Cada vez resulta más difícil encontrar alguna noticia que brille en el universo superpoblado y contaminado de la información y, quizás por eso, por el reto que supone, da más gusto ponerse a buscar. ¿Saben lo de la joya botánica ibérica que ha sido "reencontrada" en el Parque Natural Sierra Morena de Sevilla? Su denominación científica es Gyrocaryum oppositifolium Valdés, pero su nombre popular es mucho más sugerente, Nomevés.
Y, efectivamente, no la ves con facilidad, es muy pequeña y de floración breve. Se trata de un fósil viviente –una especie muy antigua que sobrevive dentro de su género–, ya ha cumplido más de 25.000 años y es el más valioso de la flora española.
En Andalucía, donde fue descubierta en 1982 por el científico que la mostró al mundo y le dio el apellido, Benito Valdés, le habían perdido la pista hace 42 años, y en el catálogo andaluz de flora amenazada consta como "especie en peligro de extinción". Pero esta primavera, mira tú por dónde, Nomevés ha vuelto a ser vista.
Leo en El País que Rosario Velasco, la bióloga botánica que ha dado con el tesoro, llevaba desde 2001 buscando y buscando, al principio con mucha esperanza y últimamente, con poca convicción. Pero recién estrenado el mes de abril, en una de las expediciones campestres, sus ojos se detuvieron en la pequeña belleza y supo que era ella. Velasco empezó a contar ejemplares en la zona, primero llegó hasta diez y al final fueron más de cien. Maravilla.
El 'Nomevés' es un fósil viviente –una especie muy antigua que sobrevive dentro de su género–, ya ha cumplido más de 25.000 años y es el más valioso de la flora española
Fíjense, mientras el mundo tiembla pendiente de una rueda de prensa de Putin, de una conversación entre Trump y Xi Jinping o de una chimenea que desprende humo de dos colores, de la naturaleza brotan grandes noticias que pasan inadvertidas para las grandes audiencias, esas que nos matamos por conquistar. Afortunadamente, hay otros ojos, los que siempre saben mirar fuera de la caja…
Recuerdo la primera vez que llevé a mi novio a buscar níscalos. Yo tenía gran experiencia en la materia porque era uno de los rituales familiares campestres que más había compartido con mis padres, pero él, que nunca lo había vivido, estaba frustrado; mientras yo iba llenando la cesta, él no veía ni un solo ejemplar.
Le dije que tuviera paciencia, que siguiera buscando, en algún momento vería el primero y entonces: "Ya tendrás hecho el ojo para encontrarlos". Eso es lo que me había enseñado papá, funcionaba con los níscalos y también con los lupios, unos espárragos silvestres tan finos que se enredan en otras plantas y no hay quien los encuentre, hasta que logras afinar la mirada. Y así fue, el niscalero en prácticas primero vio uno y al final fueron más de una docena los que metió en la cesta.
El hallazgo de este bellísimo fósil viviente –los científicos no se ponen de acuerdo en que su reaparición tenga una relación directa con las lluvias copiosas– es una gran noticia para los amantes de la naturaleza, pero es además otra de esas metáforas vitales que tanto me gusta coleccionar. A veces, lo verdaderamente valioso no logramos verlo, pero ahí está, solo hay que seguir buscando y no desfallecer, hasta que "se nos haga el ojo" y logremos distinguirlo entre tanta maleza. Por cierto, al parecer Nomevés es familia de esa otra planta que se llama No me olvides. No me digan que no es bonito…
Cada vez resulta más difícil encontrar alguna noticia que brille en el universo superpoblado y contaminado de la información y, quizás por eso, por el reto que supone, da más gusto ponerse a buscar. ¿Saben lo de la joya botánica ibérica que ha sido "reencontrada" en el Parque Natural Sierra Morena de Sevilla? Su denominación científica es Gyrocaryum oppositifolium Valdés, pero su nombre popular es mucho más sugerente, Nomevés.