Ricos pero vulnerables (y jetas)

Seguramente usted, como yo, no lo sabía, pero en este país se puede ser a la vez el diputado más "rico" de la Asamblea de Madrid y cobrar un bono de ayuda para encender la calefacción destinado a los hogares "vulnerables". Es lo que ocurre con Enrique Ossorio, número dos de Isabel Díaz Ayuso en el Gobierno madrileño y además consejero de Educación y Universidades (¡todo un ejemplo a seguir!). Hemos desvelado el disparate este miércoles en infoLibre (ver aquí), y la noticia ha provocado una doble reacción: por una parte, el ínclito Ossorio, el mismo que no veía "pobres" en Madrid por más que miraba a su alrededor, el que proclamaba que los familiares de fallecidos en las residencias ya "lo han superado", proclama que como cabeza de familia numerosa va a seguir cobrando ese bono (ver aquí). Por otra, la vicepresidenta Teresa Ribera ha anunciado que el Gobierno "cambiará la regulación" del bono social eléctrico para establecer criterios que tengan en cuenta la renta del beneficiado (ver aquí). ¡Hágase!

Lo más preocupante del caso es la constatación de que hay gente que sigue sin entender nada, o quizás lo entiende demasiado bien: consideran que lo público está a su particular servicio, como si de un cortijo privado se tratara, de modo que ellos pueden cobrar, ahorrarse dinero o multiplicar patrimonio a costa del erario de todos, pero si son otros los que acceden al mismo, por evidente que sea la necesidad, entonces eso se llama "paguita", un regalo del malvado Sánchez y los socialcomunistas para ganar votos.

¿Qué se puede pensar de alguien que solicita una ayuda pública para "vulnerables" de 195 euros cuando gana al año casi 105.000? Pues discúlpenme que sea conciso: es un jeta. Es alguien que, bien por voluntad propia o por decisión de su inmediato o inmediata superior, no debería mantenerse un minuto en un cargo de servicio público. Pero claro, absurda conclusión cuando sabemos que su jefa directa es Isabel Díaz Ayuso, la que llegó a la candidatura a la presidencia de la Comunidad de Madrid pese a las fundadas sospechas de haber cometido alzamiento de bienes y de haber utilizado sus influencias para no devolver un crédito familiar de Avalmadrid que, efectivamente, jamás se devolvió y nunca ha pasado nada: más de 400.000 euros que hemos pagado entre todos los contribuyentes madrileños para no dar disgustos a la familia Ayuso (ver aquí).

¿Qué se puede pensar de alguien que solicita una ayuda pública para "vulnerables" de 195 euros cuando gana al año casi 105.000? Pues discúlpenme que sea conciso: es un jeta

Enrique Ossorio, con todo el cuajo, ha proclamado que seguirá cobrando ese bono social térmico porque tiene familia numerosa y cumple los requisitos. Lo que hace Ossorio es lo que hacen los niños: repiten lo que han escuchado en casa. Es legal, no es delito, así que p’alante, por impresentable e inasumible que sea la actuación en términos políticos. No nos despistemos: esa proclama la ha hecho Ossorio en la misma rueda de prensa convocada por Ayuso para presumir de que la fiscalía anticorrupción ha archivado el caso de la comisión cobrada por su hermano en el contrato de las mascarillas (ver aquí). No hay delito, así que p’alante. Imagínense lo que pasaría si el hermano de cualquier presidente o presidenta de gobierno hubiera cobrado una comisión de más de 230.000 euros por un contrato de millón y medio de dinero público otorgado por la administración que preside su hermana a través de una empresa propiedad de un íntimo amigo de la infancia que sabe de mascarillas lo que yo de física cuántica. ¿Es legal? Lo será. Pero es absolutamente deleznable desde el punto de vista político. Pablo Casado tenía en esto toda la razón del mundo, y eso le costó el cargo. Feijóo prefirió apostar por Ayuso (le cueste lo que le cueste).

