además, reconoce que les “cansa mucho en esta época”. Afirma que están empleando las redes “para anunciar que se cancelan conciertos, así que andamos un poco peleados con esa parte del trabajo”.

Vallhonrat reniega también del clima de crispación y negacionismos que sacude España: “Hay muchas voces que están diciendo barbaridades sin ningún tipo de calma ante esta situación, se le está dando mucha voz a todas las bizarradas”. En su opinión, la pandemia ha sacado “la parte buena de mucha gente”, pero en situaciones de crisis “cada uno tira para sí mismo y para los suyos, buscando responsables, pero no responsabilidad en uno mismo”.

Pero no todo ha sido un desastre, y el músico destaca lo que aprendió de estar tres meses encerrado en casa: “Esto me ha enseñado cuáles son mis vínculos más cercanos y cuáles relaciones superficiales. Tener ese tiempo para estar contigo mismo, sobre todo nosotros que estamos todo el día girando, da para mucho a nivel personal y social”. El componente de la banda madrileña remarca que durante el confinamiento le mantuvo a flote esta vertiente social: “Mantener el contacto con amigos y conseguir construir ocio con ellos más allá de conversaciones por Zoom. El poder estar cuatro colegas jugando a videojuegos por Discord me mantenía bastante cuerdoDiscord”. A ello añade la atención a su casa y a sí mismo: “Mirar que esté todo bonito, cocinar, cuidarme un poco. Cuando estamos girando esas cosas las descuidas, abres la nevera y no hay nada. Me ha servido mucho tener la nevera con cosas”.

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