Entre la autonomía estratégica y el refuerzo de la OTAN: la encrucijada europea

Las guerras en el Este de Europa y en Oriente Medio y el temor a una escalada en alguno de los dos escenarios ha hecho que, durante los últimos meses, se hayan acompañado los avances en el desarrollo de la Europa de la Defensa con algunas declaraciones un tanto incendiarias por parte de distintos líderes europeos. Todos ellos apuntan a que, si bien la guerra no es inminente, no es algo que sea imposible en el medio plazo y que, por tanto, hay que estar preparados para esa eventualidad.

Y, sin embargo, la necesidad de la puesta en marcha de la Europa de la Defensa no es algo nuevo. Desde la Cumbre de Gales de 2014, tras la anexión de Crimea, los Estados miembros de la OTAN que, a su vez, también lo son de la UE, se vieron impelidos por el entonces presidente Obama a incrementar su gasto en el ámbito de la seguridad y la defensa hasta alcanzar el 2% del PIB con el horizonte de 2024. Fue en torno a esas fechas cuando comenzó un intenso debate en el seno de la UE sobre la necesidad de incrementar las capacidades militares europeas sobre la base del refuerzo de una base industrial muy debilitada. En 2016 se publicó la Estrategia Global de la UE acompañada por dos instrumentos, el Fondo Europeo de Defensa y la creación de una Dirección General de Industria de Defensa y del Espacio. Sin embargo, en aquel momento, de hecho, se hablaba de un invierno de la defensa, donde se estaba más cerca de la reducción de la financiación para capacidades militares que una mayor integración europea de las mismas.

Las cosas han cambiado de manera sustantiva, pero los planes ya estaban en marcha. La guerra en Ucrania fue el pistoletazo de salida para la reactivación de esos planes. Entre 2022 y 2023 se pasó en la UE de un gasto de 240.000M€ a 280.000M€, y está previsto que en 2024 se alcancen los 350.000M€. La idea expuesta por Von der Leyen es la de la consolidación de una base industrial y así ha quedado reflejado en la Estrategia Industrial Europea de Defensa. La idea es contar con un fondo blindado y sin techo de gasto que lo acompañe que permita avanzar hacia una autonomía estratégica europea en el ámbito militar. 

EEUU quiere que los países europeos sigan dependiendo de sus capacidades militares y tecnológicas, pero dentro del marco OTAN. Y esto se plantea mientras desde Bruselas se ve con temor la llegada la llegada de Trump a la Casa Blanca en noviembre

En paralelo, en el marco OTAN, también se ha propuesto la creación de un fondo permanente a cinco años de 100.000M€ donde todos los Estados deberían aportar en relación con su PIB. Ya no estamos pues ante el 2%, sino ante algo más. La idea detrás de esta propuesta tiene que ver con aumentar la aportación europea sobre la norteamericana, nada se dice del aumento de capacidad política que tendrían los europeos en el caso de que esto sucediera.

Así, por un lado, la UE quiere apostar por avanzar hacia una mayor autonomía militar que le permita reforzar su capacidad industrial, pero por otro lado, se urge a los Estados miembros a tomar una decisión sobre el aumento del gasto de defensa en el marco OTAN. Es curioso que la segunda haya llegado poco después de la presentación de la estrategia europea. Curioso porque eso es precisamente la posición por la que apuesta EEUU. La de un incremento del gasto en materia de defensa por parte de los europeos que les permita centrarse en el eje Asia-Pacífico. Que se ocupen los europeos de sus cosas y paguen por su seguridad dicen en Washington. Y esto no estaría del todo mal, si no fuera, porque los plazos que han dado en esta ocasión son demasiado apurados. No habría tiempo para arrancar con el nuevo programa industrial de manera coordinada entre los Estados. Y esto significa que, de aprobarse este fondo, las compras de armamento y munición que ese realizarán a través de este serían casi con toda probabilidad realizadas en el mercado de armamento norteamericano.

Y todo esto no es ajeno a EEUU, al que no le conviene una mayor autonomía militar europea, ya en 2014 un informe de Rand Corporation planteó que “los compromisos de seguridad tienen unos efectos positivos en el comercio de EEUU”. Así EEUU quiere que los países europeos sigan dependiendo de sus capacidades militares y tecnológicas, pero dentro del marco OTAN. Y esto se plantea mientras desde Bruselas se ve con temor la llegada la llegada de Trump a la Casa Blanca en noviembre. 

Sin duda, la UE se encuentra ante una encrucijada complicada, pero que se tendrá que dirimir durante los próximos meses. Habrá que elegir entre la inmediatez azuzada por los discursos más incendiarios y la calma y la paciencia para poner en marcha la industria europea. La decisión que adopte la UE también será determinante en Ucrania.

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