No lo asumen porque no les interesa asumirlo: una cosa es la responsabilidad judicial y otra la política. Por eso practican con enorme habilidad la técnica del ventilador o de la coctelera en la que se mezcla y embadurna todo. Este jueves desvelamos que otro número dos de Ayuso, en este caso en el PP de Madrid, Alfonso Serrano, también cobra otro bono social térmico, este en una cantidad correspondiente a la casilla de "vulnerable severo" (ver aquí). Sin complejos y sin pudor. En la tarde del miércoles, él mismo intentó (una vez contactado por infoLibre) una "voladura controlada" contando en un programa de televisión que cobrar ese bono es de lo más normal. Vamos, que el que no lo cobra es imbécil. No dijo, eso sí, lo de "vulnerable severo", porque seguramente quedaría raro que un dirigente del PP con unos emolumentos públicos más que dignos defendiera como apellido ser "vulnerable severo", por muy cabeza de familia numerosa que sea. Oiga, que son los mismos que han votado contra la subida del salario mínimo, contra las medidas para reducir la inflación, contra la reforma laboral… contra todo aquello que suponga una mejora de los derechos y la calidad de vida de los más "vulnerables" de verdad. Es decir (y dejémonos de eufemismos) de aquellos hogares que viven entre la pobreza y la pobreza extrema. 

A ellos les es muy útil siempre encontrar un lunar en el rostro del adversario. Por eso montan una fiesta con el vomitivo caso del Tito Berni y pretenden compararlo nada menos que con la trama Kitchen. Y por eso se han dado mucha prisa en denunciar que el marido de Mónica García, la líder de Más Madrid, también percibe un bono social por familia numerosa (ver aquí). Debería ser fácil responder que sí, que tampoco es estético ese bono, que no tiene excusa aunque García se ha excusado, dice que "no tenía ni idea" de que lo recibió y ha anunciado que lo devolverá, pero que no es serio meterlo en el mismo pack: ese señor no tiene ningún cargo público, ni mucho menos es número dos de un gobierno ni es el diputado que declara mayor patrimonio de toda la Asamblea madrileña. Ni ha insultado, por supuesto, a los pobres que sobreviven como pueden en la comunidad con mayor PIB de España, ni ha ofendido a los familiares de víctimas de las residencias ni ha bromeado con la especie de que "ese dinero lo pone Sánchez, no el gobierno de Madrid". Otra aseveración que les retrata, a Ossorio, a Serrano y a Ayuso: consideran que el dinero público es de quien lo gestiona, y no de los contribuyentes. ¡Y se atreven a acusar al prójimo de comprar votos!

Ha hecho bien Teresa Ribera al reaccionar a la investigación de infoLibre con el anuncio de que habrá que cambiar los criterios para la concesión del bono social térmico. No tiene el menor sentido que no se tenga en cuenta el nivel de renta, con o sin familia numerosa. La progresividad que la propia Constitución establece (jamás cumplida del todo ni mucho menos) en el terreno fiscal debe valer para todo lo que se refiera a subvenciones o ayudas públicas: tanto ganas, tanto pagas; tanto tienes, tanto derecho te asiste para acceder a fondos públicos

Basta ya de jetas, se llamen Tito Berni, Ossorio, Serrano o como demonios se llame quien sigue tomando por imbécil a la ciudadanía. Y, para librarnos de ellos, tengamos presente esa máxima que el filósofo e investigador Daniel Innerarity recuerda en su último ensayo: "un sociedad está bien gobernada cuando resiste el paso de malos gobernantes". Reforcemos las instituciones, los controles, los filtros, la normativa, la vigilancia... Porque la democracia sobrevive "si la propia inteligencia del sistema compensa la mediocridad de los actores y la ineptitud e incluso maldad de muchos de sus dirigentes" (La libertad democrática, pág. 28). Hágase no, hagámoslo.  

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