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Los fiscales fachas y el privilegio de la calma

"Nunca se han visto pronunciamientos desde un Gobierno contra el Consejo del Poder Judicial y hablando de ‘fachas con togas’ o el ‘golpe de las togas'", dijo Alberto Núñez Feijóo, líder del principal partido conservador de España, en una reunión mantenida con una asociación de fiscales conservadores de España (la más numerosa del gremio) en la que algunos de sus miembros pidieron el voto para el partido conservador, llamaron "filoetarras" a partidos que están en el Congreso salvando la ley de partidos e hicieron, en general, exhibición de poder conservador en la judicatura patria. A cambio, el líder del partido conservador prometió agasajar a sus anfitriones conservadores con cambios conservadores en las leyes cuando llegue a presidir el Gobierno. No consta que les agradeciera lo mucho que le están apoyando para conseguirlo.

La aliteración de la palabra "conservador" no es más que un recurso estilístico para remarcar lo obvio y, sobre todo, para evitar usar el gravísimo vocablo "facha", algo intolerable por lo que se ve. Y el término "reunión" está presente para no tirar del inaceptable "golpe", una palabra anatema en estas lides. Lo grave aquí no es semejante akelarre faccioso y esta connivencia desacomplejada entre los fiscales y un partido concreto; lo gravérrimo es decir "facha" y "golpe" cuando llegas al gobierno gracias a que te votaron para que lo dijeras. La democracia como fetiche de usar y tirar. El lenguaje como arma del poder para esconder sus desmanes. Pero usted no levante la voz.

Lo grave aquí no es semejante akelarre faccioso y esta connivencia desacomplejada entre los fiscales y un partido concreto; lo gravérrimo es decir "facha" y "golpe" cuando llegas al gobierno gracias a que te votaron para que lo dijeras

Dice mi amiga y referente Henar Álvarez que cuando uno pierde las formas, pierde las formas, pero no la razón. Es esa especie de dictadura de lo formal, ese privilegio de clase que es no indignarse, ese arma del poder que es exigir la calma cuando controlas el terreno de juego y el reglamento del lenguaje, ese ejercicio permanente de la tiranía de lo correcto como arma para deslegitimar el mensaje de quien lo tiene todo cuesta arriba. Es una forma de ejercicio del poder sibilina e incuestionable, de la que participan los cuatro poderes, en la que el que se sale de ese carril está fuera.

Pues esos fiscales son unos fachas, su connivencia con un partido conservador una muestra de servilismo intolerable, los hilos que existen (y que no son exclusivos del conservadurismo) entre partidos y las togas en sus diferentes rangos son propios de democracias de dudosa calidad y estas exhibiciones públicas de fuerza compartida entre poderes un golpe blando, frío o como lo quieran llamar. Y se debe decir desde el Gobierno o desde la columna de un pelagatos como yo.

La diferencia, siempre, es el privilegio de clase que exhiben quienes pueden reunirse en estos lugares a mostrarlo obscenamente y utilizando el lenguaje que ellos imponen como correcto. Allí no cabe la indignación porque lo que está en disputa son solo unas pocas normas del juego, no el dueño del tablero. Ese es suyo y no les tose nadie. Si yo fuera parte de eso también escribiría sin poner ni un solo taco, joder.

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