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De la rendición de cuentas judicial al periodismo libre de bulos: la larga lista de reformas pendientes

Feijóo y la verdad

Es más serio y menos excéntrico Feijóo que Casado, y más estable y solvente, pero el número de sus imprecisiones, falacias y mentiras a propósito de las iniciativas del Gobierno socialista es incluso mayor ahora que antes. Asistimos con vergüenza a la campaña de acoso, por ejemplo, a propósito del acercamiento de presos etarras. Feijóo y los suyos tratan de identificar a Sánchez como un amigo de terroristas, un gobernante entregado a los separatistas, un traidor sin matices, porque el Ministerio del Interior permite que algunos presos puedan cumplir su pena más cerca de sus familias. Es sabido que Aznar y Rajoy acercaron cientos de presos, cuando ETA aún mataba, pero eso para el PP actual eran “otras circunstancias”. Aznar, en concreto, ordenó acercar a 190. 105 de ellos en 1999, justo cuando negociaba con ETA. Hace falta tener poco pudor. 

Escuchamos a Díaz Ayuso el miércoles en Onda Cero contraprogramando a Sánchez en su tradicional entrevista de apertura de curso diciendo que el precio de la electricidad sube en España porque el Gobierno ha puesto un tope a ese precio, en acuerdo con Portugal (¡!). Carlos Alsina, alucinando, le pregunta cómo puede suceder tal cosa. Ella, claro, no puede responder, porque es evidente que, gracias a esa negociación europea, en España nuestros precios han subido menos que en el resto de países… Pero da igual: Ayuso afirma así, sin más, sin mover una ceja, que “cuando un Gobierno interviene un sector, los precios suben”. Pues vale. 

A propósito del inicio del curso escolar, el PP ha formulado sus propuestas alternativas a las del Gobierno, después de haber votado no a la nueva ley educativa. De nuevo, sus iniciativas están llenas de contradicciones y mentiras, como ha denunciado el propio PSOE. Algunos ejemplos:

Como es fácil pedir cuando no gobiernas, los conservadores piden ampliar en cien millones de euros el fondo destinado a la compra de libros (aquí sí quiere el PP intervenir en el mercado, por lo visto). Pues bien, cuando Feijóo fue presidente de la Xunta de Galicia recortó las ayudas a la compra de libros de las familias con niños en la educación pública en un 75%. En esa misma línea de exigir, pide Feijóo que se creen guarderías gratis. Pero lo cierto es en Galicia, en Madrid o en Andalucía, no solo no se abren nuevas guarderías y escuelas infantiles públicas, sino que se cierran las que hay. Entre otras cosas porque los conservadores creen que los niños tienen que estar impepinablemente con sus madres en esos años y porque si alguien quiere guardería, que se la pague, y porque mejor es tener una interna… Si algo hace de verdad el PP en esta materia, en todo caso, como en Andalucía, es permitir que el presupuesto público, es decir, el que proviene de todos nosotros, pueda financiar las escuelas privadas. 

Es sabido que Aznar y Rajoy acercaron cientos de presos cuando ETA aún mataba. Aznar, en concreto, ordenó acercar a 190. 105 de ellos en 1999, justo cuando negociaba con ETA. Hace falta tener poco pudor.

Feijóo y el Partido Popular han denunciado, como hacen sistemáticamente, que el Gobierno no ha negociado la reforma educativa con nadie. Es una falsedad que se repite siempre idéntica: como el PP no puede votar a favor de las iniciativas del PSOE, para que no parezca que los socialistas aciertan en algo, entonces se les culpa a ellos de decisiones supuestamente unilaterales e impuestas. Ya quisieran los socialistas poder hacerlo, pero lo cierto es que, por el contrario, se ven obligados a negociarlo todo por la sencilla razón de que no tienen mayoría parlamentaria suficiente. En este caso, el de la nueva ley educativa, han acordado con Unidas Podemos, con el PNV, con Esquerra, con Más País, con Compromís y con Nueva Canarias. 

Para rematar los infundios con uno de los grandes éxitos populares, Feijóo afirma que “el Gobierno de España ha decidido que en la educación catalana solamente se pueda aprender en una lengua”. El PP sabe, y Feijóo más aún, porque ha presidido una, que las comunidades tienen competencias para definir el uso de las lenguas cooficiales. También sabe que la nueva ley amplía el uso del castellano en la escuela catalana

En la política se juega siempre con un peculiar concepto de la verdad. Por definición, la política admite distintas definiciones de los hechos. Para eso está y por eso es distinta la política de las matemáticas, la física o la religión: está para decidir a partir de visiones alternativas de los asuntos públicos. Por eso en la política importa no solo lo que es veraz, sino también lo que es verosímil. Sin embargo, una moral impecable, como la que deberíamos exigir a nuestros representantes, debe estar sujeta también a la verdad. En esto los líderes del PP, desde Fraga hasta Feijóo, han cambiado muy poco en los 30 años que este humilde observador lleva mirando: fueron todos ellos, como lo es Feijóo, poco escrupulosos con la verdad.

Es más serio y menos excéntrico Feijóo que Casado, y más estable y solvente, pero el número de sus imprecisiones, falacias y mentiras a propósito de las iniciativas del Gobierno socialista es incluso mayor ahora que antes. Asistimos con vergüenza a la campaña de acoso, por ejemplo, a propósito del acercamiento de presos etarras. Feijóo y los suyos tratan de identificar a Sánchez como un amigo de terroristas, un gobernante entregado a los separatistas, un traidor sin matices, porque el Ministerio del Interior permite que algunos presos puedan cumplir su pena más cerca de sus familias. Es sabido que Aznar y Rajoy acercaron cientos de presos, cuando ETA aún mataba, pero eso para el PP actual eran “otras circunstancias”. Aznar, en concreto, ordenó acercar a 190. 105 de ellos en 1999, justo cuando negociaba con ETA. Hace falta tener poco pudor. 

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