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ESPAÑA, CAPITAL BRUSELAS / BUZÓN DE VOZ

Hablemos de empleo (y no de sospechas de indicios de elementos...)

Disculpen que interrumpamos unos minutos el apasionado debate sobre el caso del juez Peinado contra Begoña Gómez, (donde uno aprecia –lo escribo con absoluta claridad– una "apariencia inicial de sospechas de indicios de elementos de hechos..." no sé si delictivos, pero extravagantes e irresponsables como mínimo en la actuación del susodicho magistrado). Este martes hemos conocido los últimos datos sobre empleo, correspondientes al mes de mayo: baja el paro en 59.000 personas, hasta los 2,6 millones, el menor nivel desde 2008; sube en 220.000 el número de trabajadores, que sitúa en 21,3 millones el volumen de cotizantes, una cifra récord desde que existen registros (ver aquí); y, por primera vez, hay más de 10 millones de mujeres afiliadas a la Seguridad Social (ver aquí). Por poner un pero, el grueso del empleo creado sigue estando en el sector servicios. No terminamos de abordar la eterna cuestión de nuestro modelo productivo. ¿Y las elecciones europeas qué tienen que ver con esto? Muchísimo.

Salvo aquellos que proponen meter la marcha atrás en el proyecto europeo y renacionalizar políticas hasta poner en entredicho el mismísimo euro, el resto de formaciones asumen que buena parte de nuestro presente y futuro, también en lo que se refiere al empleo, dependen de Europa. Decenas de directivas marcan las relaciones laborales, las políticas activas de empleo (una de nuestras grandes lagunas), las exigencias de calidad, los derechos de los trabajadores, etc, etc. 

Si echamos un ojo a los programas electorales de los principales partidos en esta materia, veremos enseguida quién aporta propuestas y con qué detalle y quién recoge vaguedades o simples mensajes demagógicos (ver aquí o aquí). Luego van surgiendo en campaña propuestas tan sonoras como extravagantes. Por ejemplo, el PP promete eximir del IRPF a los menores de 35 años en su primer año laboral, y rebajas progresivas en los tres años siguientes. Esto supondría 2.500 millones anuales menos de recaudación fiscal (ver aquí), rebaja que no explica el PP cómo casa con sus constantes alertas sobre la necesidad de nuevas medidas de austeridad para cumplir con los compromisos europeos. Magia.

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Entre los múltiples retos que tiene España, uno y principal es el de encauzar de una vez por todas la reforma de nuestro modelo productivo, de modo que la dependencia del turismo o de la construcción no condicione por completo unos niveles de estacionalidad insoportables cuando vienen mal dadas y motores de precariedad difíciles de corregir. No se trata de criminalizar esos sectores productivos, sino de adaptar sus condiciones a la urgencia de la transición hacia una economía sostenible y verde (antes de que España se convierta en un semidesierto invivible y nada atractivo siquiera para el turismo).

Deberíamos estar escuchando debates en torno al empleo, por ejemplo, y no teniendo que discutir sobre un auto absolutamente disparatado de un juez que interfiere sin pudor en una campaña electoral

España, pese al volumen de paro estructural que nos mantiene en cabeza de la UE, progresa adecuadamente, justo lo contrario de lo que pronosticaban los agoreros habituales cuando vaticinaron un desastre absoluto por la aprobación de la reforma laboral en la anterior legislatura. Estamos ante una oportunidad inédita para seguir caminando “hacia el pleno empleo en un plazo razonable”, como explicaba en estas mismas páginas Unai Sordo con motivo del 1 de Mayo (ver aquí). Es posible si acertamos en cada paso. El primero es la cita con las urnas el próximo domingo, ante la que deberíamos estar escuchando debates en torno a esto, y no teniendo que discutir sobre un auto absolutamente disparatado de un juez que interfiere sin pudor en una campaña electoral anunciando la citación de una investigada para dentro de un mes, sobre la base de una "apariencia inicial de sospechas de indicios de elementos de hechos delictivos". Qué vergüenza.

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