Nos quieren volver a engañar
Mal empezamos. Lo trascendente del embrollo dialéctico en el que Feijóo y el PP pretenden meternos tiene dos posibles explicaciones. Por un lado, cabría una interpretación humana comprensible. No quieren aparecer públicamente como fracasados en su objetivo de derrotar al sanchismo. Pensemos en que, de no hacer toda esta representación circense, Feijóo no tendría ninguna actividad este verano. Nada tiene que decir en el actual panorama. De él no va a depender lo que vaya a ocurrir en las próximas semanas. Podría ser humillante que se visualizara tan claramente.
El peligro es el de volver a jugar sucio, como ya hizo la derecha al comienzo de la anterior legislatura. El PP pretende extender la idea falsa de que, como ganador de las elecciones, le corresponde gobernar legítimamente. Si eso fuera cierto, que no lo es, otro candidato que le arrebatara el gobierno lo haría de forma ilegítima. Y de nuevo volveríamos años atrás a la idea de que Pedro Sánchez preside un gobierno ilegitimo. Ese parece ser el plan. Lo indiscutible es que la única legitimidad para gobernar la tiene el candidato que consiga una mayoría parlamentaria que lo invista.
Fracaso electoral
Tras el inesperado desenlace electoral, ni Feijóo, ni el Partido Popular han podido digerir su fracaso. Hay que reconocer que han estado a punto de conseguir una victoria histórica. Todos sus encuestadores y los medios afines visualizaban ya a Alberto Núñez Feijóo como nuevo presidente del Gobierno. Y, seguramente, él mismo también. Su órdago frente al sanchismo parecía más que garantizado. Sin embargo, todo se vino abajo por apenas cuatro o cinco escaños.
El impacto en los dirigentes populares parece haber sido especialmente traumático. Hasta ahí, todo comprensible. Lo inimaginable es que, en lugar de asumir el resultado, han acabado, una vez más, por intentar crear una realidad paralela en la que se supone que han ganado las elecciones y, por tanto, les corresponde gobernar. Este discurso lo asumen sus principales dirigentes y los medios de comunicación más entregados a la causa. La consigna es clara: Núñez Feijóo es el ganador y Pedro Sánchez es el perdedor. ¡Ahí queda eso!
Otra mentira
El Partido Popular de Feijóo ha decidido refugiarse una vez más en su territorio favorito, la mentira. Resulta patológica esta tendencia natural a entender que todo aquello que sirva para defender sus postulados puede presentarse como un hecho cierto, aunque su exposición vaya en contra del sentido común. Llama especialmente la atención que el PP no haya reflexionado respecto al motivo de su falta de apoyo mayoritario en las urnas.
Tras una campaña cimentada en el uso de la mentira como principal arma de confrontación, no han recapacitado en que quizá buena parte de la falta de apoyo de los ciudadanos haya sido, precisamente, el descubrimiento de sus malas artes en el ejercicio de la política. La etiqueta de mentirosos les ha quedado expuesta públicamente de forma notoria. Los ciudadanos no parece que aprecien esa característica como virtud. Sin embargo, en el PP han tomado la decisión de continuar como si nada hubiera ocurrido y combaten su razonable decepción con nuevas falsedades.
Investidura imposible
Núñez Feijóo y el Partido Popular no van a gobernar porque no tienen una mayoría parlamentaria que les permita hacerlo. Cuando se escucha a los líderes populares celebrar su supuesta victoria electoral, con evidente gesto malhumorado, dan ganas de animarlos a que, en lugar de perder el tiempo en abrir polémicas o desacreditar a sus oponentes políticos, vayan a la investidura de una vez.
El Partido Popular de Feijóo ha decidido refugiarse una vez más en su territorio favorito, la mentira
Cuando en el Congreso de los Diputados sea rechazada su candidatura quizá entiendan que algo falla en su explicación de lo sucedido. Aunque sea con cierto retraso, quizá lleguen a aceptar que no pueden hacer efectiva una supuesta victoria por el mero hecho de que ellos la autoproclamen. Feijóo no será investido presidente del Gobierno porque democráticamente los españoles hemos optado que no lo sea.
Ilusión de verdad
Al PP no le corresponde gobernar porque no tiene la mayoría parlamentaria para poder hacerlo según la ley. Lo saben, especialmente, los líderes populares que defienden que debe gobernar la lista más votada, sin mostrar en su rostro el más mínimo rubor. Hemos visto estos días a Moreno Bonilla y a Díaz Ayuso defenderlo. Los dos llegaron a presidir Andalucía y Madrid por primera vez tras reunir una mayoría alternativa que superaba a la lista del PSOE, que era la más votada. Lo mismo ocurre en el caso de Feijóo, que acaba de autorizar, de forma absolutamente acorde a la ley, los pactos en Extremadura o en Canarias para gobernar, al conformar una mayoría que superaba a la lista del PSOE, que era la más votada.
Dice Feijóo que el partido ganador en las elecciones generales es el que debe formar gobierno. Una vez más aparece la falacia en el lenguaje del PP. Es decir, mentir mediante la apariencia de decir una verdad. En este caso, nos encontramos ante el recurso conocido como la Ilusión de verdad. Afirma el PP que, al haber sido la suya la lista más votada, le corresponde gobernar, tal y como ha ocurrido siempre desde 1977 en España. El problema es que la Ilusión de verdad que nos intentan vender se apoya en que tendemos a creer como ciertos los hechos que conocemos, que hemos visto antes, con los que más familiarizados estamos. Estos hechos pueden tener una alta probabilidad de ser ciertos, pero, como en este caso, pueden ser falsos. Todos los presidentes fueron investidos por tener una mayoría parlamentaria que les apoyó, no por haber sido la lista más votada en las elecciones.
Conclusión irrelevante
Lo que pretende vender Feijóo es un truco barato de timador de cuarta categoría. Su pobre formulación se denomina en los estudios de lógica una conclusión irrelevante. Se trata de algo tan simple como el intento de defender una posición en la que no se lleva razón, mediante la exposición de otro argumento, que no tiene nada que ver, pero en el que sí que recae la fuerza de la razón. En este caso, el PP nos explica que ha sido la lista más votada. Es decir, ha ganado las elecciones. Por tanto, si ha ganado las elecciones, le corresponde legítimamente gobernar.
El argumento suena bien, pero no tiene que ver el planteamiento con la conclusión. Llevar razón en algo no implica llevar razón en algo distinto. El PP ha sido la lista más votada. Pero en nuestro sistema parlamentario sale investido presidente del gobierno el candidato que tenga mayor apoyo en el Congreso de los Diputados. En resumen, a Feijóo hay que trasladarle dos misivas. El reconocimiento de ser la lista más votada y la comunicación de que con sus 137 diputados no tiene una mayoría suficiente para gobernar. Ni siquiera, aunque le sume el apoyo de los 33 escaños de Vox. Mala suerte.
Lo más...
Leído- 1
- 2
-
De Pelicot a La Manada o cómo la justicia "humilla" a las víctimas de violencia sexual
Sabela Rodríguez Álvarez -
Edmundo González niega que fuera coaccionado en la Embajada española y desmonta la estrategia del PP
infoLibre -
Sin sudar en clase gracias a los turistas: Collboni explica su plan de climatización de las aulas
Pablo Mortera Franco